Esta mañana he leido una noticia superpeuqeña en un periódico que decía así:
http://www.adn.es/pdf/ADN-2008-03-04-MAD.pdfVIENA. Un tribunal austriaco
excluyó ayer auna mujermusulmana
de su juicio por negarse
a quitarse el niqab, un
velo que cubre todo el rostro.
Según el juez, la mujer, acusada
de colgar en la red un vídeo
con amenazas y de tener
vínculos conAlQaeda, no podía
ser juzgada sin que el jurado
le viera la cara.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/EXPULSADA/LLEVAR/NIQAB/elpepuint/20080304elpepiint_11/TesLuego me he preocupado pro saber más y te das cuenta que las cosas no son como nos cuentan. Tanto resumen que se quedan en la anécdota y no cuentan la realidad. Parecía que no iba a ser juzgada y la verdad es otra distinta:
EL juez prohíbe el burka en la sala03.03.2008, Manfred Seeh (Die Presse)
http://diepresse.com/home/panorama/oesterreich/367188/index.do?_vl_backlink=/home/index.doJuicio por terrorismo: la acusada de 21 años aparece completamente cubierta en la sala. Esta creyente radical islámica se niega a mostrar su rostro y es expulsada por la Sala.Viena. La acusada está vestida de negro de arriba a bajo. Protegida por tres funcionarias de Justicia espera la aparición del tribunal. Cuando la joven se sienta y el burka no toca ya el suelo uno descubre un par de centímetros de sus vaqueros y unas deportivas. “No puedo mostrar mi cara a hombres desconocidos”, dice Mona S. al juez cuando éste aparece y le pide que se quite el velo. Ella se niega. El juez no le consiente “la momificación” y expulsa a la joven tras un duro enfrentamiento verbal en la Sala.
La escena con la que comienza el caso por terrorismo planeado para varios días en el juzgado de lo penal territorial de Viena no podría haber sido más dramático. Primero el presidente del Jurado dirige al ministerio de Justicia esta sentencia: “¿quién es la momia?” Pausa. “¿es acaso la acusada número 2?” Las funcionarias que la vigilan asienten con la cabeza.
A propósito de la acusada número 2: el acusado número 1 responde al nombre de Mohamed M (22 años). Según la ley islámica él es el cónyuge de Mona S. Se le acusa de pertenecer a una organización terrorista por hacer apología del terrorismo en nombre del Islam por internet. Mona S. debió haber actuado como traductora. Ambos acusados han nacido en Viena, ninguno reconoce su culpabilidad, ambos se escudan en los preceptos coránicos.
Mona S.: “muchos hombres desconocidos”De vuelta al inicio del proceso, una vez que Mona S. fue identificada, el juez dice: “Ud. no puede permanecer en un juicio cubierta así.” La credibilidad de los acusados sólo puede ser juzgada, cuando se puede ver su rostro. Además: “en un país libre esta vestimenta se consideraría irrespetuosa.”
Con una voz débil y femenina la acusada aduce algo a penas audible sobre “Dios” y sobre “la libertad religiosa”. Ante esto el juez, con una experiencia judicial de años, espeta aún más claramente: “Austria no es una teocracia. Aunque quizás Ud. lo desee…” Y “Aquí no se permite ningún tipo de prescripción para llevar los procesos judiciales. La libertad religiosa no quiere decir que se puedan contradecir los principios del ordenamiento jurídico.” – “ yo no quiero ofender a nadie” responde la acusada. Y sigue: “El Profeta explica en el Corán que no puedo mostrar mi rostro a hombres desconocidos.”
El juez se enzarza seguidamente con las insostenibles razones alegadas por la joven que fue desautorizada, incluso esgrimió los cinco pilares del Islam (creer en Dios, rezo etc.) y le aprieta las tuercas cada vez más: “le exijo que se quite el velo. Le doy cinco minutos para que se lo piense.”
El tribunal se retira y pasan cinco minutos. Entonces el juez dice: “Le vuelvo a preguntar…” y Mona S.: “Aquí hay muchos hombres desconocidos. No puedo enseñarles la cara. Soy musulmana.” Entonces Gertberger hace un gesto como de punto y final. Decide que Muna S. emn virtud del artículo 234 del código de procesamiento penal sea apartada del proceso. Según ese artículo los acusados pueden ser retirados de la sala cuando se comportan de forma indecorosa.
Mona S. se pone en pie y pregunta si se puede despedir de su esposo, le abraza y se oye cómo solloza. Seguidamente es esposada y dirigida al exterior de la sala. En el caso de que acceda a quitarse el velo podrá volver a la misma. El defensor de ambos acusados, Lennart Binder, protesta enérgicamente diciendo que el tribunal estaba condicionado y que el proceso era nulo. “Ella tiene el derecho a defenderse.”
“La defensa es una obligación musulmana”Finalmente Mohamed M. es interrogado. El clima de la conversación es tenso. El detenido dice constantemente al juez: “no me deja Ud. hablar.” Y por respuesta: “Es que Ud. no me contesta a las preguntas.”
En concreto se habla sobre un video de amenaza que se puso en circulación en la red en marzo del año pasado. En él se amenaza a los gobiernos federales tanto de Austria como de Alemania por el envío de soldados a Afganistán. M. declara con cierta grandilocuencia que “cuando el enemigo de la tierra islámica ataca aunque sea un solo palmo de esa tierra es una obligación la defensa.” El video no lo habría realizado él. Tan sólo habría elaborado y resaltado algunos pasajes, según él comprometedores, del texto y se los habría enviado a un desconocido todo vía Internet. El no sabía que se haría un video.
En relación con su actividad en laplataforma de Internet “Frente Mediático Global Islámico” resaltó el bachiller en paro de origen egipcio: “el FMGI no es una organización terrorista”. M. aclara además que los miembros del FMGI sólo se conocían por sus psudónimos. “¿Cómo podría yo así enviar a nadie a un ataque terrorista?”. El miércoles continúa la vista.
Richter verbietet Burka im Gerichtssaal
03.03.2008 | 18:10 | MANFRED SEEH (Die Presse)
Terror-Prozess: Eine 21-jährige Angeklagte erscheint voll verschleiert im Gerichtssaal. Die streng gläubige Muslimin weigert sich, ihr Gesicht zu zeigen – und wird des Saales verwiesen.
WIEN. Die Angeklagte ist von oben bis unten schwarz verschleiert. Abgeschirmt von drei Justizwachebeamtinnen wartet sie auf das Erscheinen des Richtersenats. Wenn die junge Frau sitzt und ihre Burka nicht mehr ganz den Boden berührt, entdeckt man ein paar Zentimeter ihrer Jeans und Sportschuhe. „Ich darf mein Gesicht fremden Männern nicht zeigen“, sagt Mona S., als der Richter erscheint und sie auffordert, den Schleier abzunehmen. Sie weigert sich. Der Richter duldet die „Vermummung“ nicht und verweist die 21-jährige nach zähem verbalem Ringen des Saales.
Die Szene zum Auftakt des für mehrere Tage anberaumten Terror-Prozesses im Straflandesgericht Wien hätte dramatischer nicht sein können. Zuerst wendet sich der Vorsitzende des Geschworenen-Senats, Richter Norbert Gerstberger, demonstrativ an die Justizwache: „Wer ist die vermummte Person?“ Pause. „Ist das die ,Zweitangeklagte‘?“ Kopfnicken bei den Wachebeamtinnen.
Apropos „Zweitangeklagte“: Als „Erstangeklagter“ hat sich Mohamed M. (22) zu verantworten. Nach islamischem Recht ist er der Ehemann von Mona S. Ihm wird vorgeworfen, sich an einer terroristischen Vereinigung beteiligt zu haben, indem er im Internet zu Terroranschlägen im Namen des Islam aufrief. Mona S. soll als Übersetzerin fungiert haben. Beide Angeklagte sind in Wien geboren, beide bekennen sich nicht schuldig, beide berufen sich auf die Vorschriften des Koran.
Mona S.: „Viele fremde Männer“
Zurück zum Beginn der Verhandlung: Nachdem Mona S. als identifiziert gilt, sagt der Richter: „Sie dürfen in einem Gerichtssaal nicht vermummt sein.“ Die Glaubwürdigkeit von Angeklagten könne man nur beurteilen, wenn man deren Gesichter sehen könne. Außerdem: „In einem freien Land wird die Vermummung als unhöflich empfunden.“
Mit schwacher, mädchenhafter Stimme sagt die Angeklagte kaum hörbar etwas von „Gott“ und von „Religionsfreiheit“. Darauf wird der (mit langjähriger Gerichtserfahrung ausgestattete) Richter noch deutlicher: „Österreich ist kein Gottesstaat. Aber vielleicht wünschen Sie sich das...“ Und: „Wir lassen uns nicht vorschreiben, wie wir unsere Prozesse führen sollen. Religionsfreiheit heißt nicht, dass man den Prinzipien der Rechtsordnung widerstreitet.“ – „Ich will niemanden beleidigen“, haucht die Angeklagte. Weiter: „Der Prophet hat den Koran erklärt, ich darf mein Gesicht fremden Männern nicht zeigen.“
Der Richter lässt sich zunächst auf die zaghaft vorgetragenen Einwände der überfordert wirkenden jungen Frau ein, geht sogar auf die „fünf Säulen“ des Islam (Glaube an Gott, Gebet etc.) ein, zieht aber die Schraube immer weiter an: „Ich fordere Sie auf, den Schleier abzunehmen. Ich gebe Ihnen fünf Minuten Bedenkzeit.“
Der Senat zieht sich zurück, fünf Minuten vergehen. Dann der Richter: „Ich frage Sie noch einmal ...“ Mona S.: „Hier sind so viele fremde Männer. Ich kann mein Gesicht nicht herzeigen. Ich bin Moslem.“ Nun zieht Gerstberger einen Schlussstrich. Er schließt Mona S. gemäß § 234 der Strafprozessordnung von der Verhandlung aus. Demnach können Angeklagte aus dem Saal „entfernt“ werden, wenn sie sich „ungeziemend“ benehmen.
Mona S. steht auf, fragt, ob sie sich von ihrem Mann verabschieden darf, umarmt diesen, man hört, dass sie weint. Dann wird sie mit Handschellen gefesselt und nach draußen geführt. Sollte S. den Schleier doch abnehmen, darf sie wieder in den Saal. Der Verteidiger der beiden, Lennart Binder, protestiert heftig: Das Gericht sei befangen, der Prozess nichtig. Binder: „Ihr wird das Recht genommen, sich zu verteidigen.“
„Verteidigung ist Moslempflicht“
Schließlich wird Mohamed M. einvernommen. Das Gesprächsklima ist gespannt. Immer wieder sagt der U-Häftling zum Richter: „Sie lassen mich nicht ausreden.“ Und bekommt zu hören: „Sie beantworten meine Fragen nicht.“
Konkret geht es um ein Drohvideo, das im März des Vorjahres via Internet in Umlauf gebracht wurde. Darin wird sowohl die österreichische als auch die deutsche Bundesregierung wegen der Entsendung von Soldaten nach Afghanistan bedroht. M. erklärt weitschweifig: „Wenn der Feind islamischen Boden auch nur eine Handbreit angreift, ist es Pflicht sich zu verteidigen.“ Das Video will er aber nicht produziert haben. Er habe lediglich via Internet bereits fertige, seiner Ansicht nach heikle Textpassagen markiert und den markierten Text wieder an unbekannte Internet-User retourniert. Er habe nicht gewusst, dass ein Video hergestellt werde.
Zu seinen Aktivitäten bei der Internet-Platform „Globale Islamische Medienfront“ (GIMF) merkt der zuletzt beschäftigungslose Maturant ägyptischer Abstammung an: Die GIMF sei keine Terrororganisation. M. verweist darauf, dass GIMF-Mitglieder nur unter Pseudonymen bekannt seien – „Wie kann ich so jemanden zu einem Terroranschlag schicken?“ Fortsetzung am Mittwoch.