En efecto, como Mendoza (Mendioz) y otros tantos apellidos que provienen del norte de Burgos y Álava, territorios fronterizos donde ambas lenguas convivieron. Apunto al respecto que el vascuence se hablaba hasta el siglo V en algunos lugares del norte de Castilla como el Valle de Mena, sin embargo, lo que no está claro es la vía de entrada de esta lengua en las actuales provincias vascas y otros territorios limítrofes como los del norte de Castilla. Las antiguas teorías "el famoso saltum", sostenían que fue la expansión de los vascones la que trajo el vascuence a estos territorios. Hoy, empero, esto ya no lo sostiene casi nadie (ni tan siquiera los historiadores nacionalistas) y más bien se afirma que la lengua usada por caristios, várdulos y autrigones pueblos de origen indoeuropeo, por tanto, diferente del de los vascones (que tp está nada claro pero que algunos historiadores emparentan con el de los íberos africanos) proviene de su contacto con los territorios aquitanos durante el periodo de descomposición del Imperio Romano hasta la entrada de los Visigodos, pues aquellos lugares formaron parte del Ducado de Vasconia. Las últimas investigaciones arqueológicas parecen indicar una expansión francoaquitana en Guipuzcoa, Álava y Vizcaya a partir del siglo VI, lo que se contradice con las propuestas historiográficas que se basan en una continuidad de la cultura vasca desde la protohistoria hasta los inicios de la Edad Media. La relación con los francos merovingios se explicaría a través del Ducado de Vasconia. Nótese por último que los vascos nacionalistas ya no usan el términos Euscadi sino el de Euscalerría para identificarse con los navarros pues no puede sostenerse que vizcaínos, guipuzcoanos y alaveses compartan un origen común con los antiguos navarros, salvo, claro está, en lo que respecta a su lengua.
Y este rollo, ¿por qué?, la respuesta es sencilla para explicar que la existencia de topónimos y apellidos de origen vasco en Castilla se debe a los contactos culturales que entre estos dos pueblos han existido a través de la historia. Por supuesto, en las zonas fronterizas este contacto fue mucho mayor y recíproco, de ahí las huellas que ambas lenguas han dejado en nombres de localidades etcétera Pero una cosa es esta y otra muy distinta querer establecer una vinculación entre lo castellano y lo vasco como algunos han pretendido que va más allá de lo transfronterizo. El origen de la cultura castellana es muy complejo pues la génesis de nuestra cultura responde a un mestizaje de diversos pueblos indoeuropeos latinizados que van absorviendo a otras etnias y grupos culturales en su proceso de conquista hacia el sur. Además, en Castilla, precisamente por el proceso repoblador, confluyen gentes de muy diversa procedencia vascos, gallegos, asturianos, navarros, mozárabes y, por supuesto, castellanos viejos, gentes que se fusionan entre sí castellanizándose pero a su vez aportando a nuestra cultura común su granito de arena. En definitiva, que la presencia de elementos vascos en algunos lugares de Castilla no tiene más trascendencia que la referida y, desde luego, ni quita ni pone al hecho incuestionable que Carranza y Sopuerta son territorios culturalmente castellanos y, por tanto, susceptibles de reintegrarse en nuestra tierra.