La cuestión es: ¿se tiene en cuenta el aporte de recursos como el agua o la electricidad a la hora de calcular los fondos de compensación territorial? Pues he de confesar que no lo sé, pero que me da que no. El agua y la electricidad son recursos de primerísima necesidad sin los que no habría turismo, industria ni tomates en muchas partes de España. Y se ceden incluso a costa de hipotecar el desarrollo nuestro. ¿Se tiene en consideración eso?
No es eso solo. El agua y la energía (llámese electricidad) son la base de todo. Se necesitan para casi cualquier cosa. Y mientras ha habido energía casi regalada (a base de petróleo barato) nos hemos permitido hacer lo que nos ha dado la gana, contra leyes naturales ineludibles, como puede ser construir megaciudades y ultradesarrollar donde no hay ni agua ni energía suficientes.
Ahora que el petróleo empieza a estar caro, resulta que comenzamos a ver al "coco". Es hora de reflexionar y que en la opinión pública cale que el ir contra natura no es gratis.
Voy a poner un ejemplo cercano, a pequeña escala para que todo el mundo lo entienda:
La Alcarria: un territorio donde altos páramos a una altitud de mil metros se intercalan con valles profundos, por donde circulan los ríos. Todos los pueblos importantes de La Alcarria se construyeron en estos valles, donde:
1. Hay agua naturalmente, y se pueden abastecer la población naturalmente, para beber, o para cultivar las huertas de tomates o lo que sea.
2. Se está naturalmente abrigado de los vientos gélidos de los páramos. En estos, o se cultivan cereales, o son montes de donde abastecerse de leña.
Aprovechamiento tradicional de toda la vida.
A continuación estamos en el siglo XXI y se construye el tren de Alta Velocidad (ejem, esto es otro tema, pero dejemos de lado estos temas, no es lo que me interesa de este ejemplo), y a unos empresarios se les ocurre montar una nueva megaciudad en medio de un páramo, para aprovechar la estación del AVE y vender "viva en una nueva ciudad a 20 minutos de Madrid": la famosa "Valdeluz" . A continuación viene el problema:
1. Busca un lugar de donde abastecer a la nueva ciudad.
2. Coge el agua de donde esté, probablemente lejos, y aparte de dejar sin agua ese lugar, gasta energía en transportarla unos cuantos cientos de metros a lo alto del páramo.
3. Abastece a ese ciudad de energía, que por donde está va a gastar bastante, pero que bastante más de lo que lo haría en un valle resguardado de esos vientos y más bajo.
Todo eso, aparte de la barbaridad medioambiental, es dinero que se va, un lastre, ganancias que se pierden, tanto más como cueste obtener esa energía y esa agua.
Ahora no nos imaginemos solo una comarca, como La Alcarria. Multiplicad por la escala de este Estado.
Tremendas las barbaridades que se han hecho. Tremendas...
El tiempo pone las cosas en su sitio y, si bien no creo en los ecologistas que dicen que hay que volver a la Edad Media, sí que creo que hay cosas que, si queremos avanzar, tendremos que tener en cuenta como se ha hecho tradicionalmente siempre.
La energía no es gratis. Y el agua tampoco. Y en el 80% de la Península Ibérica menos aún.

