Bueno, en primer lugar voy a dar respuesta a la pregunta original: yo no soy cristiana. No es que no me lo considere, sino que no lo soy.
En segundo lugar, esa disertación sobre las religiones... bueno, es cierto que su origen está en la necesidad del hombre en dar explicación a aquellas cosas de que no era capaz. Hoy por hoy esas explicaciones existen y están de sobra fundadas como para tener que ampararse en el absurdo de la mitología. ¿O es que acaso aun hoy alguien (a parte de Mr. Bush) duda de la teoría de la evolución? Es sólo un ejemplo.
En lo relativo a la moral que imparten las religiones, sería un tema de largo debate. En la católica por ser la más cercana, a efectos prácticos, esa moral es papel mojado. Cuantas veces habremos visto a esas opulentas viudas de falangistas salir de misa como buenas debotas, y vover la cara a los mendigos. O asistir a la labor benéfica de Manos Unidas montadas en un Mercedes y llenas de joyones (lo he visto, conste) Es otro ejemplo entre miles. Predican unos estilos de vida que no comparten, y eso es hipócrita, no cristiano.
Y ya otra cosa radicalmente diferente es lo de la iglesia como institución. De hecho, hay muchos cristianos que tienen fe en su religión (su Dios, o en lo que sea) pero no en la Iglesia. Hemos llegado a un punto en el que, al discutir de religión, habría que separar entre la religión en sí, y la institución que la ampara. Los curas son, en el fondo, currelas (los proletarios de la iglesia) Los malignos son los altos cargos, los que manejan el dinero que tan extendida institución acumula. Porque aunque los curitas digan que la Iglesia no tiene dinero y necesita de las subenciones estatales, ¿habeis ido al museo del Vaticano? Ya no es el patrimonio artístico, es el dineral que cuesta la estrada (como para otras muchas cosas propiedad de esta "noble" institución)
Yo no soy católica, ni musulmana, ni judía, ni hindú. No pertenezco, ni creo en ninguna religión, pero respeto las creencias y necesidades de los demás. Aunque a mi parecer estén equivocados no soy nadie para poner en duda sus tradiciones...