Carrillo dio la orden de asesinar a un dirigente del PCERedacción | Publicado el 31 Agosto, 2009 |
Los de Paracuellos no fueron los únicos crÃmenes de Carrillo. Se van conociendo viejas historias que dibujan a la perfección el verdadero rostro de Carrillo. Reproducimos, por su indudable interés, este reportaje de R. Prieto en Faro de Vigo.
Hace apenas un año rescató del olvido la memoria de su padre. Pero no la que él habÃa tenido desde su asesinato en la comarca del Deza en abril de 1948, cuatro años después de haberle sido encomendada la reorganización del Partido Comunista en Galicia y el norte de Portugal. El primer descubrimiento lo llenó de satisfacción. Tras 60 años de busca, VÃctor GarcÃa encontró el lugar donde yacen los restos de su padre. Una placa sobre su tumba fue el homenaje que hace tres meses le rindieron sus familiares. El otro descubrimiento, aún no logró asimilarlo: “No murió por un tiro de la Guardia Civil. Fue Carrillo quien dio la orden de asesinarloâ€, acusa.
R. PRIETO “Por fin lo cazamos. Este canalla se nos resistÃa como una sanguijuela. Logramos cazarlo en la comarca de LalÃn. Desde allà (…) movÃa los hilos de ciertos grupos aventureros y descontrolados. Es un provocador que nos dio muchos disgustos y, aunque tarde, lo hemos eliminadoâ€. La carta fechada el 23 de abril de 1948 revela el final del metalúrgico asturiano VÃctor GarcÃa GarcÃa, alias El Brasileño, asesinado en la clandestinidad por sus compañeros del Partido Comunista. Los mismos que le habÃan encargado en 1942 reorganizar el PC en Galicia y el norte de Portugal. Un enlace del partido comunicó su muerte, pero no la autorÃa, a su mujer, afincada en Vigo con su hijo VÃctor, de 6 años. Fue éste quien hace un año se enteró de las circunstancias en las que habÃa sido ejecutado su padre. No fue en un tiroteo con la Guardia Civil, como él y su madre habÃan creÃdo. “El comité central del PC, asentado en Francia y comandado por Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo, decidió asesinarloâ€, acusa.
Medio sepultado por tierra y ramas y mordido por las alimañas, su cadáver fue encontrado al cabo de unos dÃas por un vecino en un bosque. TenÃa un disparo en la cabeza. VÃctor GarcÃa fue enterrado en el cementerio de la aldea de Moalde (Silleda), al pie de la iglesia.
Hasta hace un año, sólo algunos vecinos de la localidad pontevedresa e historiadores locales conocÃan el lugar donde yacÃan los restos del lÃder del PC en Galicia y quiénes habÃan dado la orden de ejecución. A más de 400 kilómetros, en la década de los cincuenta Asturias y años más tarde en el PaÃs Vasco, su mujer y su hijo velaban su cuerpo en silencio. Su sospecha no se confirmarÃa. VÃctor GarcÃa no habÃa sido paseado por el régimen de Franco.
Según investigaciones del alemán Hartmut Heine y de historiadores gallegos como Alberto Maceira o Lupe MartÃnez, el reorganizador del PC en Galicia y el norte de Portugal fue condenado por la propia organización comunista, acusado de “infiltrado†y de “estar en contacto con los servicios aliados en la red de evacuación de pilotos derribados en el frente europeo†y que, desde Francia, cruzaban por Galicia hacia Portugal.
Orden del Comité Central
Algunas fuentes señalan al guerrillero Marcelino RodrÃguez Fernández, Marrofer, como responsable del asesinato de GarcÃa y del de su lugarteniente, Teófilo Fernández. Las investigaciones dan por hecho que el nuevo comité regional del PC, en la que José Gómez Gayoso relevó a El Brasileño, estaba al tanto de la eliminación de ambos.
VÃctor descubrió hace menos de un año el lugar donde fue enterrado su padre y a quiénes dieron la orden “liquidarlo polÃtica y fÃsicamenteâ€. Su madre murió sin poder rescatar del olvido la historia. Desde hace tres meses, una lápida identifica la tumba que durante seis décadas buscó su hijo, VÃctor GarcÃa Fernández, ex jefe de CirugÃa del hospital de Cruces (Baracaldo) y profesor de PatologÃa Quirúrgica en el PaÃs Vasco. “Fue su único homenajeâ€, lamenta.
Una herida cicatrizó al encontrar el lugar dónde esos viejos huesos clamaban memoria y libertad. La otra nunca lo hará. “No fue asesinado en un tiroteo con la Guardia Civil, como siempre habÃamos creÃdo mi madre y yo, sino que el comité central del PC, asentado en Francia y comandado por Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo, juzgó que la labor realizada por mi padre al frente del partido en Galicia no coincidÃa con sus proyectos y decidieron asesinarlo. Y los asesinos enviados por el partido lo lograron en el año 1948″, relata VÃctor, afincado en Orión (Cantabria).
Nacido en la localidad asturiana de Muriello, VÃctor GarcÃa GarcÃa emigró de niño con sus padres y sus dos hermanos a Brasil. Durante su estancia en el paÃs que le dio el alias de El Brasileño estudió contabilidad y se afilió al Partido Comunista. En 1934, regresó a España y participó en la Revolución de Octubre. Su lucha lo llevó preso a la cárcel Modelo (Madrid) y al el penal de Dueso (Santoña). En la Guerra Civil, luchó en el Frente Norte como comisario de brigada en un batallón de las Brigadas Internacionales. Fue miembro del Comité Central del PC de Asturias y de la Internacional Socialista.
“Finalizada la guerra, no buscó la protección del exilio en La Habana, Moscú o ParÃs, como hizo Carrillo, sino que siguió en la lucha por los ideales perdidos y se incorporó a la clandestinidad. Se estableció en el norte de Portugal y Galicia reorganizando el PC, que habÃa sido desarbolado por el régimen. Contribuyó a crear una guerrilla con 947 luchadores en pos del restablecimiento de la República vencidaâ€, relata su hijo.
Reorganizar la guerrilla
Terminada la Guerra Civil, el primer Comité del PC en Galicia se estableció en las minas de Fontao, en el Deza, con el objetivo de reorganizar el partido a través de los militantes que eran trasladados de prisión a campos de trabajo. Según relata su hijo, la dirección del Partido Comunista lo envió a Galicia para organizar la guerrilla gallega y la del norte de Portugal. “La cuestión idiomática tuvo su importancia para que el partido lo enviase ahÃâ€, justifica VÃctor.
Según Maceira, VÃctor GarcÃa creó en 1942-1943 el Comité Regional del Partido Comunista, en las minas de Brea, en la localidad de Fontao. Fue el inicio de la reorganización guerrillera con sabotajes para conseguir financiación para el PC.
En junio 1944, GarcÃa trasladó el Comité Regional del Partido Comunista de Fontao a Vigo. Es entonces cuando su mujer y su hijo abandonan Sama de Langreo, en Asturias, y se asientan en “en una casita pequeña protegida por un bosque†en el barrio del Calvario, según recuerda VÃctor, que entonces tenÃa dos años.
Pero la dirección del PC lo destituye y le ordena unirse a los guerrilleros. La negativa de El Brasileño provoca su expulsión del PC. La represión interna de su propio partido, según Hartmut Heine, le lleva a esconderse en Bandeira (Pontevedra).
Aunque los guerrilleros de la comarca tenÃan orden del nuevo secretario del Comité Regional de PC en Galicia, José Gómez Gayoso, de acabar con la vida de El Brasileño, esperaron a la decisión del Comité Central. Y ésta no tardarÃa en llegar. En abril de 1948, VÃctor GarcÃa aparecÃa muerto de un tiro en la cabeza.

