Vamos a ver, Comunero Morado. Yo, como persona y ciudadano, mayor de edad, y proveniente de un pequeño pueblecito de Guadalajara de apenas 45 habitantes, donde mi familia y yo somos harto conocidos y queridos, te afirmo:
a) Que si me presentara por el PCAS en mi pueblo sacaría la alcaldía sin ninguna dificultad, pero sin despeinarme en absoluto, conozco a mi pueblo, conozco a mi gente, soy el "chico de la Rosa y José Manuel", y querido desde que nací por los pocos vecinos que somos, siempre he sido el único niño (y después joven) del pueblo.
b) Que no lo voy a hacer, porque no resido en mi pueblo y no podría atender las labores de una alcaldía, que aunque sea pequeña, requiere tiempo, y presencia, y no me es posible desplazarme a mi pueblo frecuentemente.
c) Que en caso de que algún día a lo largo de mi vida pudiera hacerlo, y llegara a obtener esa responsabilidad, y siempre que la colocación del pendón se ajuste a derecho y entre dentro de la Ley como ocurre ahora con este Estatuto (no vaya a ser que en el siguiente lo vayan a quitar) por supuesto que pondría un pendón carmesí en el balcón del ayuntamiento, de forma permanente. Y mandaría una nota a los medios, para que vengan a hacerle fotos, y todo.
¿Que qué se conseguiría? Un buen golpe mediático. Ah, sí, y que 45 vecinos vean todos los días una bandera roja con un castillo en el centro. Quizá viendo eso durante 4 años en el balcón de su ayuntamiento les suene familiar, y hasta lo lleguen a apreciar y a querer. Con eso me daba por satisfecho.
Y si yo soy un "buenista", otros son "catastrofistas", no digo más. Por supuesto que sacar concejal en la capital es una utopía. Eso lo reconozco sin ningún problema. Pero estaba hablando de forma hipotética, siquiera como un anhelo, como un sueño. Una vez más, siendo catastrofistas no vamos a ningún sitio. Hay que ilusionar a los castellanos.