ABC Martes, 21/08/2001
Autor: MADRID. A. Aguirre de Cárcer
La mortalidad por tumores es mayor cerca de instalaciones españolas de combustible nuclear La mortalidad por tumores sólidos en las localidades cercanas a instalaciones de combustible nuclear es un 5 por ciento mayor que en los núcleos urbanos más alejados de esas plantas. El número de fallecimientos por tumores de pulmón y riñón es un 12 y un 37 por ciento mayor, respectivamente, según un pionero estudio realizado por un equipo de epidemiólogos del Instituto de Salud Carlos III.
En el último número de la revista «Environmental Health Perspectives», que edita el Instituto Nacional de Ciencias Ambientales de la Salud de Estados Unidos, un equipo de científicos del Instituto Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad, detalla los resultados del primer estudio epidemiológico español que analiza la mortalidad por tumores sólidos en zonas próximas a instalaciones nucleares, tanto centrales de producción de energía como plantas de combustible nuclear.
En este trabajo dirigido por el investigador Gonzalo López-Abente se analizaron 12.245 muertes registradas entre 1975 y 1993 por once tipos de tumores sólidos en 283 localidades situadas en un radio de 30 kilómetros alrededor de las centrales nucleares de Zorita (Guadalajara), Garoña (Burgos), Vandellós (Tarragona) y Almaraz (Cáceres) y de las instalaciones con combustible nuclear de El Cabril (Córdoba), la fábrica de uranio de Andújar (Jaén), la planta de concentrados de uranio de La Haba (Badajoz) y la planta también de uranio de Saelices el Chico, cerca de Ciudad Rodrigo (Salamanca). Los resultados fueron comparados con los de mortalidad causada por esos mismos tumores, y durante idéntico periodo, en 275 localidades más lejanas de esas instalaciones, concretamente en un radio de 50 a 100 kilómetros.
El dato más relevante de este análisis es que la mortalidad originada por tumores sólidos es un 5 por ciento mayor en las zonas más cercanas a las cuatro instalaciones que manejaron combustible nuclear. Las tasas más elevadas se detectaron en cáncer de riñón y pulmón. La mortalidad por tumores de riñón era un 37 por ciento mayor en las localidades más próximas, mientras que la originada por tumores de pulmón era un 12 por ciento más elevada, según los cálculos de riesgo relativo obtenidos al comparar los datos de los dos grupos de población. Según explicó Gonzalo López-Abente a ABC, una de las hipótesis para explicar esta mayor tasa, que desde el «punto de vista epidemiológico resulta moderada», es la influencia de la intensa radiación natural y la explotación de minas de uranio en esos cuatro enclaves.
«Desde hace mucho tiempo se sabe que los mineros que trabajan en la extracción de uranio tienen más riesgo de padecer cáncer de pulmón. Y el riñón es el órgano diana de la toxicidad del uranio», precisa López-Abente. De esas cuatro instalaciones de combustible nuclear, tres de ellas están clausuradas. Sólo funciona El Cabril, que en realidad es un almacén de residuos radiactivos de baja actividad pero situado junto a una antigua mina de ese mineral. «Habría que hacer más estudios. Este es el primero que se realiza en España y ofrece datos preliminares de carácter exploratorio, por lo que se debe ser prudente en la interpretación de los resultados», añade. De hecho, no se observan grandes diferencias entre los periodos anteriores y posteriores a la puesta en marcha de las instalaciones. Además, la falta de datos sobre los niveles de exposición a radiactividad en todas las localidades impide saber hasta qué punto esas plantas de combustible nuclear inciden en la mortalidad por cáncer.
LEUCEMIAS Y MIELOMAS
Aunque el Consejo de Seguridad Natural dispone de información dosimétrica, es facilitada semestralmente de forma no adecuada para este tipo de estudios de complejo diseño. «En el futuro, nuestros resultados se podrán corregir con información dosimétrica y datos del mapa español de radiación natural. Si ahora repitiéramos nuestro trabajo podríamos obtener resultados diferentes», añade este investigador. Pese a estos problemas técnicos, este trabajo es riguroso, como prueba su publicación en una revista científica de prestigio con sistema de revisión por expertos anónimos e independientes.
Este mismo grupo publicó en 1999 el primer estudio de mortalidad por leucemias, linfomas y mielomas (todos tumores no sólidos) en zonas próximas a instalaciones nucleares. Esa investigación, realizada con un diseño idéntico, detectó mayor riesgo de mortalidad por leucemia en un radio de 30 kilómetros alrededor de las instalaciones de uranio de Andújar y de Ciudad Rodrigo. También se halló una mayor tasa de mortalidad por mieloma múltiple junto a Zorita.