Esos países podrán ser todo lo avanzado que tu quieras, pero el hecho de que siga habiendo monarquía es antidemocrático. En una democracia nadie es más que nadie. Y el hecho de votar puede ser más o menos un hecho en sí democrático, pero si sale adelante un sistema monárquico, aunque haya sido votado, dejaría de ser un sistema democrático.
No hay cabida para la monarquía en una democracia porque entonces dejaría de ser democracia.
La Monarquía es como las relaciones de pareja estables. Sí, pierdes unas cosas, pero ganas otras.
¿Me puedes explicar qué es lo que ganamos con Juanca?
Por haber haylas a patadas, ese no es el caso.
Yo en este tema siempre me he definido como "republicano pasivo", soy republicano porque me parece lo mas democrático, pero tampoco percibo la monarquía como una opresión, ni que me esclavice ni que me quite derechos del día a día.
Con la moderna monarquía constitucional ese debate es mas ideológico que práctico, y desde luego hay mil cosas mas importantes que cambiar, que me afectan en mi día a día, que sobre quien resida la jefatura(simbólica) del estado.
Por eso o el rey es muy muy malo, o intenta meterse donde no le llaman, o acapara poder REAL o yo no me voy morir porque las cosas sigan igual.
Está claro que quien reparte el bacalao no es el rey. Y como dices es algo simbólico. Pero es que precisamente por lo que representa es por lo que muchos no le queremos ver ni en pintura. Tampoco es admisible que con nuestros impuestos tengamos que mantener el ritmo de vida que lleva su familia (¿a ellos no se les acaba el paro?), ni que tengamos que aceptar que ellos tienen más derechos que el resto de la población o que sea una institución que por ley deba seguir vigente de por vida.
También hay cosas que no se entienden como que haya clases en colegios publicos en los que hay una foto del rey o que cada dos por tres en la inauguración de lugares o construcciones públicas se les dé nombres de la realeza. Pero bueno, estamos en una "superdemocracia" y a quien se le pase por la cabeza que eso puede ser culto a la personalidad (aunque sea simbólica) es un blasfemo antidemócrata.