Pero ahí es donde nos equivocamos los castellanos. En exigir a los catalanes que se sometan como hacemos nosotros, Leka.
El culpable de que tengamos que leer
Lleida por cojones en nuestras carreteras y en nuestros carteles (no en las carreteras y carteles catalanes) es del estado, y de los castellanos por no exigírle que les trate con el respeto debido a su propia cultura.
Éste es el enfoque que quería darle a la cosa desde el principio: el estado nos impone a nosotros una aculturación forzosa, una "espanyolización" multiculti espantosa, impositiva e inventada a corde con ninguna cosa real. Que quiere ir de guay con todos y al final no contenta a nadie pues no es respetuoso.
Los castellanos tenemos la conciencia única y exclusiva de "españoles" por eso quieren influir en todo el estado, pero hasta que no nos demos cuenta que donde podemos y debemos mandar es sólo en nuestro país, nada irá a mejor.
Tenemos que presionar para que nuestros carteles vayan en nuestra lengua, lo demás escapa a nuestra jurisdicción.