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Autor Tema: No a la guerra, ¿o si?  (Leído 20660 veces)
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René
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« Respuesta #80 : Marzo 25, 2011, 15:43:04 »


Algunas mentiras sobre la Guerra de Libia

Por Thierry Meyssan

Se dice que en una guerra la primera víctima es la verdad. Las operaciones militares en Libia y la resolución 1973 que les sirve de base jurídica no son la excepción de la regla. Son presentadas al público como necesarias para proteger a la población civil víctima de la represión indiscriminada del coronel Gadafi. En realidad tienen objetivos imperialistas clásicos. Veamos algunos elementos clarificadores.

Crímenes contra la humanidad

Con tal de empeorar el panorama, la prensa atlantista hizo creer que los cientos de miles de personas que huían de Libia estaban tratando de escapar de una masacre. Agencias de prensa hablaron de miles de muertos y de «crímenes contra la humanidad». La resolución 1970 denunció ante la Corte Penal Internacional posibles «ataques sistemáticos o generalizados contra la población civil».
El conflicto libio tiene en realidad una lectura política y, a la vez, una lectura en términos tribales. Los trabajadores inmigrantes han sido las primeras víctimas del enfrentamiento. Bruscamente, se han visto obligados a partir. Los combates entre los partidarios de Gadafi y los sublevados han sido ciertamente sangrientos, pero no en las proporciones anunciadas. Nunca hubo una represión sistemática contra la población civil.

Apoyo a la «primavera árabe»

En su discurso ante el Consejo de Seguridad, el ministro francés de Relaciones Exteriores Alain Juppé elogió la «primavera árabe» en general y la insurrección libia en particular.

Su lírico discurso escondía negras intenciones. No dijo ni una palabra sobre la sangrienta represión en Yemen y en Bahrein, pero elogió al rey Mohamed VI de Marruecos como si se tratara de uno de los militantes revolucionarios [1], contribuyendo así a empeorar la ya desastrosa imagen de Francia que existe en el mundo árabe gracias a la presidencia de Sarkozy.

Apoyo de la Unión Africana y de la Liga Árabe

Desde el principio de estos acontecimientos, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos no dejan de afirmar que esto no es una guerra occidental, aunque el ministro francés del Interior Claude Gueant habló de una «cruzada» de Nicolas Sarkozy [2]. Los tres países mencionados se escudan así en el apoyo que supuestamente habrían recibido de la Unión Africana y de la Liga Árabe.

La realidad es que la Unión Africana condenó la represión y reconoció la legitimidad de los reclamos democráticos, pero se pronunció en todo momento contra una intervención armada extranjera [3]. En cuanto a la Liga Árabe, se trata de una organización que reúne principalmente a una serie de regímenes amenazados por revoluciones similares. Estos regímenes apoyaron el principio mismo de la contrarrevolución occidental -algunos incluso están participando en ella en Bahrein- pero no pueden darse el lujo de llegar a apoyar una verdadera guerra occidental porque tendrían que enfrentarse a una aceleración de los movimientos oposición internos que pudieran derrocarlos.

Reconocimiento del Consejo Nacional Libio de Transición

Hay 3 zonas sublevadas en Libia. Un Consejo Nacional de Transición se constituyó en Bengasi. Se fusionó con un Gobierno Provisional creado por el ministro de Justicia de Gadafi, que se unió a los sublevados [4]. Fue este mismo personaje, según las autoridades búlgaras, quien organizó las torturas contra las enfermeras búlgaras y el médico palestino a los que el régimen mantuvo detenidos por largo tiempo.

Al otorgar su reconocimiento a este Consejo Nacional Libio de Transición y al eximir de toda culpa a su nuevo presidente, la coalición de países occidentales escoge a sus interlocutores y los impone a los sublevados como dirigentes. Eso le permite apartar a los revolucionarios naseristas, a los comunistas y los khomeinistas.

El objetivo es adelantarse a los acontecimientos y evitar lo que sucedió en Túnez y en Egipto cuando los occidentales impusieron un gobierno del partido de Ben Ali sin Ben Ali o un gobierno de Suleiman sin Mubarak, gobiernos que los revolucionarios derrocaron igualmente.

Embargo sobre el armamento

Si el objetivo fuese proteger a la población, hubiera bastado con instaurar un embargo de los mercenarios y el armamento destinado al régimen de Gadafi. En vez de ello, el embargo se extendió a los sublevados para prevenir su posible victoria. El verdadero objetivo era detener la revolución.

Zona de exclusión aérea

Si el objetivo fuese proteger a la población civil, la zona de exclusión se limitaría a los territorios sublevados (como se hizo en Irak con el Kurdistán). La realidad es que la prohibición de vuelo se extiende a todo el país. De esa manera la coalición espera mantener la correlación de fuerzas en tierra y dividir el país en 4 partes: las 3 zonas sublevadas y la zona leal.

Esta división de facto de Libia debe compararse con la de Sudán y la de Costa de Marfil, primeras etapas del «rediseño de África».

Congelamiento de bienes

Si el objetivo fuese proteger a la población civil, sólo se hubiera ordenado el congelamiento de los bienes personales de la familia Kadhafi y de los dignatarios del régimen para impedirles violar el embargo sobre el armamento. Pero ese congelamiento se extendió también a los bienes del Estado libio. El hecho es que Libia, al ser un rico Estado petrolero, dispone de un tesoro considerable, parte del cual está invertido en el Banco del Sur, institución que se dedica al financiamiento de proyectos en el Tercer Mundo.
Como señaló el presidente de Venezuela Hugo Chávez, el congelamiento de bienes no protegerá a los civiles. Su objetivo es restablecer el monopolio del Banco Mundial y del FMI.

Coalición de voluntarios

Si el objetivo fuera proteger a la población civil, el encargado de aplicar la resolución 1973 sería la ONU. En vez de ello, las operaciones militares están siendo coordinadas actualmente por el US AfriCom y supuestamente van a pasar a manos de la OTAN [5]. Es por eso que el ministro turco de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu se indignó ante la iniciativa francesa y ha exigido explicaciones de parte de la OTAN.

De manera más directa, el primer ministro ruso Vladimir Putin ha calificado la resolución 1973 como «viciada e inadecuada. Desde que uno la lee se hace evidente que autoriza a cualquiera a tomar medidas contra un Estado soberano. Todo esto me recuerda al llamado medieval a la cruzada», concluyó Putin [6].

—–

[1] El lector encontrará el texto íntegro del discurso de Alain Juppé, de los debates del Consejo de Seguridad de la ONU y el texto de la resolución en «Résolution 1973», Réseau Voltaire, 17 de marzo de 2011.

[2] «La croisade de Nicolas Sarkozy», Réseau Voltaire, 22 de marzo de 2011.

[3] «Communiqué de l’Union africaine sur la Libye», Réseau Voltaire, 10 de marzo de 2011.

[4] Para más detalles, ver «Proche-Orient: la contre-révolution d’Obama», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 16 de marzo de 2011.

[5] «Washington regarde se lever “l’aube de l’odyssée” africaine», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 19 de marzo de 2011.

[6] «Remarks on the situation in Libya», por Vladimir V. Poutine, Réseau Voltaire, 21 de marzo de 2011.
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Cienfuegos2
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« Respuesta #81 : Marzo 31, 2011, 06:03:34 »


http://www.publico.es/internacional/368906/obama-ordena-apoyar-a-los-rebeldes-libios-de-forma-encubierta
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René
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« Respuesta #82 : Abril 01, 2011, 19:03:34 »


Dejo otro panfleto (jeje), que puede ser de utilidad, sin dejar de aprovechar para comentarle a Leka una vez más que oponerse a la intervención militar y al uso de la violencia "humanitaria" en Libia no significa apoyar a Gadafi.

Lo que viene con Gaddafi o sin Gaddafi: La guerra de EEUU y la UE por el petróleo libio
x Manuel Freytas   

Tras la operación militar de despedazamiento de Libia, y más allá del resultado, los socios imperiales USA-UE intentarán aplicar su propia agenda de apoderamiento del petróleo de ese país.

Después de fracasar con la "revuelta popular" (Plan A), y con la "revolución libia" (Plan B) ejecutada por grupos operativos de la "hermandad musulmana" y tribus libias financiadas, armadas y entrenadas por la CIA y la inteligencia británica en Egipto, EEUU avanzó hacia la ejecución de una intervención armada (Plan C) cuyo desenlace por ahora es imprevisible.

Esta vez, y a diferencia de Irak, Washington tiene el control operativo y estratégico de los ataques (y la coordinación de las acciones con los grupos rebeldes internos) conseguida mediante una estrategia ostensible de "doble discurso" que utiliza a la ONU y a la OTAN como pantalla de legitimación internacional.

Primero, la diplomacia USA-británica-francesa presionó dentro del Consejo de Seguridad de la ONU una resolución que permitiera el establecimiento de un bloqueo aéreo a Libia, y cuando lo consiguieron, violaron ese acuerdo lanzando unilateralmente una operación de ataques combinados por aire y por mar sobre objetivos claves, que exceden largamente lo que había decidido el Consejo de Seguridad.

Mediante este hecho consumado, la coalición imperial USA-Gran Bretaña-Francia lanzó sistemáticos ataques con misiles y bombas inteligentes orientados a quebrar la resistencia y a minar la moral de las fuerzas de Muamar Gaddafi. Pero el grueso de los impactos de esos ataques lo viene padeciendo la población civil libia.

Según Al Jazeera y periodistas europeos, el "bombardeo humanitario" de la coalición excede los objetivos militares y se orientan a infraestructuras situadas en áreas residenciales de Trípoli y de otras ciudades a un costo de muerte masiva de civiles, mujeres y niños, presentada como una operación "quirúrgica" sólo con "efectos colaterales".

Como nueva fase de un plan global, orientado a terminar con el régimen de Gaddafi, la feroz operación militar USA-imperial contra Libia (Plan C) tiene como objetivos inmediatos: A) la destrucción de la infraestructura militar, comunicacional y productiva de Libia, B) sembrar el terror entre la población civil, C) dividir y producir deserciones masivas en las fuerzas armadas libias, y D) Potenciar el accionar y la capacidad operativa de los grupos rebeldes para derrocar a Gaddafi, preparando el ingreso a un régimen "democrático" controlado por EEUU.

No obstante la destrucción de vidas humanas y de infraestructura (las fuentes oficiales hablan de centenares de muertos civiles) los once días de bombardeos contra Libia (disfrazados de "misión humanitaria"), hasta el momento, no han podido lograr su objetivo de terminar con Gaddafi.

Aunque reducido su poder militar por los bombardeos, en las últimas horas el líder libio retomó la ofensiva contra los golpistas de la CIA y reconquistó el enclave petrolero de Ras Lanuf, no obstante los titulares triunfalistas de la prensa imperial que anunciaban la "llegada inminente" de los sediciosos a Trípoli.

Y como lo habíamos anticipado: Ahora el tiempo y los muertos juegan a favor del líder libio, mientras la coalición imperial se paraliza por sus divisiones y faltas de resultados concretos en el terreno de las operaciones.

Rusia, China, Turquía, enhebran acuerdos para pedir un alto el fuego, una situación que (salvo las primeras potencias imperiales) apoya la mayoría de los países de Europa, Asia, África y América Latina.

El desenlace petrolero

Fracase o tenga éxito la operación USA-imperial para derrocarlo, la estimación generalizada es que cualquier variable de desenlace en Libia conllevará un cambio de situación en el país petrolero.

Hay tres hipótesis para un desenlace del conflicto militar libio:

1- Derrocamiento, renuncia o eliminación física de Gaddafi

2- Gaddafi negocia su renuncia y el exilio con las potencias europeas.

3- Balcanización petrolera de Libia (2 zonas, una controla Gaddafi, otra controla EEUU y la UE).

El manotazo imperial contra Libia forma parte de un plan global diseñado para Medio Oriente, Africa y Asia Central. Su objetivo es el control geopolítico y militar de más del 60% de las reservas mundiales de petróleo y gas natural, incluidas las rutas de oleoductos y gasoductos.

Se estima que los países árabes y musulmanes (tanto los que están en la agenda de las "revueltas populares" o los "aliados" al eje USA-UE ) entre los que se encuentran Arabia Saudí, Iraq, Irán, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Yemen, Libia, Egipto, Nigeria, Argelia, Kazajstán, Azerbaiyán, Malasia, Indonesia, Brunei, poseen entre el 66,2% y el 75,9% del total de las reservas mundiales de petróleo, de acuerdo a distintas fuentes de evaluación.

Libia es considerada por distintas fuentes occidentales como la mayor economía petrolera en el continente africano, seguida por Nigeria y Argelia. Y como se sabe, el petróleo es el recurso esencial (cuyas reservas se agotan) para la supervivencia no solo del planeta sino de las potencias centrales.

Europa es totalmente dependiente del petróleo externo, y EEUU solo cubre un 25% de sus necesidades y el resto tiene que importar. Con una dato clave: La UE, antes del bombardeo a Libia, recepcionaba el 80% de las exportaciones del petróleo libio. Este es el punto central que va definir el desenlace de la operación militar para derrocar a Gaddafi.

Probadamente, el objetivo central de la operación imperial que hoy está destruyendo Libia y asesinando en masa a su población, está determinada por el petróleo y el control geopolítico y militar de las regiones petroleras (mayoritariamente situadas en países árabes o islámicos) en manos de regímenes no dóciles a las potencias centrales.

Dentro de este escenario central, EEUU y la UE desarrollan estrategias diferenciales y confrontan en una guerra encubierta por el control de las reservas, las rutas y los oleoductos en Eurasia, Medio Oriente y África.

Si bien ahora EEUU y las potencias de la Unión Europea están "formalmente" juntos en la invasión a Libia, el cuadro de situación tenderá a modificarse por las contradicciones y las disputas que empiezan a surgir por el control del petróleo libio en la medida que se aproxima el desenlace militar.

El objetivo, tanto para EEUU como para las potencias centrales de la UE, es controlar la comercialización y las reservas de petróleo de Libia, terminar con la National Oil Corporation (NOC) libia, privatizando la industria y la riqueza petrolera del país.

La NOC, controlada por el gobierno libio, figura en el puesto 25 entre las grandes corporaciones petroleras del planeta, según estimaciones de fuentes occidentales.

Washington busca que, como en Irak, los grandes beneficiarios del apoderamiento de Libia sean Wall Street, los gigantes petroleros anglo-estadounidenses, además de las armamentistas y empresas de servicios del Complejo Militar Industrial del Pentágono.

Como sucedió con el régimen de Saddam Hussein en Irak, al "botín de guerra" petrolero se suman los activos financieros libios depositados en bancos extranjeros. Miles de millones de dólares que serán confiscados por los invasores USA-europeos.

En su diseño original, la operación militar presionada por EEUU en la ONU busca la hegemonía norteamericana en el Norte de África, una región que históricamente fue dominada por Francia y, seguida en influencia por Italia y España.

Los golpes encubiertos de la CIA (disfrazados de "revueltas populares", en las regiones petroleras africanas intenta eliminar la influencia de potencias de la Unión Europea, como Francia, e instalar regímenes políticos "democráticos" ultra dependientes de Washington. Ese es el objetivo central.

La estrategia global de EEUU en el Norte de África rediseña una geopolítica de apoderamiento de toda la región, consolidada en el plano militar por el comando del AFRICOM. Este despliegue afecta los intereses de China y busca terminar con la influencia de la Unión Europea en el norte africano, incluida Libia.

Y hay un dato insoslayable a la hora de proyectar el futuro de Libia. La Unión Europea es ultradpendiente del flujo del petróleo libio. El 85% del crudo de ese país, antes de la operación militar internacional contra Gaddafi, se importaba hacia las potencias centrales europeas. Además, el gas libio se transporta a través del gasoducto Greenstream que atraviesa el Mediterráneo.

Este es el punto donde los intereses estratégicos de Washington y la Unión Europa, socios habituales en la depredación capitalista del planeta, chocan en Libia. Tras la operación militar, y más allá del resultado, los socios imperiales intentarán aplicar su propia agenda de apoderamiento del petróleo libio.

Este, en síntesis, es el elemento central (la lucha intercapitalista por el petróleo) que va definir el desenlace del ataque imperial y el futuro de Libia con Gaddafi o sin Gaddafi.

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« Respuesta #83 : Abril 02, 2011, 03:36:39 »


El régimen de Gadafi rechaza el alto al fuego propuesto por los rebeldes libios

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/01/internacional/1301688068.html
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De todos los libros del mundo el que debería ser prohibido antes que ningún otro es el catálogo de los libros prohibidos.(Lichtenberg)
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