El Mirandés es uno de los equipos por los que tengo mayor simpatía. Es la viva imagen del triunfo en el fútbol modesto. Su afición será probablemente la mejor que he visto en mi vida. Que un equipo de una ciudad de 40.000 habitantes tenga tres o cuatro mil socios, llene el campo en cada partido y lleve cientos de personas a muchos desplazamientos, tiene un mérito enorme.
Hasta ahora siempre se había movido entre el grupo navarro-riojano de Tercera y la 2ªB, salvo sus últimas temporadas en Tercera, que fue integrado en el castellano-leonés. Antes aspiraba a subir de vez en cuando a 2ªB, pero desde que fichó al peculiar y eficiente Carlos Pouso como entrenador, se ha convertido en un equipo ganador, con posibilidades reales de ascender a 2ªA. Ojalá lo consiga pronto, su afición lo merece.