Yo he probado algún vino alemán blanco, y me pareció mucho más que aceptable, yo diría que bueno. Vinos que poco tienen que envidiar a blancos que tenemos por aquí. Y también vinos dulces, excelentes diría yo.
En cuanto a la sidra. Pues no la probé, pero es que esa es una bebida que me parece cualquier cosa menos agradable al paladar. Ni la alemana, ni la vasca ni la asturiana, de la que puedo hablar largo y tendido. En fin, para gustos hay colores.
Hace una semana estuve por la ribera de Rin con amigos de vinos. Yo me decanté a probar el tinto, y es como si estubiera bebiendo un blanco, solo que de color rojo. Malo no estaba, pero era chocante saborear un gusto que no te esperas. Los vinos centroeuropeos, pese a que suene raro, no suelen ser curados en madera y carecen de esos matices que sí les damos en los países del sur de Europa.