- Por la españolización de la política, más que por la politización del fútbol. Todo Dios es el más español del mundo, todo dios pone la bandera de España en su casa, todo dios grita el "yo soy español". Vale, a algunos os da igual, pero para los que creemos que Castilla se construye mirando más por Castilla y menos por España (y no más a Castilla para salvar a España, en plan regeneracionista masoca), que se extienda el fenómeno ultra español no nos parece conveniente para nuestra construcción nacional. A mi sinceramente me parece que el hecho de que se extienda la imagen de la España de toreros, sevillanas, Guardias Civiles y demás es nefasto para nuestro movimiento político.
Explicando las cosas podemos hacer que aquellas (pocas) personas a las que lleguemos descubran su pasado, reflexionen sobre su presente y se llegue a generar en ellos un sentimiento de identidad castellana, débil inicialmente, pero que con el tiempo y la reflexión se fortalece.
Lo que nunca, jamás de los jamases, vas a conseguir es que el pueblo castellano, a nivel general, deje de sentirse español, y me atrevería a decir, deje de sentirse
el más español de todos los pueblos peninsulares. Estamos en el centro de la península. En el
centro. Es una mera cuestión geográfica. Los sentimientos de rechazo nacen del aislamiento. Si Barcelona fuera la capital de España y el centro geopolítico estuviera en Cataluña no existiría el independentismo catalán o sería anecdótico como es aquí el castellano.
Es decir, puedes sembrar algo nuevo junto a lo existente, pero no puedes extirpar lo existente. Y cuanto antes aprendamos eso, mejor nos irá y le irá al castellanismo.
En vez de lamentarnos (que podemos hacerlo, y no dejaríamos de estar faltos de razón), podemos trabajar al margen del sentimiento español de la gente o apoyándonos ocasionalmente en él, sin llegar al "regeneracionismo masoca" que comentas.
Esto no es el País Vasco o Cataluña, no lo es
y no lo será nunca, porque tiene unas diferencias sociales y de idiosincrasia brutales con esos pueblos, aparte de nuestra propia situación geográfica que hará que nunca tengamos aquí el mismo panorama político que hay allí.
Y más nos vale ir rumiándolo
de a pocos y de buen grado, en vez de seguir amargándonos.
Rechazar el concepto de España (como concepto, no como Estado) creo que está fuera de lugar. Un galés es británico (o britano), porque vive en la isla de Britania, y un castellano es español (o hispano) porque vive en la península de Hispania.
Es como si me dicen que no soy de La Campiña... pues igual. El problema de todo esto viene cuando se le tiene tanta tiña a un Estado en concreto que se va contra todo lo que ese Estado representa, no reparando en que su nombre es precisamente un concepto geográfico e histórico-político irrebatible, con lo que se produce automáticamente el rechazo del oyente a esa opción que considera rupturista de un concepto que le es natural.

