Cualquier parecido con el mensaje original de Jesucristo y el de la iglesia en el siglo XXI, es pura coincidencia. Si el de Nazaret pudiera ver como su mensaje "se ha transformado" le daría un infarto inmediato y definitivo. Algo así como si Pablo Iglesias volviera de la tumba y viera en lo que se han convertido PSOE y UGT.
Estoy de acuerdo con Comunero Morado. Es triste, pero es así: la Iglesia está totalmente alejada de lo que, a mi entender, debería ser el cristianismo.
Sin embargo los últimos tiempos son interesantes: el poder, con el "liberalismo" cada vez más ve que la Iglesia (porque a su vez la masa se ha ido separando de ella) ya no es necesaria para mantener el poder y el dinero. Antes la derecha aún promocionaba ciertos valores positivos cristianos, aunque fuera detrás de una careta de hipocresía.
Ahora el Dios es directamente el dinero, sin más y sin tapujos, y los Mercados la nueva Iglesia.
Como muestra de estos nuevos tiempos ahí tenemos al PP apoyando las Eurovegas, mientras que los obispos están en contra.
Es que como he dicho muchas veces, la derecha española ha evolucionado desde la democracia cristiana de los 70 y 80 al liberalismo llevado al extremo, donde el único Dios es el dinero. La Iglesia para esto ya no es necesaria, y hay un divorcio que ya se está percibiendo entre los cuadros más conscientes de la Iglesia y los políticos liberales.
Sin embargo la Iglesia sigue controlada por una camarilla de obispos reaccionarios a cualquier cambio, serviles totalmente del poder económico-político de la derecha, y así le está yendo a la religión.
Una religión que en su origen es la de todos, pero en especial la de los pobres y desfavorecidos, y que paradójicamente está muy lejos de ellos.
Cáritas no esconde (o no debería esconder) a grupos como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo y demás, que no es que sean sectas, como se dice, sino que
son directamente grupos económicos incrustados en el Vaticano que interfieren constantemente en la dirección de Roma y en los obispados de las ciudades más pobladas de Occidente.
Yo he tenido relación indirecta con personas que están en algunos de estos grupos: sus constantes "regalos", "donativos" y su gran influencia (todos son personas muy bien situadas entre el empresariado) política y económica, amén del control de las finanzas vaticanas, han llevado a la Iglesia a un estado de postración ante esta gente, con el colaboracionismo de algunos, desde dentro, a los que les calienta más un fajo de billetes que el capelo cardenalicio.
Y lo digo con dolor, porque lo siento profundamente. La Iglesia no puede ser una
Iglesia social, como a algunos nos gustaría, si no se quitan de encima a los liberales y el apadrinamiento de las grandes fortunas.
Es una decisión dura, porque en base a aquel tienen predicamento en el Gobierno y en los sectores influyentes del empresariado. Si la Iglesia corta los hilos que la atan (y que la hacen depender) de estos colectivos, pasará a convertirse en una ONG a ojos de los que Gobiernan.
En el fondo todo es un tablero de ajedrez. Yo pienso que la Iglesia debería dedicarse a la acción social, a proteger a los débiles y a predicar el Evangelio con coherencia, además de mantener el patrimonio histórico de templos y monasterios, olvidándose de politiqueos y dedicándose a su misión en el mundo: predicar con coherencia y vivir la religión.