Por lo que dice la reseña este libro es una visión abertzale del internacionalismo. Con todos los respetos, habiendo pululado por este foro, esta visión ya la conozco. Estoy hablando de otra cosa. Cosmopolitismo... no me gusta la palabra pero aún me gusta menos la palabra multiculturalidad, que considero artificial y pretenciosa.
Sin embargo en el caso castellano, con una cultura previa y consolidada el cosmopolitismo si es un obstáculo cara la generación de una identidad de base sociocultural.
Cultura previa que se forjó en una sociedad que no era monolítica y donde convivían judíos, musulmanes y cristianos de otras partes de Europa, contribuyendo a esa cultura a pesar de las tensiones periódicas entre los distintos grupos. En esa época de la heterogeneidad se hizo fuerza, no veo por qué ahora no se puede hacer lo mismo. Además buena parte de la población extranjera de Castilla tiene el castellano como lengua materna y han sido asimilados a nuestra cultura siglos atrás, no debería ser problema para nosotros asimilar su cultura mestiza a la nuestra.
Combatir es mala palabra y es sencillamente inhumano querer obligar a alguien a que sea lo que no es y a que asuma una identidad que no es la suya. Hay que aceptar la diferencia y eso no admite discusión.
Sin embargo hay dos límites: el primero el respeto por nuestro sistema de derechos y libertades, lo que convierte algunas costumbres culturales en inaceptables por lo que, efectivamente, habría que combatirlas. NO se puede consentir el maltrato femenino, no se puede consentir la ablación, no se puede consentir el trabajo infantil, no se puede consentir que se evite escolarizar a niños o niñas, no se puede consentir la imposición forzosa (que no el uso voluntario) de determinados símbolos o prendas...
El segundo límite es que es quien llega a una sociedad quien debe adaptarse a ella y no al revés. Frente a esto hay que confiar en la educación y la integración.
Bien, en esto estamos de acuerdo. El límite al relativismo cultural deben ser siempre los derechos del individuo, hay una parte de la izquierda que no ha entendido esto y parece dispuesta a aceptar actitudes en ciertos colectivos de inmigrantes que no tolerarían de ningún modo en colectivos locales de su propia cultura. Esto ya lo hemos tratado en el hilo de Mahoma.
Es bueno tener contacto con otras culturas y es bueno tener una mentalidad abierta respecto a las diferencias culturales. Pero como nacionalista no creo que haya que potenciarlo. Creo que hay que respetarlo, que es diferente.
Sin embargo hay países que lo han potenciado como medio de superar sus déficits poblacionales, como Argentina, Australia o Canadá y los resultados han sido buenos. Son países nuevos, sí, pero se ha formado una cultura nacional basada justamente en la importancia de la diferencia. Yo, como no nacionalista, miro scon simpatía esos pueblos donde hay inmigrantes ecuatorianos o marroquíes establecidos desde hace unos añios y dándole vida a sitios que iban directos a la extinción. Y cuando me digo a mi mismo que estos son los nuevos castellanos... bueno, me encanta.