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Panadero
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« Respuesta #10 : Septiembre 20, 2013, 19:06:31 » |
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Hombre el giro en el discurso en una estructura institucional últimamente tan alejada del mundo en lo doctrinal(porque en lo humano sin ir mas lejos es la mayor ONG del mundo, y eso los anticlericales lo ignoran o lo tapan que es peor), ya es algo importante.
No ha dicho que vaya a cambiar la doctrina acerca de los gays, los preservativos o el aborto, sino que la Iglesia debe poner el acento en otras cosas. Espero que conferencias episcopales y demás tomen nota. Dice más. De su discurso se infiere un cambio no doctrinal pero sí en la forma de acercarse a estas cuestiones desde la doctrina católica. De hecho su discurso invierte la forma de abordar las relaciones causa-efecto en estas cuestiones y frente a la atención exclusiva sobre el "efecto" esto es, sobre el hecho, propone que a tal hecho no se llegaría si la Iglesia abordase la causa. Su propuesta se fundamenta en la comprensión de la debilidad humana para actuar sobre sus consecuencias desde la misericordia cristiana, actitud contrapuesta a la criminalización dogmática y sistemática, no porque la Iglesia haya modificado su postura sobre asuntos como el aborto sino porque entiende que tales asuntos deben tratarse desde la comprensión y la proximidad al ser humano... tal vez desde una Iglesia más pura y más cercana al ejemplo del Jesús misericordioso que acoge a pecadores sin recriminaciones o perdona a sus asesinos, frente a esa Iglesia centrada en el ejemplo del Jesús iracundo, que fustiga a los mercaderes del Templo... Bien, si esto fuera así y si esto se aplicase sería un giro notable que dotaría a la iglesia de un nuevo papel en la sociedad contemporánea. El mensaje del Dios vengativo cada vez asusta menos en la sociedad con el mayor grado de desarrollo científico de la historia de la humanidad... pero el mensaje del Dios comprensivo y paternal si puede satisfacer las necesidades espirituales de una parte importante de esa sociedad y si no devolverla al redil de la ortodoxia, si al menos acercarla un tanto a su periferia. Ahora está por ver en que queda todo. La comparación que hace Cienfu respecto a las expectativas que en su momento desató Obama es acertada. Parece difícil que a este hombre le permitan darle la vuelta a la Iglesia como quien revuelve un calcetín y es probable que el conten ido de su mensaje sea menos audaz que las interpretaciones que hacemos de él... pero por una vez he podido leer las palabras de un Papa y sentir respeto por sus propuestas.  
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anarcomunero
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« Respuesta #11 : Septiembre 23, 2013, 04:11:40 » |
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Ahora está por ver en que queda todoUna cosa es lo que quiera hacer y otra lo que le dejen........ si no hace nada diran que no le han dejado y nos conformaremos con tener una iglesia subvencionada hasta la saciedad por este nuestro querido estado. Si hace algo diremos que se adaptan al discurso porque no les queda otra. En realidad yo jamas encontrare satisfaccion en una institucion privada que goza de recursos publicos y se permite el lujo de poner el nivel de moralidad en la sociedad, en decirnos lo que esta bien o lo que esta mal........en el fondo hagan lo hagan a mi no me va a convencer pues no creo en ellos y aplicare el piensa mal y acertaras......Pues ellos seguiran inviertiendo en bolsa, tapando escandalos sexuales, negando la homosexualidad .....etc etc y yo seguire pegando carteles de religion fuera de la escuela y alejando a mi familia del entorno cristiano en el que la mayoria de la sociedad esta incluida falsamente ( la mayoria de las veces). PD. Aun asi tengo mucho respeto a las personas que veo y percibo que creen en la religion pero que a dia de hoy son muy poquitas las que me encuentro. Un saludo a todos.
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“Al hablar de la independencia de Castilla, no entendemos que el término signifique independencia nacional, una especie de autonomía , sino, más bien, una independencia social y laboral, una independencia de los trabajadores y campesinos, fuera del nacionalismo burgues".-- Adaptacion makhnovista.--
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Curavacas
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« Respuesta #13 : Septiembre 25, 2013, 01:36:20 » |
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Parece ser que la verdadera razón de la excomunión ha sido que este sacerdote oficiaba misas a pesar de habérsele sido prohibido por sus superiores.
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Viva Padilla alguien grita
nadie su voz sofocara
que amapola comunera
en todo el trigal se ampara
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Curavacas
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« Respuesta #14 : Septiembre 25, 2013, 01:42:12 » |
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Y ya puestos a poner citas de Papas, aquí tengo algunas de otros anteriores que igual os sorprenden: «Esta acumulación de recursos y de poder (nota casi característica de la economía contemporánea) es el fruto natural de la ilimitada libertad de los competidores, de la que han sobrevivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia equivale a decir: los más violentos y los más desprovistos de conciencia. [...] toda la economía se ha hecho horrendamente dura, cruel y atroz...; pérdida de prestigio del estado que, aunque debiera ocupar el puesto de rector y árbitro... se hace por el contrario esclavo, entregado y vendido a la pasión y las ambiciones humanas». (Quadragesimo anno, Pío XI, 1931). «Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago cuando éste vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevarían al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras. No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables» (Sollicitudo rei socialis, Juan Pablo II, 1987). «El problema del trabajo... se ha manifestado en el contexto de un gran conflicto entre el mundo del capital y el mundo del trabajo. [...] Tal conflicto ha surgido por el hecho de que los trabajadores, ofreciendo sus fuerzas para el trabajo, las ponían a disposición del grupo de empresarios, y éste, guiado por el principio del máximo rendimiento, trataba de establecer el salario más bajo posible para el trabajo realizado por los obreros. La llamada a la solidaridad y a la acción común lanzada a los trabajadores... tenía un importante valor... Era la reacción contra la degradación del hombre como sujeto del trabajo...» (Laborem exercens, Juan Pablo II, 1981). «... tengan presente los ricos y los patronos que oprimir para su lucro a los necesitados y a los desvalidos, y buscar su ganancia en la pobreza ajena, no lo permiten ni las leyes divinas ni las humanas. Y defraudar a alguien en el salario debido es un gran crimen [...] Si el obrero, obligado por la necesidad o acosado por el miedo a un mal mayor, acepta, aun no queriéndola, una condición más dura, porque la impone el patrono o el empresario, esto es ciertamente soportar una violencia, contra la cual reclama justicia. Los ricos, como se pueden amurallar con sus propios recursos, necesitan menos del apoyo de la pública autoridad; el pueblo pobre, como carece de medios propios con que defenderse, tiene que apoyarse grandemente en el patrocinio del estado... Queda al alcance de los gobernantes... aliviar grandemente la situación de los proletarios... ya que el estado debe velar por el bien común como propia misión suya» (Rerum novarum, León XIII, 1891). «Y de ninguna manera se ha de caer en el error de que la autoridad civil sirva al interés de uno o de pocos, habiendo sido establecida para procurar el bien de todos» (Pacem in terris, Juan XXIII, 1963). «La falta de seguridad, junto con la corrupción de los poderes públicos y la proliferación de fuentes ilícitas de aumento del patrimonio familiar, y de beneficios fáciles en actividades ilegales o puramente especulativas, es uno de los obstáculos principales para el desarrollo y para el orden económico» (Centesimus annus, Juan Pablo II, 1991). «La regla del libre cambio no puede seguir rigiendo ella sola las relaciones internacionales. Sus ventajas son claras sólo si las partes no se encuentran en condiciones desiguales. [...] una economía de intercambio no puede seguir descansando sobre la sola ley de la libre concurrencia, que engendra también demasiado a menudo una dictadura económica» (Populorum progressio, Pablo VI, 1967). «Entre los derechos de la persona humana, también se cuenta el que pueda cada uno emigrar a la nación donde espere poder atender mejor a sí y a los suyos. Por lo cual, es deber de las autoridades públicas el admitir a los extranjeros que vengan...» (Pacem in terris, Juan XXIII, 1963). «La Iglesia ha defendido siempre el principio de que a la mujer trabajadora se la debe, por igual prestación de trabajo y en paridad de rendimiento, la misma retribución que al trabajador» (Assai numerose, Pío XII, 1945).
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anarcomunero
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« Respuesta #15 : Septiembre 25, 2013, 01:45:08 » |
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Y repito por no se cuanta vez que el dinero de la iglesia no sale de la propia iglesia sino de acuerdos con los estados por lo que la ONG tambien la pago yo me guste o no.
Eso no es cierto, para empezar son solo algunos estados, cada vez menos, para seguir las mayoría del dinero de Cáritas viene de donaciones de sus fieles no del dinero gubernamental, y para acabar las ONGs que tanto alpauden de donde te crees que sacan casi todo su dinero?, de los estados.
Cienfu, es que ro mucho que pongan los piés en la Tierra hay cosas que nunca pasarán, como que abracen unas doctrinas ateas como el comunismo, el nacionalsocialismo(ne este caso mas bien paganos), etc.... nunca lloverá al gusto de todos ero al menos este Papa está dando un giro mucho mas humano y menos "intelectual" que ya iba siendo hora.
me refiero al estado español que sigue soltando la gallina a una entidad privada, si una persona a nivel personal apoya un proyecto colectivo con su dinero me parece perfecto es lo que yo suelo hacer en la medida de mis pocas posibilidades. Tambien es una forma de lavar la conciencia en personas que utilizan mano de obra barata de paises en vias de desarrollo mientras que aqui el paro cada vez es mas escandaloso, si ya se que es mejor eso que nada tambien es verdad.
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“Al hablar de la independencia de Castilla, no entendemos que el término signifique independencia nacional, una especie de autonomía , sino, más bien, una independencia social y laboral, una independencia de los trabajadores y campesinos, fuera del nacionalismo burgues".-- Adaptacion makhnovista.--
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anarcomunero
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« Respuesta #16 : Septiembre 25, 2013, 01:50:54 » |
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Y ya puestos a poner citas de Papas, aquí tengo algunas de otros anteriores que igual os sorprenden:
«Esta acumulación de recursos y de poder (nota casi característica de la economía contemporánea) es el fruto natural de la ilimitada libertad de los competidores, de la que han sobrevivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia equivale a decir: los más violentos y los más desprovistos de conciencia. [...] toda la economía se ha hecho horrendamente dura, cruel y atroz...; pérdida de prestigio del estado que, aunque debiera ocupar el puesto de rector y árbitro... se hace por el contrario esclavo, entregado y vendido a la pasión y las ambiciones humanas». (Quadragesimo anno, Pío XI, 1931).
«Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago cuando éste vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevarían al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras. No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables» (Sollicitudo rei socialis, Juan Pablo II, 1987).
«El problema del trabajo... se ha manifestado en el contexto de un gran conflicto entre el mundo del capital y el mundo del trabajo. [...] Tal conflicto ha surgido por el hecho de que los trabajadores, ofreciendo sus fuerzas para el trabajo, las ponían a disposición del grupo de empresarios, y éste, guiado por el principio del máximo rendimiento, trataba de establecer el salario más bajo posible para el trabajo realizado por los obreros. La llamada a la solidaridad y a la acción común lanzada a los trabajadores... tenía un importante valor... Era la reacción contra la degradación del hombre como sujeto del trabajo...» (Laborem exercens, Juan Pablo II, 1981).
«... tengan presente los ricos y los patronos que oprimir para su lucro a los necesitados y a los desvalidos, y buscar su ganancia en la pobreza ajena, no lo permiten ni las leyes divinas ni las humanas. Y defraudar a alguien en el salario debido es un gran crimen [...] Si el obrero, obligado por la necesidad o acosado por el miedo a un mal mayor, acepta, aun no queriéndola, una condición más dura, porque la impone el patrono o el empresario, esto es ciertamente soportar una violencia, contra la cual reclama justicia. Los ricos, como se pueden amurallar con sus propios recursos, necesitan menos del apoyo de la pública autoridad; el pueblo pobre, como carece de medios propios con que defenderse, tiene que apoyarse grandemente en el patrocinio del estado... Queda al alcance de los gobernantes... aliviar grandemente la situación de los proletarios... ya que el estado debe velar por el bien común como propia misión suya» (Rerum novarum, León XIII, 1891).
«Y de ninguna manera se ha de caer en el error de que la autoridad civil sirva al interés de uno o de pocos, habiendo sido establecida para procurar el bien de todos» (Pacem in terris, Juan XXIII, 1963).
«La falta de seguridad, junto con la corrupción de los poderes públicos y la proliferación de fuentes ilícitas de aumento del patrimonio familiar, y de beneficios fáciles en actividades ilegales o puramente especulativas, es uno de los obstáculos principales para el desarrollo y para el orden económico» (Centesimus annus, Juan Pablo II, 1991).
«La regla del libre cambio no puede seguir rigiendo ella sola las relaciones internacionales. Sus ventajas son claras sólo si las partes no se encuentran en condiciones desiguales. [...] una economía de intercambio no puede seguir descansando sobre la sola ley de la libre concurrencia, que engendra también demasiado a menudo una dictadura económica» (Populorum progressio, Pablo VI, 1967).
«Entre los derechos de la persona humana, también se cuenta el que pueda cada uno emigrar a la nación donde espere poder atender mejor a sí y a los suyos. Por lo cual, es deber de las autoridades públicas el admitir a los extranjeros que vengan...» (Pacem in terris, Juan XXIII, 1963).
«La Iglesia ha defendido siempre el principio de que a la mujer trabajadora se la debe, por igual prestación de trabajo y en paridad de rendimiento, la misma retribución que al trabajador» (Assai numerose, Pío XII, 1945).
Hay cosas que comparto como no podia ser de otra manera, de hecho espero a que las bases de la iglesia se fundan en el anarcosindicalismo que esta al lado opuesto de estos que se lucran por el trabajo ajeno, explotan a sus semejantes y hacen negocio del sufriento ajeno......¿ A que estais esperando?
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“Al hablar de la independencia de Castilla, no entendemos que el término signifique independencia nacional, una especie de autonomía , sino, más bien, una independencia social y laboral, una independencia de los trabajadores y campesinos, fuera del nacionalismo burgues".-- Adaptacion makhnovista.--
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Curavacas
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« Respuesta #17 : Septiembre 25, 2013, 02:34:54 » |
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Y ya puestos a poner citas de Papas, aquí tengo algunas de otros anteriores que igual os sorprenden:
«Esta acumulación de recursos y de poder (nota casi característica de la economía contemporánea) es el fruto natural de la ilimitada libertad de los competidores, de la que han sobrevivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia equivale a decir: los más violentos y los más desprovistos de conciencia. [...] toda la economía se ha hecho horrendamente dura, cruel y atroz...; pérdida de prestigio del estado que, aunque debiera ocupar el puesto de rector y árbitro... se hace por el contrario esclavo, entregado y vendido a la pasión y las ambiciones humanas». (Quadragesimo anno, Pío XI, 1931).
«Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago cuando éste vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevarían al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras. No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables» (Sollicitudo rei socialis, Juan Pablo II, 1987).
«El problema del trabajo... se ha manifestado en el contexto de un gran conflicto entre el mundo del capital y el mundo del trabajo. [...] Tal conflicto ha surgido por el hecho de que los trabajadores, ofreciendo sus fuerzas para el trabajo, las ponían a disposición del grupo de empresarios, y éste, guiado por el principio del máximo rendimiento, trataba de establecer el salario más bajo posible para el trabajo realizado por los obreros. La llamada a la solidaridad y a la acción común lanzada a los trabajadores... tenía un importante valor... Era la reacción contra la degradación del hombre como sujeto del trabajo...» (Laborem exercens, Juan Pablo II, 1981).
«... tengan presente los ricos y los patronos que oprimir para su lucro a los necesitados y a los desvalidos, y buscar su ganancia en la pobreza ajena, no lo permiten ni las leyes divinas ni las humanas. Y defraudar a alguien en el salario debido es un gran crimen [...] Si el obrero, obligado por la necesidad o acosado por el miedo a un mal mayor, acepta, aun no queriéndola, una condición más dura, porque la impone el patrono o el empresario, esto es ciertamente soportar una violencia, contra la cual reclama justicia. Los ricos, como se pueden amurallar con sus propios recursos, necesitan menos del apoyo de la pública autoridad; el pueblo pobre, como carece de medios propios con que defenderse, tiene que apoyarse grandemente en el patrocinio del estado... Queda al alcance de los gobernantes... aliviar grandemente la situación de los proletarios... ya que el estado debe velar por el bien común como propia misión suya» (Rerum novarum, León XIII, 1891).
«Y de ninguna manera se ha de caer en el error de que la autoridad civil sirva al interés de uno o de pocos, habiendo sido establecida para procurar el bien de todos» (Pacem in terris, Juan XXIII, 1963).
«La falta de seguridad, junto con la corrupción de los poderes públicos y la proliferación de fuentes ilícitas de aumento del patrimonio familiar, y de beneficios fáciles en actividades ilegales o puramente especulativas, es uno de los obstáculos principales para el desarrollo y para el orden económico» (Centesimus annus, Juan Pablo II, 1991).
«La regla del libre cambio no puede seguir rigiendo ella sola las relaciones internacionales. Sus ventajas son claras sólo si las partes no se encuentran en condiciones desiguales. [...] una economía de intercambio no puede seguir descansando sobre la sola ley de la libre concurrencia, que engendra también demasiado a menudo una dictadura económica» (Populorum progressio, Pablo VI, 1967).
«Entre los derechos de la persona humana, también se cuenta el que pueda cada uno emigrar a la nación donde espere poder atender mejor a sí y a los suyos. Por lo cual, es deber de las autoridades públicas el admitir a los extranjeros que vengan...» (Pacem in terris, Juan XXIII, 1963).
«La Iglesia ha defendido siempre el principio de que a la mujer trabajadora se la debe, por igual prestación de trabajo y en paridad de rendimiento, la misma retribución que al trabajador» (Assai numerose, Pío XII, 1945).
Hay cosas que comparto como no podia ser de otra manera, de hecho espero a que las bases de la iglesia se fundan en el anarcosindicalismo que esta al lado opuesto de estos que se lucran por el trabajo ajeno, explotan a sus semejantes y hacen negocio del sufriento ajeno......¿ A que estais esperando? ¿A qué estáis esperando vosotros para ir a misa y rezar el rosario? 
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anarcomunero
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« Respuesta #18 : Septiembre 25, 2013, 03:26:19 » |
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Y ya puestos a poner citas de Papas, aquí tengo algunas de otros anteriores que igual os sorprenden:
«Esta acumulación de recursos y de poder (nota casi característica de la economía contemporánea) es el fruto natural de la ilimitada libertad de los competidores, de la que han sobrevivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia equivale a decir: los más violentos y los más desprovistos de conciencia. [...] toda la economía se ha hecho horrendamente dura, cruel y atroz...; pérdida de prestigio del estado que, aunque debiera ocupar el puesto de rector y árbitro... se hace por el contrario esclavo, entregado y vendido a la pasión y las ambiciones humanas». (Quadragesimo anno, Pío XI, 1931).
«Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago cuando éste vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevarían al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras. No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables» (Sollicitudo rei socialis, Juan Pablo II, 1987).
«El problema del trabajo... se ha manifestado en el contexto de un gran conflicto entre el mundo del capital y el mundo del trabajo. [...] Tal conflicto ha surgido por el hecho de que los trabajadores, ofreciendo sus fuerzas para el trabajo, las ponían a disposición del grupo de empresarios, y éste, guiado por el principio del máximo rendimiento, trataba de establecer el salario más bajo posible para el trabajo realizado por los obreros. La llamada a la solidaridad y a la acción común lanzada a los trabajadores... tenía un importante valor... Era la reacción contra la degradación del hombre como sujeto del trabajo...» (Laborem exercens, Juan Pablo II, 1981).
«... tengan presente los ricos y los patronos que oprimir para su lucro a los necesitados y a los desvalidos, y buscar su ganancia en la pobreza ajena, no lo permiten ni las leyes divinas ni las humanas. Y defraudar a alguien en el salario debido es un gran crimen [...] Si el obrero, obligado por la necesidad o acosado por el miedo a un mal mayor, acepta, aun no queriéndola, una condición más dura, porque la impone el patrono o el empresario, esto es ciertamente soportar una violencia, contra la cual reclama justicia. Los ricos, como se pueden amurallar con sus propios recursos, necesitan menos del apoyo de la pública autoridad; el pueblo pobre, como carece de medios propios con que defenderse, tiene que apoyarse grandemente en el patrocinio del estado... Queda al alcance de los gobernantes... aliviar grandemente la situación de los proletarios... ya que el estado debe velar por el bien común como propia misión suya» (Rerum novarum, León XIII, 1891).
«Y de ninguna manera se ha de caer en el error de que la autoridad civil sirva al interés de uno o de pocos, habiendo sido establecida para procurar el bien de todos» (Pacem in terris, Juan XXIII, 1963).
«La falta de seguridad, junto con la corrupción de los poderes públicos y la proliferación de fuentes ilícitas de aumento del patrimonio familiar, y de beneficios fáciles en actividades ilegales o puramente especulativas, es uno de los obstáculos principales para el desarrollo y para el orden económico» (Centesimus annus, Juan Pablo II, 1991).
«La regla del libre cambio no puede seguir rigiendo ella sola las relaciones internacionales. Sus ventajas son claras sólo si las partes no se encuentran en condiciones desiguales. [...] una economía de intercambio no puede seguir descansando sobre la sola ley de la libre concurrencia, que engendra también demasiado a menudo una dictadura económica» (Populorum progressio, Pablo VI, 1967).
«Entre los derechos de la persona humana, también se cuenta el que pueda cada uno emigrar a la nación donde espere poder atender mejor a sí y a los suyos. Por lo cual, es deber de las autoridades públicas el admitir a los extranjeros que vengan...» (Pacem in terris, Juan XXIII, 1963).
«La Iglesia ha defendido siempre el principio de que a la mujer trabajadora se la debe, por igual prestación de trabajo y en paridad de rendimiento, la misma retribución que al trabajador» (Assai numerose, Pío XII, 1945).
Hay cosas que comparto como no podia ser de otra manera, de hecho espero a que las bases de la iglesia se fundan en el anarcosindicalismo que esta al lado opuesto de estos que se lucran por el trabajo ajeno, explotan a sus semejantes y hacen negocio del sufriento ajeno......¿ A que estais esperando? ¿A qué estáis esperando vosotros para ir a misa y rezar el rosario? Ya sabes el cantico "NI MISA NI ROSARIO COMUNISMO LIBERTARIO"
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Curavacas
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« Respuesta #19 : Septiembre 25, 2013, 13:41:13 » |
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Lo siento, me quedo con la misa y el rosario.
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