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Autor Tema: Algunos empiezan a comprender que el enemigo de su enemigo igual no es su amigo  (Leído 16427 veces)
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Mambrú
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« : Febrero 25, 2015, 11:58:45 »


Parece que el atentado de Charlie Hebdo ha abierto los ojos de una parte de la izquierda radical francesa. Aquí un artículo de Pierre Rousset, miembro destacado del Nuevo partido Anticapitalista de Besancenot (troskos redimidos) y director de la revista Rouge poniendo en solfa la actitud habitual en los últimos 15 años de buena parte de la extrema izquierda occidental hacia el islamismo, minimizando sus fechorías y explicando su existencia como "resistencia antiimperialista" (aquí viene a la mente Otegui definiendo a Al-Qaeda como "resistencia árabe" la misma mañana del 11-M, algo que algunos no olvidaremos nunca).

Aparte de cuestionar abiertamente este enfoque miope que entienede como resistencia lo que no es más que fascismo religioso repasa evidencias como la necesidad de distinguir entre musulmanes e islamistas, el fracaso del movimiento obrero europeo a la hora de integrar al trabajador inmigrante y la necesidad de combatir este nuevo viejo fascismo religioso integrando a las poblaciones musulmanas.

Entre los atentados de Francia, el ascenso del Estado Islámico y la resistencia feroz de los kurdos de Syria en Kobane contra la morisma trastornada parece que algunos empiezan a abrir los ojos. Llega bastante tarde esta epifanía, pero llega. Esperemos que este pequeño rayo de luz pueda iluminar a la gente válida de esa izquierda radical europea, tan desorientada con respecto al islamismo (y algunas otras cosas). Los más cegatos son insalvables pero, precisamente por eso, irrelevantes.

http://www.vientosur.info/spip.php?article9844

Pensar lo nuevo, repensar lo viejo

Pierre Rousset
Lunes 23 de febrero de 2015


Empecemos por una constatación inquietante: los jefes de Estado comprendieron la importancia de los sucesos de enero. Representantes tanto de las “democracias” como de las dictaduras, vinieron a París para exhibir, cogidos del brazo, su solidaridad “en la cumbre”. Gesto espectacular.

En cambio, una parte significativa de la izquierda radical solo vio en ello algo rutinario. Cierto, algunas organizaciones publicaron declaraciones de solidaridad (¡démosles las gracias!) o artículos intentando calibrar la dimensión de los acontecimientos. Pero, por muy justificadas que puedan ser, muchas otras se limitaron a polémicas concretas (contra la unión nacional, por ejemplo); o su principal preocupación fue desmarcarse de las víctimas (“Yo no soy Charlie”- cometiendo un terrible contrasentido en relación a la significación del “Yo soy Charlie”); o, todavía peor, juzgando que lo urgente era asesinar moralmente a los y las que acababan de ser asesinados físicamente.

Yo firmé con Fraçois Sabado un artículo escrito “en caliente” en el que justamente, intentábamos comprender la singularidad del suceso y sus implicaciones en cuanto a las tareas/1. Sin duda, hay mucho más que decir, pero quisiera que esto que viene a continuación y que trata en buena parte del estado de las izquierdas radicales, sea leído en relación a aquel artículo, para no tener que repetirme inútilmente.

La singularidad del suceso

En particular, voy a referirme a una entrevista con Gilbert Achcar con quien comparto más de una elemento de análisis, pero que al mismo tiempo conlleva asombrosas muestras de ceguera. La primera se refiere a la singularidad del suceso. Gilbert busca banalizarlo al máximo: “La reacción (a los atentados) fue la que cualquiera hubiera podido prever […]. Fueron reacciones bastante similares [en Estados Unidos después del 11 de septiembre y en Francia] por parte de sociedades horrorizadas y aterrorizadas, y los crímenes que las han provocado eran horribles sin duda. En los dos casos, la clase dirigente sacó partido de la conmoción […]. No hay nada original en todo esto. Al contrario, lo que es más bien original, es la forma en la que el debate ha evolucionado a continuación.”/2. Gilbert tiene razón al señalar que es muy exagerado situar al mismo nivel el ataque contra Charlie Hebdo y la destrucción de las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York el 11 de septiembre de 2011; y, sin embargo, millones de personas salieron a la calle espontáneamente mientras que no lo hicieron en otros atentados precedentes no menos horribles, como el asesinato de unos niños delante de una escuela judía en Toulouse.

En lo concerniente al “contexto nacional”, la reacción a los crímenes de enero no fue banal y merece que nos detengamos en ello. Evidentemente, hay algo de imprevisible, de inaprensible (¿cuál fue la gota de agua que hizo desbordar el vaso?) en semejante suceso singular. A pesar de ello, adelantaré algunas hipotéticas respuestas. El aspecto de comando militar entrenado y no la imagen de un “lobo solitario”, lo que sugiere una acción planificada, organizada por uno o varios movimientos (impresión confirmada después). La naturaleza del sangriento “mensaje”: una advertencia a la prensa (que los periodistas comprendieron y sintieron bien). Después, con el Hyper Cacher, la percepción (allí también confirmada) de objetivos múltiples. Y al fondo: la crisis de Irak y Siria, el crecimiento del Estado Islámico (incluso si el promotor del ataque contra Charli Hebdo era Al-Qaeda de Yemen): el sentimiento difuso de que hemos entrado en una nueva fase de riesgo. Probablemente, en este punto, la analogía con el 11 de septiembre vale, pero teniendo en cuenta lo sucedido en estos últimos quince años (en especial, las esperanzas y desesperanzas de las revueltas en el mundo árabe).

Hay que tener en cuenta este contexto global y destacar aún más la segunda singularidad de los sucesos de enero, esa con la que comenzamos nuestro artículo, F. Sabado y yo: la afirmación de una solidaridad no excluyente en las masivas manifestaciones, el rechazo masivo del racismo y de la amalgama entre terroristas e islam. En estas circunstancias, ¿se trata de algo banal? No me parece. De forma muy significativa, en una encuesta realizada diez días después de la masacre, el instituto de sondeos Ipsos señaló una disminución importante de las “tensiones sobre el Islam” ; “Aquí es necesario distinguir los niveles y la evolución. En términos de porcentaje, siempre hay un 47 % de franceses que estiman, pensando en la forma en que la religión musulmana se practica en Francia, que “esta religión no es compatible con los valores de la sociedad francesa” Es un porcentaje elevado. Pero en términos de evolución es diez puntos inferior y no superior a los resultados de hace un año. Es ahí donde se ve bien que no hay un aumento de la desconfianza/3.”

Digamos que los sucesos de enero suscitaron dos movimientos contradictorios en la población: un aumento neto, pero minoritario, de actos racistas e islamófobos, y un aumento mayoritario del sentimiento de confraternidad.

Tercera singularidad a destacar: la solidaridad declarada por numerosas organizaciones de migrantes en Francia (de África del Norte especialmente) y provenientes de numerosos países de la región árabe o de Oriente Medio, a pesar de la pésima reputación adjudicada a Charlie Hebdo. En nuestro precedente artículo, nos habíamos detenido en el sentimiento de alienación entre la juventud precarizada, porque es especialmente importante en lo que se refiere a nuestras responsabilidades. Hoy insisto sobre el primer elemento (la solidaridad) de una realidad contrastada porque es, por una parte, revelador de los desafíos sentidos por las y los que están bajo la influencia o la amenaza fundamentalista, pero que, por otra parte, es sistemáticamente ocultada por quienes quieren sentar en el banquillo a Charlie o más genéricamente a los “franceses” (un deporte de combate bastante de moda en el mundo anglosajón).

Que un gobierno aproveche estos acontecimientos para subirse de nuevo al tren de medidas liberticidas y dar una imagen de imperialismo de los derechos humanos, es efectivamente, banal (y esto funciona bien: las políticas de seguridad son plebiscitarias). Al contrario, la llegada “en masa”, en caliente, de jefes de Estado o de sus representantes, no lo es. Si han venido de ese modo, es por el contexto internacional, por la novedad, no, desde luego, para defender las libertades o dar un empujón a François Hollande. He aquí la cuarta peculiaridad de los sucesos de enero. Confirma que necesitamos una reflexión colectiva sobre la evolución de la situación mundial y sus implicaciones/4.

Evidentemente, hay aspectos comunes entre lo que pasó en Francia y en otros países bajo el trauma de un ataque devastador. ¿Por qué entonces es tan importante destacar la singularidad? Para rendir justicia al acontecimiento y aprehender su complejidad. Porque esto nos ayuda a tratar de nuevo, y no solo repetir, lo que decimos desde hace años. Porque permite abordar mejor la cuestión de nuestras tareas evitando los juicios simplistas y precipitados.

Centro la reflexión en lo que me parece nuevo, complicado y sobre lo que, a menudo, no tengo repuestas infalibles.

El fundamentalismo religioso aquí y allá

En gran medida, la izquierda radical occidental está mal preparada para luchar contra el fundamentalismo religioso y eso por diversas razones:

Durante mucho tiempo, algunos componentes de la izquierda radical, y no de los menores, presentaron el ascenso del fundamentalismo en el mundo musulmán de manera muy positiva, como una expresión (más o menos deformada) de antiimperialismo cuando se trata (como en las otras religiones) de corrientes reaccionarias y contrarrevolucionarias.

De forma más general, gran número de corrientes tomaron la detestable costumbre de defender solo a las víctimas de su “enemigo principal” (su gobierno, su imperialismo) sin preocuparse de las víctimas de los “enemigos de sus enemigos” - en este caso de los islamistas fundamentalistas- en nombre de “prioridades” exclusivas o, peor, juzgando que defenderlas equivalía a un acto de complicidad con el imperialismo. Señalemos que el mismo argumento puede aplicarse en relación a las víctimas de una dictadura supuestamente “antiimperialista”, como el régimen de Assad.

Además, se han extraído conclusiones erróneas de una evidencia cierta: la situación de las poblaciones que se identifican como musulmanas no es la misma “entre nosotros” que en los países mayoritariamente musulmanes. Sin duda, “entre nosotros” necesitamos combatir el racismo, la islamofobia del Estado, la racialización de las discriminaciones sociales, etc. Sin embargo, no hay una muralla China entre “allí” y “aquí”. Incluso “minoritarios", los agentes no estatales pueden, también ellos, oprimir otras minorías o ejercer la represión en el seno de “su” propia “comunidad”; por ejemplo, respecto a las mujeres.

En fin, en la mayoría de los casos, la izquierda occidental no está arraigada en los sectores precarizados aunque se asuman muchas actividades de solidaridad (incluso Francia, por mucho que disguste a algunos) hacia los sin-papeles, sin-techo, etc. Como señala Gilbert Achcar, sin ser específicamente francesa, es una constatación muy preocupante: “lo que se denomina habitualmente la “izquierda radical” […] tiene un pobre balance en lo que se refiere a las relaciones con los sectores de origen emigrante. Constituye una carencia importante, aunque se puedan encontrar situaciones semejantes en la mayoría de países imperialistas”. Es eso lo que dificulta considerablemente las formas de acción (incluso de comprensión) al mismo tiempo que los sectores precarizados ocupan un lugar cada vez más nodal en muchos de nuestros países.

No identifico “sectores precarizados” y población de “origen emigrante” (¿durante cuántas generaciones se es “de origen...”?) Los dos son heterogéneos. Pero si tuviéramos ese arraigo social, la cuestión de las relaciones con el sector precarizado de los migrantes e hijos de migrantes, estaría resuelta, al menos en parte.

El papel del Islam político en el poder (Egipto) y, después, de los islamistas “radicales” contra las revoluciones populares en el mundo árabe, han clarificado en gran parte, el debate sobre la naturaleza progresista o no de estas corrientes político-religiosas. En cuanto a la muralla de China entre allí y aquí, hoy se muestra muy porosa. Era previsible (y a veces, fue previsto). Hoy en día, y hacia delante, la constatación es inapelable: el salafismo, el wahhabismo y los otros fundamentalismos, (incluyendo a los evangélicos en las poblaciones cristianas) han echado raíces en Europa. No hay que tomar la cuestión a la ligera. Estos movimientos son enemigos de los progresistas pero también de los musulmanes “no conformes” (es decir, la gran mayoría). Hay que combatirlos tanto junto a (y a favor de) los musulmanes, como para defender un proyecto de sociedad solidaria. Tenemos que combatir en varios frentes a la vez: contra las políticas no igualitarias y discriminatorias, contra la islamofobia y el racismo, contra la extrema derecha y los fundamentalismos religiosos (incluso sus versiones cristianas) que se han convertido o han vuelto a convertirse en agentes políticos peligrosos en Francia.

No estamos preparados para ello. Conocemos una parte de las causas, pero una parte solamente. Para avanzar, no hay que atenerse a las evidencias (aunque sean verdaderas) sino aplicarse a lo que habitualmente no se habla, incluso a lo que es francamente inesperado, sorprendente. Voy a dar dos ejemplos.

No hemos dejado de repetir que las guerras imperialistas (2003 en Irak...) crearon el terreno fértil en el que el Estado Islámico pudo levantar el vuelo. Es verdad y hay que recordarlo para que no se crea que hoy en día la solución sería la guerra imperialista; pero en los orígenes también está la política de clases dominantes en el mundo musulmán. El último dossier de L’Anticapitaliste, la revue, aborda esta cuestión, si bien lo hace de forma muy tímida/5.

Por último, los movimientos fundamentalistas no solo reaccionan a lo que hacen las potencias imperialistas. Se han convertidos en actores de pleno derecho, tienen sus propios proyectos, historias, sus propias raíces. No nos planteamos la cuestión de su fascismo religioso porque cometan actos bárbaros. Por ejemplo, si Farooq Tariq califica algunos de estos movimientos de nuevo fascismo religioso, es a partir de un análisis de la evolución de sus raíces sociales en Pakistán/6. ¿Es discutible el análisis? Al menos, debería ser tenido en cuenta puesto que viene de un país desgarrado por los conflictos sectarios...

El paisaje de los fundamentalismos está en plena evolución y los análisis del pasado, por muy pertinentes que sean, deben actualizarse. El Estado Islámico, por ejemplo, es un elemento reciente (¿en plena mutación?) Es cierto que ninguno de los países afectados se asemeja a la Europa del periodo de entre guerras. Sin embargo, estos movimientos cumplen funciones análogas (contra las revoluciones árabes, por ejemplo) a las de los fascismos europeos (contra el movimiento obrero). Algunos, en todo caso, en Pakistán, han adquirido una verdadera base de masas en el seno de las clases medias educadas muy reaccionarias/7 y en el seno de capas “plebeyas a través de las escuelas coránicas,”. En este contexto, ¿por qué no podríamos hablar de movimientos político-religiosos fundamentalistas de tipo fascista? No voy a proponer fórmulas que sean válidas para todo, pero siento la necesidad de actualizar el análisis de los (en plural) fundamentalismos.

Segundo ejemplo. Solemos destacar (correctamente) que no ha sido la religión sino la desesperación social, la experiencia de la discriminación cotidiana, de la injusticia (el famoso “doble rasero”), la que está en el origen de la radicalización de los jóvenes franceses que van a Siria,. La religión sería solo “un vector” y no un “factor”, para retomar la expresión de Julien Salingue/8. Pero una vez que el “vector” lleva a un compromiso sectario en una corriente fundamentalista, este último se convierte en “factor”, portador de una visión de la sociedad (que incluye el poder sobre las mujeres y la deshumanización de los “otros”) y, sean las que sean las implicaciones personales, otorga a la barbarie de los actos una justificación religiosa. Para ir a la raíz de las cosas, hay que especificar la cuestión social, pero esto no nos libra ni de la cuestión política (las nuevas extremas derechas) ni del uso que se hace de la religión.

Y además, hay elementos que escapan a nuestros esquemas de tradicionales, sea cual sea su validez: La parte considerable de franceses entre los conversos que se unen a los movimientos fundamentalistas; que se comprometan adolescentes salidos de medios y familias estables, venidos incluso de ciudades tranquilas; la presencia de jóvenes muy cualificados que no tienen dificultades para obtener un empleo (¡hackers!) y que ponen sus conocimientos al servicio del Estado Islámico, por no hablar de las y los que se dejan engañar por las llamadas a la acción humanitaria en Siria. ¿Por qué los métodos clásicos de las sectas de todo tipo (separar al individuo objetivo de su entorno) funcionan tan eficazmente en este caso? Creo que deberíamos estudiar con más interés estas cuestiones para ampliar y enriquecer nuestros análisis.

En Francia, lo esencial de nuestros textos intentan oponerse a las pretensiones hipócritas de nuestros gobernantes, a las mentiras de la ideología dominante. Todas esas cosas son necesarias. Sin embargo, al hacerlo, nos arriesgamos a repetir lo que ya sabíamos y quedarnos ahí. Hemos condenado sin ambigüedad los asesinatos, pero a menudo sin extraer las conclusiones necesarias en términos de tareas. Ahora bien, actualmente necesitamos vincular más que en el pasado la solidaridad con las corrientes progresistas que se enfrentan en Siria o en Pakistán a los fundamentalismos (así como a regímenes totalitarios) y la resistencia al fuerte ascenso de estas nuevas extremas derechas político-religiosas en Europa. Hay que hacerlo en nuestro programa y con nuestros métodos; con y en defensa de los musulmanes. De lo contrario, no ofreceremos ninguna alternativa convincente a las políticas de seguridad y, en este campo, dejaremos el campo libre a nuestros adversarios: el Estado y la extrema derecha “occidental”.



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« Respuesta #1 : Febrero 25, 2015, 11:59:57 »


¿Es Charlie el problema?

En algunos medios militantes en Francia, y sobre todo, en la blogosfera internacional (especialmente en lengua inglesa), el “problema” parece ser… Charlie Hebdo; hasta el punto que algunos olvidan condenar a los asesinos, o mantienen a las víctimas como la cuerda que sujeta al ahorcado: “un asesinato no está justificado nunca”, frase que he aprendido a aborrecer, inevitablemente seguida de un mortal “pero...”.

He tenido algunos intercambios de correo con un indio que buscaba lo que, en los números recientes de Charlie, había “provocado” el ataque y se asombraba de no encontrarlo. Y con razón: no había asunto Charlie pendiente. El periódico había vuelto a caer en la penumbra e iba tirando con dificultades.

Si Charlie no hubiera existido, los ataques de enero se hubieran producido a pesar de todo; responden al papel jugado por el Estado francés en Oriente Medio y en África (sin duda es por eso que ha sido elegida Francia antes que Dinamarca -de donde vinieron las famosas caricaturas de Mahoma-). Los objetivos políticos fueron la prensa, la policía y los judíos. No faltan los objetivos físicos y simbólicos. Demonizado como ha sido, Charlie Hebdo era útil pero de ninguna manera indispensable. Así que, a su vez, tampoco era indispensable “juzgar” a Charlie para analizar la naturaleza y el alcance de los atentados, la naturaleza de las organizaciones patrocinadoras, las modificaciones del contexto internacional. Ahora bien, a medida que más abundaba la literatura sobre Charlie, más marginalmente se abordaban estas cuestiones.

Las organizaciones patrocinadoras o inspiradoras de los ataques de enero pasan gran parte de su tiempo masacrando musulmanes. Manipulan los sentimientos religiosos como otros manipulan los sentimientos nacionales o, más generalmente, identitarios. No hablamos de una bronca que haya estallado en un bar entre un dibujante de Charlie y un joven beur (francés de origen argelino. ndt) ofendido por sus caricaturas. Hablamos de actos políticamente racionales en relación con los objetivos perseguidos por Al-Qaeda en Yemen o del Estado Islámico (sobre la racionalidad de los individuos que perpetraron los ataques, yo me manifestaría más prudentemente de lo que lo ha hecho Julien). Pero esta racionalidad política no interpela ni interroga a muchos de los comentaristas.

“¿Soy yo Charlie?” se convirtió en la primera pregunta agitando la blogosfera. Sin duda, se puede escribir un texto interesante a partir de esta interrogación, pero a condición de comprender que puede alimentar un contrasentido si se opone al “yo soy Charlie”; si conduce al “Yo no soy Charlie” o poco o nada [Charlie].

“Yo soy Charlie” no ha sido nunca una identificación con la línea editorial real o supuesta del Charlie Hebdo, sino simplemente la proclamación de una solidaridad humana con las víctimas. Una solidaridad sencilla, sin “peros” como debe ser en tales circunstancias; no una proclamación política . Oponerle el “Yo no soy Charlie” es empezar a medir el grado de solidaridad en función del grado de acuerdo político. Sé que esa no era la intención de algunos que han utilizado esta fórmula de moda. Pero la voluntad de minimizar la solidaridad hacia las víctimas, de devaluarlas, de intentar culpabilizarlas, se manifestó entre muchos otros. Y es muy grave.

Hay muchos debates legítimos pendientes sobre la libertad de creación, la libertad de prensa o de expresión y la libertad de los creadores, de los periodistas, de la gente corriente. Las razones por las que jóvenes beur rechazan identificarse con Charlie son evidentes y legítimas. Pero aquí hablamos de organizaciones y personas políticas de izquierda que juzgaron, después de los atentados, que los más urgente era proclamar “Yo no soy Charlie”, es decir, oponerse al “Yo soy Charlie con un “Todos somos musulmanes”/9. Las verdaderas víctimas no serían las que cayeron bajo las balas de los asesinos, sino aquellas que los asesinados habían seleccionado para ser objeto de burla, pues Charlie Hebdo era la “representación ideológica” de la opresión. Y Richard Fidler, (que por supuesto condena el acto del asesinato) hace esta extraordinaria advertencia: “No debemos permitirnos cometer el mismo error que el cometido por los asesinos de Charlie Hebdo: identificar la fuente de la opresión con su representación ideológica , no con su base material, social”. Ellos mismos opresores de los musulmanes, no se confundieron de objetivo: se corresponden exactamente con los objetivos de los movimientos fundamentalistas.

El SWP británico fue especialmente lejos en este ámbito. El comunicado del Comité Central después de la masacre de Charlie Hebdo fue escrito enteramente para minimizar la responsabilidad de los asesinos, aunque el ataque es calificado de “erróneo y totalmente inaceptable” (¿es “erróneo“ el calificativo adecuado?) y los asesinatos de “horribles”. Además del imperialismo, Charlie Hebdo aparece como el mayor culpable debido a sus “ataques provocadores y racistas contra el Islam” añadiendo para mantener la equidistancia que si “esto no justifica las muertes, sin embargo, constituye el telón de fondo esencial”. La única tarea urgente es entonces “unirse contra el racismo y la islamofobia”/10. Se entiende que el SWP británico reaccione así porque necesita borrar sus huellas y hacer olvidar sus propias responsabilidades. Fue una de las principales organizaciones de izquierda radical en presentar el ascenso del fundamentalismo islámico como la expresión de un nuevo antiimperialismo; también hizo inaudible la voz de las mujeres que, incluso en Gran Bretaña, apelaban a los medios progresistas para que les apoyaran frente a la influencia fundamentalista.

¿Charlie racista?

Charlie Hebdo es un periódico. Incluye una plantilla de periodistas con opiniones bastante variadas. Tiene una historia a veces tormentosa, problemática, como después del 11 de septiembre de 2001 bajo la dirección de Philippe Vall. Debo confesar que no he sido nunca lector de Charlie o Le Canard enchaîné- aunque me han gustado mucho los dibujos de las víctimas de la masacre: Cabu, Wolinsky, Charb, Tignous... ampliamente publicadas en la prensa militante, entre ellas la mía (Rouge) Para la historia me remito a otros autores/11.

¿La víctima no era perfecta? ¿Pero por qué debería serlo? Las acusaciones lanzadas contra los dibujantes asesinados me evocan a menudo los cargos contra una mujer violada: ¿no iba ligera de ropa?, ¿su comportamiento no era provocador?, ¿no tenía un pasado voluble? De la suposición, se pasa a la acusación: Charlie era racista. En una gran parte de la blogosfera anglófona, el veredicto está asestado y, la acusación oída, repetida en un bucle, incontestable.

El proceso por falsificación es fácil. Se eligen los dibujos que pueden parecer racistas y se ignoran los que, los más numerosos, son explícitamente antirracista. Se califica de islamófoba cualquier caricatura de Mahoma, incluso cuando tiene como objetivo diferenciar el Islam del fundamentalismo como la famosa “portada” de Cabu presentando el profeta con la cabeza entre las manos, lamentándose: “es duro ser amado por los imbéciles”. Muchos anglófonos manifiestan, por otra parte, su habitual imperialismo cultural rehusando tener en cuenta la tradición francesa de caricaturas y de anticlericalismo (a riesgo de criticarlas después).

De todas formas, para muchos el objetivo no es comprender la complejidad sino hacer una instrucción repleta de cargos. Es horrible ver funcionar esta mecánica y ver hasta dónde puede llevar. Pues finalmente, como dice Gilbert Achcar, “Algunas personas implicadas en Charlie Hebdo se sitúan completamente a la izquierda. Stéphane Charbonnier, conocido bajo el apodo de Charb, el director de la publicación que era el objetivo principal de los asesinos, era desde todo punto de vista alguien que se situaba a la izquierda. Tenía estrechos lazos con el Partido Comunista y los ambientes de la izquierda. Sus funerales se realizaron al son de la Internacional/12 y el elogio fúnebre que le dedicó Luz, un superviviente del equipo de Charlie Hebdo, contenía una crítica acerba a la extrema derecha francesa, al Papa y a Benjamin Netanyahou. En ese sentido, la comparación que algunos han podido hacer de Charlie Hebdo con un magazín nazi que publicase dibujos antisemitas en la Alemania nazi es totalmente absurda. Claramente, Charlie Hebdo no es una publicación de extrema derecha y la Francia de hoy no es un Estado de tipo nazi.” O como escribió Michael Löwy al día siguiente de la masacre: “Infamia. Es la única palabra que puede resumir lo que sentimos ante los asesinatos de nuestros compañeros de Charlie Hebdo. Un crimen más odioso aún porque los camaradas eran gente de izquierdas, antirracistas, antifascistas, anticolonialistas, simpatizantes del comunismo o del anarquismo/13. Hacía poco que habían participado en un álbum en homenaje a la memoria de los centenares de argelinos asesinados por la policía francesa en París, el 17 de octubre de 1961. Su única arma era la pluma, el humor, la irreverencia, la insolencia. También, según la vieja tradición anti-clerical francesa, contra la religión. Ahora bien, en el último número de la revista, la portada era una caricatura contra la islamofobia d’ Houllebeck (tenían que enseñar la patita, Nota del Posteador!) y en el interior se encontraba una página de caricaturas contra la religión... católica. Recordemos que Charb, el redactor jefe, era un dibujante de sensibilidad revolucionaria, que ilustró el libro de Daniel Bensaïd, Marx, manual de instrucciones. También estuvo presente en el homenaje a Bensaïd donde bosquejó tiernos e irónicos dibujos que eran proyectados al momento/14.”

Algunos le han buscado las vueltas al número de Charlie publicado por los sobrevivientes una decena de días después de la masacre, lo que me parece bastante indecente cuando uno se imagina en qué condiciones psicológicas ha tenido que trabajar la redacción. Pero esto es lo que dice Luz/15 en su “portada” presentando a Mahoma con un cartel “Yo soy Charlie” entre las manos; bajo el título: "Todo está perdonado”– una portada cuya génesis ha sido muy difícil: “Le he dado vueltas a la razón por la que una parte del equipo de Charlie ha sido asesinada [el dibujo de Mahoma en una portada de Charia Hebdo] que nos supuso un incendio [en 2011]. Me he dirigido a él. Pobre viejo, a ti que te dibujé en 2011, lo que nos valió muchos quebraderos de cabeza... De algún modo, era casi un perdón mutuo, lo que se hacía. Yo, como autor, diciendo, “Siento mucho haberte fastidiado allá dentro” y él, como personaje, que me perdonaba, que me decía: “No es grave, tú estás vivo, tú vas a poder seguir dibujándome” ¿Es la declaración de un racista islamófobo?

Como ha señalado Tareq Oubrou, imán y rector de la mezquita de Burdeos: “Una caricatura es una caricatura. Estamos en un país libre y gracias a esta libertad, los musulmanes pueden expresarse y practicar su religión. No tiremos piedras sobre nuestro propio tejado.[...]. La intención de esas caricaturas es aliviarnos; es, incluso, un acto de amabilidad. Hay que ver la caricatura más allá del problema de la representación del profeta como tal/16. ”

Riss es hoy el nuevo director de Charlie Hebdo, remplazando a Charb. Fue herido durante el ataque (una bala en el hombro). Entrevistado a la salida del hospital, se refirió a la masacre, a la historia de Charlie (que “se ha convertido en el símbolo de combate de la laicidad para nuestra gran sorpresa”) y concluyó: “Al final, a pesar de todo, se va a acabar entendiendo que todos los musulmanes no son terroristas. Se puede ser musulmán en una democracia, no es un problema. Solo los espíritus deshonestos hacen la mezcla. Y se ve muy bien de dónde viene esto. Los terroristas no tienen nada que ver con la inmensa mayoría de franceses de confesión musulmana/17.”¿Es la declaración de un racista islamófobo?

Todo esto se dice después de una terrible prueba. Pero nuestros falsificadores no tienen solución. Se guardan muy bien de informar a su auditorio de los compromisos militantes de las víctimas, de las declaraciones los supervivientes contra la mezcla entre musulmanes y terroristas. No tienen gran cosa que decir de las víctimas judías. La empatía, la humanidad, no son su fuerte. ¿De qué proyecto de sociedad son portadores?

Tres cuestiones a modo de conclusión

Si me he tomado el tiempo de defender a las víctimas del 7 de enero es porque nosotros que los hemos conocido o que hemos reproducido tantos dibujos suyos, se lo debemos ante acusaciones infamantes/18. Poco después de la masacre, Luz, superviviente, dio una entrevista llena de dudas que me parece importante para quien quiera comprender: “Se ha echado sobre nuestros hombros una carga simbólica que no existe en nuestros dibujos […]. Desde la publicación de las caricaturas de Mahoma, la naturaleza irresponsable de la caricatura desapareció progresivamente […] nuestros dibujos se leyeron en el primer nivel […] Desde 2007, Charlie es mirado bajo el prisma de la responsabilidad. Cada dibujo tiene la posibilidad de ser leído bajo el prisma de los desafíos geopolíticos o de la política interior. Echan sobre nuestros hombros la responsabilidad de estos desafíos. Pero es un periódico, se compra, se abre, y se vuelve a cerrar. Si la gente sube nuestros dibujos a Internet, si los medias adelantan algunos dibujos, es su responsabilidad. No la nuestra. […] A diferencia de los anglosajones o de Plantu, Charlie lucha contra el simbolismo. Las palomas de la paz y otras metáforas del mundo en guerra, no es lo nuestro. Trabajamos en determinados detalles […] ligados al humor francés.[Dibujos] a veces horteras, a veces cutres, […] Charlie es la suma de personas muy diferentes unas de otras […]. La naturaleza del dibujo cambiaba en función de la garra de su dibujante, de su estilo, de su pasado político para unos, o artísticos para otros. Pero esta humildad y esta diversidad de miradas ya no existe. Cada dibujo es visto como si estuviera hecho por cada uno de nosotros.[La unanimidad] es útil para Hollande, para volver a unir la nación. Es útil para que Marine Le Pen pida la pena de muerte. En un sentido amplio, todo el mundo puede practicar el simbolismo no importa cómo. Incluso Putin podría estar de acuerdo con una paloma de la paz. Ahora bien, con los dibujos de Charlie no podías hacer cualquier cosa. Cuando se burla con precisión del oscurantismo, cuando se ridiculizan actitudes políticas, no se está en los símbolos. Charb, que yo considero como el Reiser de finales del siglo XX y de principios del XXI, hablaba de la sociedad. Dibujaba lo que había bajo el barniz, gentes con nariz grande, un poco chungas. Ahí, estamos bajo una enorme capa de barniz y va a ser difícil para mí/19.”
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« Respuesta #2 : Febrero 25, 2015, 12:02:23 »




Libertad de creación, de expresión y responsabilidad

“Todas las licencias en el arte” se decía. Quizás sería bueno revisitar el surrealismo a la luz de los debates actuales sobre la relación del creador (sin juego de palabras) con la responsabilidad. Luz inscribe Charlie en una tradición de responsabilidad limitada del dibujante: se acaba en la publicación del periódico y no puede tener en cuenta el eventual uso que otros harán de las caricaturas so pena de ahogar la creación, de zozobrar en el simbolismo. Moral de convicción o moral de responsabilidad dicen algunos más sabios que yo/20.

Desde un punto de vista militante (que no es el del creador) no se pueden olvidar las consecuencias previsibles de sus provocaciones. Atacar los culos benditos de todas las religiones es una cosa muy buena. Sin embargo, en Francia, ¿se puede hacer de la misma forma contra los guardianes católicos que contra sus correligionarios musulmanes? No lo creo, porque es hacer abstracción de las relaciones dominante de opresión que modifican la lectura de los textos o de las caricaturas. Es una cuestión que, según lo que yo sé, la redacción de Charlie no quiso tener en cuenta y eso explica (solamente en parte) la amplitud de los debates en la izquierda francesa sobre la política editorial de Charlie. La provocación es un arte difícil cuando se apoya en conflictos identitarios.

Sin embargo, no estoy de acuerdo con los partidarios de la autocensura. Se debe blasfemar. De lo contrario, en la práctica les damos la razón a los guardianes de la virtud que criminalizan la blasfemia. ¿Hay que recordar que la criminalización de la blasfemia no tiene como objetivo proteger a los creyentes sino de reprimir a los opositores, del mismo modo que el crimen de lesa majestad o el que se refiere a los símbolos de la nación (uno de mis primeros actos militantes fue no levantarme durante la Marsellesa)? En un momento en la que tantas personas por el mundo están presas o son asesinadas bajo la acusación de blasfemar, no hay que recular en este terreno.

Una reflexión sobre estas cuestiones me parece totalmente legítima/21. Solamente dudo de que se pueda llegar a reglas de conducta universales.

Laicidad, republicanismo, poscolonialismo

Para Gilbert Achcar, el problema planteado, en gran medida, está en una tradición “de laicismo arrogante de la izquierda” que puede alimentarse de un anticlericalismo arraigado en la larga historia de la izquierda francesa. Para otros, será la ideología republicana. Incluso para otros distintos, será el poscolonialismo. De todas formas, habría un “problema francés” especial. Un amigo filipino me preguntó ingenuamente si el fracaso en Francia de la organización de los trabajadores emigrantes no venía porque este país no había saldado su pasado colonial, lo que implicaría que el fracaso era menos patente en otros países imperialistas.

Esta pregunta me llamó la atención, porque acabábamos de vivir las movilizaciones masivas de enero, significativas por su rechazo de la palabra xenófobo, cuando poco antes había estallado el escándalo por los repetidos asesinatos policiales de negros en Estados Unidos que eran protegidos por jurados populares. Sí, el pasado colonial francés no está saldado, especialmente la guerra de Argelia, que la derecha quiere rehabilitar. Pero las grandes potencias de los siglos XIX y XX son anglosajonas. El pillaje del mundo del Reino Unido se saldó con inmensas hambrunas. Estados Unidos se construyó sobre un genocidio (los indios de América) y gracias al recurso masivo a la esclavitud. ¿Dónde se ha saldado ese pasado?

Sí, la organización de trabajadores emigrantes en Francia constituye un fracaso grande, en parte debido a la política del PCF durante la guerra de Argelia. ¿Pero dónde tenemos un verdadero éxito? Estos últimos años, en Francia ha habido muchas luchas de emigrantes; especialmente mediante la constitución de colectivos de sin-papeles por nacionalidades o regiones de origen. Recibieron la ayuda de sindicatos (uno de ellos la CGT) y de ciudadanos y ciudadanas. El poder quiso poner una trampa a los clandestinos tomando como rehenes a sus hijos al salir de la escuela. Una red muy activa de padres y madres de alumnos se organizó para protegerles de la policía y de la deportación. Todo eso es insuficiente. ¿Pero es cualitativamente mejor en otros lugares?

Hablaré más bien de la siguiente constatación: en todas partes, las políticas de integración tienden al fracaso. Por todas partes (¿?) en Europa amenaza la extrema derecha. Incluso en países que nunca conquistaron colonias fuera de Europa (o muy pocas), con lo que la explicación poscolonial encuentra sus límites rápidamente/22. El factor explicativo general, es más bien el de la universalidad de las políticas neoliberales, destructivas. Y el frente de resistencia general, no puede anclarse en otra respuesta mas que en la social.

Sin duda, en Francia tenemos problemas específicos nacidos de una historia particular. Mi generación no aprendió a tratar cuestiones “identitarias” o de las religiones porque en nuestros años de formación militante no se planteaban en estos términos (por ejemplo, la emigración norteafricana tenía conciencia de ser trabajadores). Como lo dijo con humor Olivier Adam, vivíamos “una época bendita”, un “mundo sin Dios”/23. Es también la matriz original de Charlie. Sí, podemos aprender de países que conocieron una historia diferente. Pero a la inversa es también verdad. ¿No es un problema que tantos países europeos tengan todavía familias reales e Iglesias de Estado, incluidos los no cristianos excluidos de esta historia muy “visible? ¿La relativa radicalidad de la separación de la iglesia y el Estado en Francia no es un punto de apoyo para defender una ciudadanía igual?

Mucho más que la unión nacional, probablemente ha sido la unión republicana la que ha caracterizado las manifestaciones de enero. Una cierta idea generosa de la república, de una ciudadanía común. Una idea en la que, sin embargo, no se reconocen las y los que viven en la precariedad, que saben bien que la igualdad no es la verdad de esta República. De hecho, la concepción de la república (como hoy la laicidad) es un campo de confrontación política en Francia. ”La” laicidad (“incluso a la francesa”) y “la” república no existen. De ahí la bandera de la república social para no dejar al adversario una parte de la historia popular y asegurar el triunfo de la de las clases dominantes.

Solidaridades e identidades

Me impresionó mucho la dificultad de numerosas organizaciones (o personas) para analizar los sucesos de enero con perspectiva. Muchos solo lo hicieron a través del prisma de su propio campo de intervención (o de su propia historia personal). Me temo que eso refleja el grado de fragmentación del pensamiento y de la acción militante (y también, para hablar francamente, los rasgos individualistas y narcisistas de la ideología neoliberal dominante).

Este grado de fragmentación es un peligro mortal. El orden dominante pierde toda legitimidad democrática (sosteniendo regímenes cada vez más autoritarios), social (destruyendo los derechos sociales) o histórica. Su principal fuerza reside en la división de los y las de abajo. Por lo tanto, procura destruir las antiguas solidaridades e impedir la formación de otras nuevas. Para conseguirlo, toca todas las teclas: jóvenes contra viejos, hombres contra mujeres, empleos estables contra empleos precarios, nacionales contra emigrantes, chinos contra árabes, árabes de emigración antigua contra árabes de emigración reciente, racismo contra racismo...

Desde ese punto de vista, el atentado contra el Hyper Cacher puede tener consecuencias muy importantes enfrentando “comunidad contra comunidad” debido al impacto en Francia del conflicto israelí- palestino. Así mismo, el gobierno aprovecha los sucesos de enero para acelerar su programa para meter en cintura las escuelas mediante la imposición de un orden moral para la juventud. El objetivo actual son los jóvenes que han rechazado aceptar sin discusión el minuto de silencio en memoria de las víctimas de Charlie; en este caso, la mayoría son musulmanes. Pero el objetivo general son las clases y las generaciones “peligrosas”, o sea una triple discriminación “racial”, generacional y social.

La unidad de los explotados y oprimidos no se hará negando la importancia de las distintas discriminaciones de las que son víctimas las “minorías visibles” al no permitirles hacer valer eficazmente sus propios derechos. Y no se hará valorando más las políticas identitarias, que privilegian la diferencia en contra de las resistencias colectivas. Sin un combate común, la batalla está perdida de antemano. Un combate semejante exige un reconocimiento recíproco de los derechos compartidos pero también una base arraigada en lo social. La opción es clara, es propiamente estratégica, y tiene implicaciones concretas.

No hay uno sino varios racismos presentes en Francia. Los gitanos son, indiscutiblemente, los más oprimidos; los chivos expiatorios por excelencia. La población identificada como árabe-musulman es la más generalmente discriminada, objetivo del discurso dominante. Sea cual sea su religión, los negros permanecen negros, víctimas de un racismo más clásico. Los judíos son los únicos que han sido objeto de asesinatos en el periodo reciente (Toulouse, Bruxelles, l’Hyper Cacher). Hay racismos construidos por el Estado, otros no; pero todos son veneno, factor de división y de deshumanización, destructores de solidaridad. Todos deben ser combatidos en un mismo movimiento solidario. Así que, valdría más evitar las declaraciones antirracistas que no lo sean …

Hay víctimas múltiples. Defendámoslas a todas, según nuestros medios pero sin jerarquías, sea quien sea el opresor. ¿Hay que defender a los musulmanes con los musulmanes, a su lado, sin paternalismo? Por supuesto: defender a las víctimas de la islamofobia y también a las mujeres llamadas de “medios musulmanes” víctimas del sexismo ordinario o fundamentalista. ¿Estamos todos de acuerdo?

Queda un enorme trabajo de puesta al día de muchas de estas cuestiones. Pero para eso es necesario una línea directriz: la convergencia de resistencias, la construcción de solidaridades, la unidad de las personas explotadas y oprimidas.
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« Respuesta #3 : Febrero 25, 2015, 13:12:37 »


Interesante cuestión la que nos planteas y los artículos compartidos. Yo me quedo con esta cuestión:

Citar
Si Charlie no hubiera existido, los ataques de enero se hubieran producido a pesar de todo; responden al papel jugado por el Estado francés en Oriente Medio y en África (sin duda es por eso que ha sido elegida Francia antes que Dinamarca -de donde vinieron las famosas caricaturas de Mahoma-). Los objetivos políticos fueron la prensa, la policía y los judíos. No faltan los objetivos físicos y simbólicos. Demonizado como ha sido, Charlie Hebdo era útil pero de ninguna manera indispensable. Así que, a su vez, tampoco era indispensable “juzgar” a Charlie para analizar la naturaleza y el alcance de los atentados, la naturaleza de las organizaciones patrocinadoras, las modificaciones del contexto internacional. Ahora bien, a medida que más abundaba la literatura sobre Charlie, más marginalmente se abordaban estas cuestiones.


Para mí el nacimiento del Estado Islámico es el fracaso de la Organización de las Naciones Unidas y la comunidad internacional en general. Y no lo digo en balde, este es el primer párrafo en la presentación de la ONU en su propia web:

Citar
Las Naciones Unidas son una organización internacional fundada en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial por 51 países que se comprometieron a mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar entre las naciones relaciones de amistad y promover el progreso social, la mejora del nivel de vida y los derechos humanos.


Si tenemos en cuenta el resultado de la II Guerra Mundial y la evolución cronológica de acontecimientos que se han dado a partir de ellos encontramos muchos elementos que nos explican el auge del islamismo radical. Además, en Occidente no nos hemos preocupado en comprender el Islam, una corriente religiosa complicada de entender y con multitud de facciones que mantienen peligrosas rivalidades entre ellas. Simplificamos demasiado el problema y lo aislamos cuando las torres gemelas sufrieron el ataque. Tendimos puente entre ETA y Al-qaeda cuando nos llegó el 11M, dándoles tintes políticos a un problema que era mucho más profundo y creímos que era culpa simplemente de la guerra en Irak cuando Londres tuvo también su atentado. Por entonces no era un problema global y, casi estoy convencido, muchos musulmanes occidentales vieron aquello hasta "razonable".

Ahora la situación es distinta. Cuando los jordanos ven a uno de los suyos morir de la forma más cruel e inhumana, cuando a Japón le decapitan uno de los suyos o cuando los egipcios sufren también la barbarie de los que dicen formar parte del Estado Islámico la cosa cambia. Y atención, que lo del Estado Islámico no es una tontería. Como se decía en esos artículos se trata ya de un ente de pleno derecho con su propio territorio, población, organización de poder e incluso ejército. No son un grupo de terroristas con apoyo de un número más o menos grande personas, es que se trata de un Estado en toda regla que comienza a tener hasta su propio sistema educativo o de justicia, con todo lo que ello implica.

Y yo, personalmente, que me considero una persona de izquierdas, antibelicista y tolerante con cualquier tipo de religión siempre dentro del derecho de libertad religiosa, creo que rozamos la línea que justifica una intervención armada. Ahora bien, esta intervención armada no puede ser en ningún caso como las desarrolladas hasta ahora. Entre otras cuestiones, en el caso de intervención armada, los propios paises de mayoría musulmana tienen mucho que decir también.
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« Respuesta #4 : Febrero 25, 2015, 15:57:36 »




Lo mejor, más documentado y con un enfoque más pragmático que he leído sobre ISIS es esto. Está en inglés

http://www.theatlantic.com/features/archive/2015/02/what-isis-really-wants/384980/
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« Respuesta #5 : Febrero 25, 2015, 17:50:08 »




Lo mejor, más documentado y con un enfoque más pragmático que he leído sobre ISIS es esto. Está en inglés

http://www.theatlantic.com/features/archive/2015/02/what-isis-really-wants/384980/



Muy buen artículo, un poco largo pero merece la pena.
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« Respuesta #6 : Febrero 25, 2015, 18:14:03 »


Otro artículo interesante es este sobre las YPJ, milicias kurdas de mujeres que han defendido y expulsado de Kobane al ISIS en los últimos meses.

Al parecer uno no va al paraíso donde aguardan 71 vírgenes por cabeza si acaba muerto por una mujer. Y esto parece haber hecho un efecto psicológico adverso en la mosrisma trastornada


http://www.ibtimes.co.uk/syria-isis-jihadis-terrified-fanatical-kurdish-women-soldiers-who-will-deny-them-place-paradise-1468887


Un enlace de una entrevista en castellano con las YPJ
http://arainfo.org/2014/12/meryem-kobane-comandante-de-las-ypgypj-el-deseo-de-libertad-vale-mas-que-un-ejercito-armado-hasta-los-dientes/

Curioso que la extrema izquierda turca ha acudido en masa a ayudar a los kurdos contra el ISIS y se han encontrado con que el ejército turco mostraba un celo en impedirles el paso de la frontera que no muestran con los islamistas
« Última modificación: Febrero 25, 2015, 18:28:08 por Mambrú » En línea

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« Respuesta #7 : Febrero 25, 2015, 18:26:11 »


Otro artículo interesante es este sobre las YPG, milicias kurdas de mujeres que han defendido y expulsado de Kobane al ISIS en los últimos meses.

Al parecer uno no va al paraíso donde aguardan 71 vírgenes por cabeza si acaba muerto por una mujer. Y esto parece haber hecho un efecto psicológico adverso en la mosrisma trastornada


http://www.ibtimes.co.uk/syria-isis-jihadis-terrified-fanatical-kurdish-women-soldiers-who-will-deny-them-place-paradise-1468887


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« Respuesta #8 : Febrero 25, 2015, 21:12:53 »


YPG no son milicias kurdas de mujeres, son otra milicia kurda mas donde, ademas de hombres, hay mujeres :) .

Lo de los kurdos esta siendo de traca, al principio del todo frenaron en seco el avance islamista con basicamente armamento ligero, mientras el bien equipado ejercito iraqui, con aviacion y medios pesados, no hacia mas que correr y correr hasta Bagdad.

La pena es que al acabar todo esto me temo que seguiran sin estado propio, es el tipico pueblo que las tiene jodidas pero bien.
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« Respuesta #9 : Febrero 26, 2015, 01:58:14 »


YPG no son milicias kurdas de mujeres, son otra milicia kurda mas donde, ademas de hombres, hay mujeres :) .

Lo de los kurdos esta siendo de traca, al principio del todo frenaron en seco el avance islamista con basicamente armamento ligero, mientras el bien equipado ejercito iraqui, con aviacion y medios pesados, no hacia mas que correr y correr hasta Bagdad.

La pena es que al acabar todo esto me temo que seguiran sin Estado gaseoso, es el tipico pueblo que las tiene jodidas pero bien.


Es lo de siempre. Un guerrero con una escopeta de caza es un peligro... un saqueador con un tanque en cambio, es un cobarde con ínfulas.

Es lo que pasa con ciertos ejércitos, que están más pensados para reprimir movimientos civiles que para combatir a enemigos reales y son formidables máquinas de exacción cuando se trata de amedrentar a la población civil desarmada. Quien pilla plaza en un ejercito de esos vive bien y no le falta de nada pero no espera tener que combatir de verdad algún día. Los kurdos en cambio han recibido palos de tantos lugares diferentes que para ellos la guerra es algo serio y la milicia no consiste en darse aires luciendo galones y modelitos, esos cuando van, van en serio y con lo que tengan a mano.

Si los kurdos tuvieran armamento en condiciones iban a provocar tal overbooking en el Paraiso de los mártires que 71 de las 72 vírgenes iban a tener que ser sustituidas por muñecas hinchables por falta de personal.... Aunque sobre esto hay disputas... son 70, 72, 73, 75, 100, 8000 (sí, con tres ceros)... igual esto va según gasto en Viagra o a saber... A los kurdos esto les preocupa poco... es ver a un yihadista y salivar de ganas de masticarle el hígado y hacerle el favor de mandarlo a comprobar en persona el número definitivo...

Los iraquies en cambio son más de torturar disidentes, extorsionar minorías... la guerra como que no va con ellos y tampoco les corre prisa, al parecer, buscarse un hueco en el más allá. Tampoco les critico el gusto pero bueno... que alguna vez ganasen una guerra tampoco les haría ningún daño, digo yo, que deben ser el ejército que más collejas ha recibido de todos los tiempos. Tienen un historial que hasta Luxemburgo parece una potencia mundial por comparación... 
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