ENTREVISTA AL NATURALISTA DE CUARTO MILENIO
Álex Lachhein: 'El Pacma es una bomba de relojería'
Lachhein advierte del "peligro" que corre la sociedad al plegarse a los postulados animalistas, un movimiento que conoce muy bien y cuyo éxito, dice, "derrumbaría nuestra sociedad".https://www.youtube.com/watch?v=DYspfZ40wJIRafael Núñez Huesca
Viernes, 9. Diciembre 2016 - 21:37Álex N. Lachhein lleva trabajando toda su vida con animales. Empezó justo después de la muerte en accidente de Félix Rodríguez de la Fuente, al que llegó a conocer en una ocasión. Fue uno de tantos jóvenes españoles que se acercaron a la fauna y la flora ibéricas fascinados por la figura de Félix. Le ocurrió igual a su amigo Iker Jiménez, con el que ha compartido plató en numerosas ocasiones y al que le une cierto quijotismo contra los tiempos que corren. Álex Lachhein empezó en el Safari Madrid y desde aquellos primeros ochenta lleva dedicándose a la divulgación de la naturaleza, una vocación que compagina con clases de anatomía artística que imparte en una academia madrileña.
- ¿Por qué es más importante la vida de un hombre que la de un animal?
Porque si no fuera así se socavarían los cimientos de nuestra cultura. Nosotros somos la especie dominante, estamos en la cúspide de la cadena atrófica. Nosotros nos dotamos de conciencia de yo, de leyes y de derechos.
- Ya, pero hay animales que tienen conciencia de sí mismos.
- No, el animal funciona por instinto. Todavía no ha salido nadie que demuestre que los animales tienen conciencia de sí mismos. Es cierto que hay simios, muy cercanos a nosotros, con unas bases cognitivas muy fuertes y que podrían tener conciencia de sí mismos, pero no tienen sentido de la moralidad, de lo ético, de la legalidad…
- ¿… y eso es suficiente para valorar menos la vida de un animal que la de un ser humano?
Si no fuera así la especie humana estaría suicidándose. Si alguien dijera que vale más la vida de un cangrejo que la de un ser humano…
- … no que vale más, que valen lo mismo. El discurso que poco a poco va implantándose es que valen lo mismo.
No, no y no. Si se ponen al mismo nivel nuestra sociedad se derrumba.
- ¿Pero por qué?
Porque hemos basado nuestra sociedad en el uso y manejo de los animales de la Tierra. Desde el inicio de los tiempos éramos cazadores. El mono, que al principio era frugívoro -que se alimenta de frutos- se tuvo que poner de pie para poder ver por encima de la maleza. Siempre que uno crea en “La Teoría de la Sabana”, claro, que es la más aceptada hoy en día. Y para ponerse de pie, ese mono tuvo que reducir su tracto digestivo y hacer unos intestinos más cortos que pudieran digerir carne. Bajando el centro de gravedad el animal se pudo poner de pie y ver por encima de la maleza, con lo cual libera las manos, que luego serán herramientas de precisión.
- Continúa, por favor.
Este mono, por mucho que el sector animalista y ultravegetariano lo niegue, tiene un tracto digestivo carnívoro. De hecho, los homínidos, que eran estrictamente herbívoros, se extinguieron. Los parántropos se extinguieron. Sólo sobrevivieron los carroñeros y los carnívoros. Y de esa línea salimos nosotros. El hombre no ha hecho otra cosa que cazar animales para poder subsistir. Y ese cerebro de 300 centímetros cúbicos que tenía el australopitecos pudo crecer, por mucho que lo nieguen los animalistas, gracias a la proteína animal. El cerebro humano de hoy tiene 1.450 centímetros cúbicos y demanda una cantidad enorme de energía que no puede satisfacer sólo con vegetales. Además, los humanos de hoy no pueden vivir sin ciertos elementos que proceden directamente de la proteína animal, por ejemplo vitaminas como la B12 o aminoácidos como la leucina o la isoleucina. Y esto es muy difícil de encontrar fuera de la carne.
- De manera que somos por naturaleza carnívoros.
Así es. De hecho la faz del ser humano tiene una visión frontalizada, de cazador. Como el lince, como el búho, como el águila. Los animales que no son carnívoros, que no son depredadores tienen los ojos laterales, para poder ver a los lados y tener una mayor visión del dónde le viene la amenaza. En definitiva, nosotros somos la especie dominante en el planeta. Es cierto que tenemos la obligación de cuidar de nosotros mismos y también de cuidar del resto de criaturas del planeta. Y tenemos esa obligación precisamente por ser los dominantes. Repito, somos nosotros los que tenemos la obligación de cuidar a los animales, no los animales los que tienen unos derechos sobre nosotros.
- Entonces los animales no tienen derechos.
No, no tienen derechos, lo que tienen los humanos es la obligación de velar por el bienestar de ese animal, que es muy diferente. El planeta funciona como funciona, el pez grande se come al chico. Es decir, la transformación de la energía es la que es. Nos guste o no nos guste, el planeta funciona así. El ser humano usa el medio, lo que tenemos es la obligación de no abusar de él. Pero tenemos que usar el medio.
- Pasemos a la alimentación, causa y a la vez consecuencia de la teoría animalista. Empieza a hacerse fuerte un relato según el cual la carne y el pescado son prescindibles y se pueden sustituir por otros alimentos sin necesidad de “asesinar” a un animal. ¿El hombre puede acabar, por este tipo de presiones culturales, siendo vegetariano? Y de ser así, ¿podría sobrevivir?
Necesitamos la proteína animal. Si a un niño no lo alimentas con proteína animal, enferma. Uno cuando cumple la mayoría de edad, su cuerpo esta formado, sus huesos calcificados y el cerebro en perfecto estado de revista, entonces puede tomar las decisiones de alimentación que le de la gana a uno. Y si se quiere suicidar se puede suicidar, pero lo cierto es que un niño necesita la proteína animal para poder desarrollarse. Esto es así, enarbolen los estudios que enarbolen, que hay estudios comprados hasta en la OMS. Aquí todo se mueve por dinero, todo es un negocio. Estos postulados que dicen que nosotros podríamos vivir sólo de vegetales son completamente falsos. ¿De dónde vas a sacar tú la vitamina b12, que sólo está en la proteína animal?
- ¿Exclusivamente en la proteína animal?
Exclusivamente. Y es esencial para la vida.
- ¿El animalismo deriva necesariamente en veganísmo?, ¿es el proceso natural? En su día entrevisté a la presidenta de PACMA y me confesó que en su ejecutiva nacional no había un sólo miembro que comiera carne.
La realidad es que al menos el 50% de los animalistas son veganos. Lo que ocurre es que no todos aguantan y algunos vuelven a la dieta omnívora. Y otros, yo no sé si bajo cuerda, se alimentarán de otras cosas. Dicen que son veganos; no lo sé. Lo cierto es que no pueden mantener el ideario animalista sin ser ellos mismo fieles al evangelio.
- ¿Cómo se pasa del ecologismo al animalismo?, ¿cuál es el proceso?
La ecología nace en el campo, es una ciencia, nace de gente como la bióloga Rachel Carlson, autora de 'Primavera Silenciosa', de gente como el guardabosques Aldo Leopold, que sentó las bases de la sostenibilidad medioambiental. O de Paul Ehrlich. Un ecólogo es una persona formada que estudia el campo y estudia las cadenas tróficas y su preservación para que no entren en conflicto con las actividades humanas. Es alguien inocente. Su trabajo no puede ser utilizado como ariete ideológico, porque la ciencia sólo puede ser refutada por la propia ciencia. Luego, tomando estas ideas, nace el movimiento ecologista, que es un movimiento político, no científico.
- ¿Cuándo empiezan a organizarse?
El movimiento conservacionista nace en el año 1961 de la mano del príncipe Bernhard de Holanda, que crea el WWF y ya tiene algunos tintes políticos. Sería muy largo explicar el listado de gente importantísima que hay ahí, de dónde proceden y quién les financia, que es ni más ni menos que la Royal Dutch Shell, una multinacional petrolera holandesa. Esto te da una idea de por dónde van los tiros. Y de ahí en el 68 nace el club de Roma y otras instituciones ligadas a WWF; en España nace ADENA de mano del Rey. Luego aparecen Greenpeace, que ya están por completo politizados. Son unos niños de papá, de Holanda, de Escandinavia... Patrocinados también por otra multinacional petrolera: la Standar Oil Company. A nadie se le escapa que la industria petrolera es de las más contaminantes del planeta Tierra. Es toda una lavada de cara. Y otros para vivir muy bien de las subvenciones y los patrocinios, porque se vive muy bien sin dar palo al agua. Y esto sigue creciendo en Europa.
- En el caso español particular, el naturalismo estaba representado por Félix Rodríguez de la Fuente.
En España la figura de Félix empezó a despertar odios y envidias, se le señaló como un residuo del antiguo régimen, amigo de jefes de Estado, de la aristocracia, de la nobleza, con un poder infinito en los medios... pudo incluso llegar a ser presidente del Gobierno. Todos querían quitárselo de en medio porque con él no iban poder abordar ese poder político que anhelaban y que Franco les bloqueaba. El caso es que ya en vida se enfrentan a Félix. Logran, mediante presiones, una vez muerto el dictador, que TVE cierre el grifo de su serie ibérica del programa “El Hombre y la Tierra”. Consiguieron dejar a todo aquél equipo de naturalistas en la calle. Le acusaron de fraude científico, de maltrato de animales, presionaron al Ministerio de Agricultura para que dejara de alquilar los terrenos de la Cárcava de Pelegrina, donde se rodaba la serie y que era el plató natural en Guadalajara. El ICONA salió diciendo que tenía otras partidas presupuestarias de atender.
- Le acusaron incuso de farsante.
Félix, es cierto, trabajaba con animales adiestrados, porque hay escenas que sencillamente no se pueden rodar si no se provocan ante una cámara, el nunca lo negó. Le acusaron de fraude científico, de maltrato de animales y de mil cosas más. Todo en vida. Cuando Félix monta el primer espectáculo de animales en acción en la reserva del rincón Safari Park de Madrid, en el año 1978, los ecologistas vuelven a cargar contra él acusándole incluso de contrabando de animales. Intentan cerrarle la actividad. Es una persecución constante porque entre otras cosas los ecologistas no perdonan que fuera, hasta el día de su muerte, cazador y, sobre todo, que resucitara el arte de la cetrería, un arte medieval que consiste en cazar mediante la colaboración de aves rapaces adiestradas. Aquello fue una constante persecución para acabar con su legado. Estaba en el punto de mira del ecologismo. Hoy, sin embargo, se vanaglorian de su imagen y lo llevan en las pancartas. Los que le apuñalaron en vida, algunos de sus más cercanos colaboradores, siguen vivos a día de hoy.
- ¿Cómo pasamos de ese movimiento a lo que tenemos hoy?
En aquella época no existía el animalismo tal y como lo conocemos hoy. Existían ecologistas y su auge coincidió con la caída del comunismo. Desde la Alemania oriental se adoctrinó a los ecologistas españoles y se mandaron sujetos a nuestro país para tal función. Este es el caso concreto de un supuesto conde húngaro, llamado Imre de Boroviczény, que firmaba como Johannes Von Klaibourg. No existían las revistas Natura y Quercus. Él escribía en la revista Trofeo, una revista de caza. Se decía escapado del comunismo, que le había quitado todo pero escribía siempre sus artículos medioambientales alabando las políticas de conservación de la naturaleza de los países del Este, a él, repito, que el comunismo se lo había quitado todo, y criticando ferozmente las occidentales. En concreto la española. Qué curioso que alguien que ha sido masacrado y vilipendiado por el comunismo alabe sus políticas, ¿no? Este señor participó en la creación de toda una serie de movimientos y partidos ecologistas de aquella época (finales de los 70), entre ellos la todopoderosa CODA, la coordinadora para la defensa de las aves. Ahí está su firma, en el acta fundacional como en otras tantas instituciones. Era ya mayor, hoy está muerto.
- Luego, tengo entendido, otro le tomó el relevo.
Cuando murió, la Stasi nos mandó de la Alemania Oriental a otro sujeto de exótico nombre, de no más de cincuenta kilos de peso pero con una tonelada de mala leche, que aún sigue vivo a día de hoy regentando varias organizaciones ecologistas. Si tú buscas en Internet no aparece ni su lugar de nacimiento, ni quienes son sus padres, ni la edad que tiene ni nada de nada. Es un paracaídas puesto en nuestra sociedad para continuar los postulados de Johannes Von Klaibourg. ¿Y por qué es esto? Porque cuando al principio del siglo XX los marxistas pensaban que su revolución iba a cuajar en todo el mundo, se dieron cuenta que había países en los que no cuajaba su revolución. Países como Hungría, como Alemania. Y tuvo que salir un filósofo italiano, que fue político y presidente del Partido Comunista de Italia, Antonio Gramsci, el que descubriera que los obreros no tenían conciencia de clase porque estaban inmersos en la cultura occidental. Así las cosas, para que la revolución cuajara, ésta no tenía que hacerse en el plano económico sino en el plano cultural, extirpando al obrero sus raíces culturales. A esto se le llamó marxismo cultural. Proviene de la Teoría Crítica que instauró la nefasta Escuela de Frankfurt, fundada en ideas de Marx y también de Freud. Pues bien, este marxismo cultural se ha ido instalando en todos los países, es el movimiento de la corrección política. Hoy, todos los países occidentales, que no han pasado por el marxismo económico, son marxistas culturales. Y he aquí la base del movimiento ecologista, que en España propugnaba cosas como que había que acabar con los medios de transporte, que todos teníamos que ir en bicicleta y cosas así.
- La articulación política de estos movimientos. En Holanda tienen representación, en Alemania también, en Austria acaba de ganar las elecciones un partido ecologista... en España parece que vamos con algo de retraso respecto de esta tendencia, ¿esto es así?
No sabría decir si vamos con retraso o con adelanto, porque para lo malo siempre vamos por delante. PACMA ha sacado como 238.000 votos en las últimas elecciones. No han tenido representación parlamentaria porque han sido votos muy diseminados por todo el país, si hubieran sido por una sola circunscripción tendrían un diputado y tendríamos que echarnos a temblar. Los ecologistas son, a día de hoy, políticos, no científicos, que como cualquier político lo que buscan es, a día de hoy, vivir de la naturaleza cobrando del erario público y legislando a su antojo para que sean sólo ellos los que vivan de la naturaleza y que tú no lo puedas hacer.
- ¿Por qué tendríamos que echarnos a temblar si PACMA tuviera éxito?
Un partido que tiene casi un 90% de medidas dedicadas a defender el supuesto derecho animal y sólo un 10% de medidas dedicadas a los seres humanos… ¿¡cómo puede gobernar un partido así a cuarenta y siete millones de españoles humanos?! Estos señores se dedican a vivir en un mundo de fantasía. Son la generación Disney que ha crecido y que hoy en día han hecho un partidito político.
- Hablas de Disney, ¿cómo han influido las industrias culturales en la humanización de los animales?
Todos los niños que fueron culturalmente aleccionados por nuestros medios de comunicación actuales en base al universo Disney. Pongamos el caso de “El Rey León”. Bueno, pues un león no puede ser amigo de un jabalí. Yo acabo de venir de África de estudiar a tres manadas de leones en el Mara norte y el Mara central y he visto matar a tres jabalíes verrugosos a menos de un metro de mi. Nada que ver con la imagen Disney, donde los animales son muy buenos y amigos entre ellos.
El animalista desearía que el planeta no funcionara como funciona mediante transmisiones y transformaciones de energía, mediante pirámides ecológicas. El animalista desearía que el león se hiciera vegetariano. ¡Pero si hay animalistas que le dan pienso vegano a sus perros! ¡A un carnívoro! ¡Alimentan a perros y gatos con piensos veganos! Que yo no sé de quién es la culpa, si del que fabrica los piensos o del propio dueño del animal. Tío, si no te gustan los carnívoros ten un conejo.
- El relato animalista victimiza a los animales y dibuja a un ser humano malvado y explotador… volvemos a la raíz política del asunto. Esto bebe de una corriente política muy determinada.
El animalismo es marxismo cultural, y como tal propugna una beligerancia contra el ser humano y un victimismo de los animales. Establecen un conflicto entre el ser humano y el resto de especies de la Tierra. Y hablo del animalista profesional, ojo. Porque hay miles y miles de personas, gente de buen corazón que ha encontrado a un gato o a un perro abandonado y lo ha llevado a su casa, o que dirigen un refugio… en fin. Ellos creen que son animalistas y lo que son es sencillamente buenas personas. Y se sienten ofendidas cuando me ven a mi, por ejemplo, echar dardos contra el animalismo. El animalista es un profesional que en principio, al contrario que el ecologista, no buscaba vivir de la política, pero como es tan fanático busca imponer su criterio al resto de la Humanidad de manera unilateral. De manera que no les queda más remedio que utilizar la política.
- ¿Cómo se llevan los animalistas con los ecologistas? Hay mucha gente que confunde los movimientos.
Los animalistas y los ecologistas son como el agua y el aceite… un conservacionista no puede beber de los postulados animalistas porque el conservacionista lo que busca es la preservación de los ecosistemas de nuestro planeta, pero tal como es, con vida y muerte. El animalista no, el animalista sufre cuando un depredador atrapa a una presa. Ellos establecen que existe dolor. Porque ellos ponen el límite en el dolor, que es una locura.
- Tú apuntas teorías que dicen que algunos vegetales también podrían sentir dolor.
Sí, los vegetales no tienen sistema nervioso, pero hay estudios según los cuales los vegetales reaccionan y tienen miedo a determinadas pautas de depredación.
- Si eso fuera así, ¿qué acabaríamos comiendo?
¡Piedras! Mira, el olor a césped recién cortado que impregna toda una pradera, ese olor es la señal química que ese césped manda a otros céspedes vecinos avisándoles de que les van a cortar. No hay sistema nervioso, pero se defienden, sufren, tienen temores. Esto está comprobado científicamente. No sabemos qué, pero algo hay en algunas especies vegetales.
- Últimamente se escucha mucho la palabra especismo, ¿qué significa?
El especista es cualquier persona que les lleve la contraria a ellos. Resulta que para ellos todas las especies valen por igual. El ser humano y todas las especies animales del planeta son igual de valiosas. Que todas están en el mismo estrato de derechos, que todos tienen derecho a la vida, todos tienen sistema nervioso y por tanto pueden sentir dolor. Y siendo esto así, el especista es el que considera que su especie está por encima del resto de especies, de la misma forma que el racista cree que su raza está por encima de otras razas. Lo tienen muy bien estudiado. Por ejemplo, ellos hablan siempre de animales no humanos. Animales no humanos, ¿pero de qué me estás hablando? (se indigna) Está el hombre, y están el resto de animales. La prostitución del lenguaje está muy bien estudiada. No hablan de crías o cachorros, hablan de bebés. El objetivo es que el lenguaje que llegue a la ciudadanía urbana sea lo más lacrimógeno posible. Las hembras no se preñan, se embarazan; los animales no son capturados o cazados, son a-se-si-na-dos. La prostitución léxica es tremenda... tremenda. Y la ciudadanía, ignorante de muchas de estas cosas, se traga todo lo que le echan.