Señor Jaime Esquete;
El día de Villalar simboliza en realidad, una respuesta al desgobierno de Carlos V de Alemania, entre otras cosas debido al aumento de las necesidades de recaudación financiera del monarca para sufragar el “lujo y suntuosidad” de la etiqueta borgoñona, la evidente pérdida de soberanía castellana o las conocidas ausencias del rey que ni siquiera aprendió la lengua castellana. A raíz de esto, se formó una conciencia política “comunera” en los medios sociales de las noblezas urbanas, los caballeros, ciertos hidalgos, regidores mayormente, pertenecientes a las categorías medianas del clero y con una buena formación intelectual, pero sin mucho peso socioeconómico o bien artesanos acomodados y mercaderes. Podríamos denominarlo como una burguesía naciente. Precisamente estos grupos sociales tenían entre su proyecto político constitucionalista castellano una meta común: poner límites al poder monárquico, erigiéndose en copartícipes de la “definición de las grandes líneas de la política general” tanto exteriormente (declaraciones de guerra o negociaciones de alianzas) como interiormente (en legislación y fiscalidad), o en orientaciones de política económica (restringir o prohibir la exportación de materias primas -como la lana-).
Se trataba de una demanda, una reivindicación, de un giro orientativo para la economía del reino: presencia política de las ciudades donde existía un sector manufacturero importante (Segovia, Toledo…) y de las ciudades del Sur. Pero nada cambió, fueron ignorados y fruto de esta situación poco después empezaron a surgir signos de rebeldía entre los castellanos.
El primer caso fue Toledo que se alzó poco antes de embarcar Carlos V en La Coruña para Alemania, Segovia que fue la primera ciudad en seguir a Toledo, votó en contra de las instrucciones del concejo de la ciudad, mientras en Toledo Padilla y Lasso de la Vega expulsaron al corregidor de la ciudad.
El primer motín popular se saldó con la muerte de uno de los dos procuradores en Segovia y preocupado por la situación el regente Adrián de Ultrecht envía al alcalde de Corte Ronquillo junto a un menguado ejército para restablecer el orden monárquico en Segovia. Segovia se opone a la entrada de y se considera en toda regla “rebelión” contra la autoridad real.
Ambas ciudades castellanas comienzan a organizar las milicias urbanas. Por Toledo, Juan de Padilla se hace cargo de acudir en defensa de Segovia sitiada por Ronquillo “el pesquisidor”.
La llama de rebelión parece avivarse y se producen movimientos de solidaridad entre diferentes ciudades de Castilla. En Junio Medina del Campo se niega a entregar su artillería al ejército real para suministrársela poco después a las tropas de don Juan de Padilla. Como castigo las tropas imperiales infligieron a la ciudad de Medina una dura pena siendo ésta incendiada el 21 de Agosto y saqueada con brutalidad.
En el mes de junio de 1520, se convoca en Ávila la Santa Junta que se reuniría en 1 de agosto, representada por las ciudades castellanas de Toledo, Segovia, Salamanca, Toro y Zamora, que se niegan a reconocer al regente Adrián de Utrecht como la autoridad legítima sobre Castilla. Pero aumentaría el número de ciudades tras el saqueo e incendio de Medina del Campo. Burgos y Valladolid serían las próximas en adherirse. La junta adoptaría en esa reunión elegir a Lasso de la Vega como presidente y a Padilla como jefe militar, ambos regidores de la ciudad de Toledo.
La impotencia de Adriano de Utrecht hizo que remitiera una carta al monarca Carlos V, donde informaba del movimiento y fuerza que comenzaba a coger la “rebelión comunera”.
El 29 de Agosto del 150 los comuneros se hacen con Tordesillas para hablar con la reina Juana de Castilla, de la que en principio no consiguen nada. El 20 de septiembre, instalada ya la Junta en Tordesillas liberan a la reina Juana de su encierro, custodiada por los marqueses de Denia nombrados personalmente por Carlos V para vigilar a su madre.
Los Comuneros que buscan el apoyo de Juana de Castilla para la realización de un programa político, se plasma en el Juramento de Tordesillas, según el cual la Santa Junta se comprometía a obrar por la instauración de una ley permanente (una constitución) que fijara el marco de una verdadera participación del reino, y de su representación política estamental en la definición de las grandes disposiciones de la política general, exterior, interior y económicamente también, enviándole esta propuesta a Carlos en Flandes (los “Capítulos del Reyno” –Año 1520, Octubre)
Con la respuesta del silencio nuevamente se sigue la propagación del movimiento comunero a los señoríos: la ciudad de Dueñas se alza contra los condes de Buendía, en Haro contra el condestable de Castilla.
Dañados en el orgullo por esta situación, existe un viraje de la alta nobleza, que toma conciencia de la clara dimensión antiseñorial de las Comunidades de Castilla. Tras esta situación Carlos V nombró a dos importantes magnates castellanos gobernadores de Castilla con Adriano de Utrecht a la cabeza y el Condestable Iñigo Fernández de Velasco, con menor rango de gobernación el Almirante Fadrique Enríquez y un tercero el conde de Haro, jefe del ejército que se iba a levantar contra la autoridad monárquica, lo que favorece al total servilismo de la nobleza y de las ciudades moderadas como Burgos. Entre el mes de octubre y diciembre recuperan Tordesillas.
Las comunidades habían perdido la batalla en Tordesillas, pero continuaron resistiendo durante los últimos meses hasta la batalla de Villalar el 23 abril de 1521 donde apresan a Padilla, Bravo y Maldonado de Pimentel. En la madrugada del 24 sin procesamiento alguno Carlos V manda ejecutar a tan insignes caballeros. Toledo aún tardaría algo menos de un año para rendirse en febrero de1522, tras el asedio de las tropas imperiales.
Una vez expuestos argumentos de peso histórico que puede corroborar en cualquier biblioteca, le pediría primero que se retractara de tan lamentable alocución llena de errores, tergiversaciones e inclusiones de personajes que no tienen nada que ver con la época, luego una sincera disculpa a todos los castellanos por hacerse el vocero de nuestras reclamaciones (a mí y a unos muchos le aseguro que no nos representa alguien tan estrafalario como usted), y para terminar un respeto con mayúsculas a nuestra fiesta (Villalar) a nuestra historia que es preciosa y a la inteligencia por hacer el ridículo en un periódico de tanta importancia como el Diario Palentino.
Castilla, a 18 de abril de 2006.