Efectivamente, Castilla tiene ante sí dos grandes dificultades, enemigos o inconveniencias: la idea monolítica de España como absorbente de la identidad de Castilla e identificada sólo con Castilla aunque nada la haya beneficiado, y los nacionalismos periféricos también negadores de Castilla porque les viene muy bien y les conviene la susodicha identificación España-Castilla, pues "matan dos pájaros de un tiro". Castilla no puede esperar nada para su progreso, para su interés, para la atención de sus necesidades y carencias, para elevar la autoestima de los castellanos, ni del españolismo que succiona la identidad castellana ni de los nacionalismos periféricos que para nada van a preocuparse de los de Cuenca, Zamora o Cantabria, es decir, de Castilla.

