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Autor Tema: Madrid clama Justicia y República  (Leído 3304 veces)
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Aragonauta
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« : Julio 17, 2006, 13:18:50 »


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Madrid clama Justicia y República

Han tenido que pasar setenta años para que ayer la izquierda republicana, marxista, anarquista o troskista condenara contundentemente el Golpe de Estado de Franco contra la II Republica Española. ¿dónde se escondieron los moderados?

En sesiones de llenazo hasta la bandera – no exentas de la incontinencia verbal de algunos lobeznos que se hicieron mayores sin poder asistir a las clases de educación para la ciudadanía que hoy se recuperan en las escuelas, con un paréntesis de setenta años –, en el salón renovado del Ateneo de Madrid, se leyó la Declaración de Condena al régimen franquista, donde asistieron representantes de Unión Cívica por la Republica, Izquierda Republicana, Izquierda Unida, Partido Comunista de España, Partido Comunista de los Pueblos de España, o Partido Socialista Obrero Español, entre otros muchos.

Se proyectaron también en el Ateneo y al dia siguiente, los videos de las excavaciones realizadas a partir del año 2000 por el Foro por la Memoria, en Otero de los Herreros entre otras, en un acto donde tomo la palabra el presidente de las Asociaciones de Foros por la Memoria, una militante del FRAP, un Guerrillero comunista de la Agrupación de Sierra Morena, y un portavoz de Socorro Rojo, entre otros.

En todos los actos, no obstante existe una unanimidad tácita en torno a tres ejes: la anulación de los juicios realizados por la Dictadura Franquista, la indignación por la ausencia de la reparación jurídica (Agencia y Fiscalías anti-Impunidad) en la - aparentemente desvelada para algunos - Ley de Memoria Histórica y la Construcción de la III República que derive de un amplio debate y posterior Referéndum Nacional sobre la forma de Estado.

Sí, Madrid vuelve a recuperar estos días, el espíritu unitario del No Pasarán. Manuel Azaña, Dolores Ibárruri o Federica Montseny flotaron en la chispa temblorosa de algunas lágrimas reprimidas en las pupilas de los cientos de mujeres y hombres, jóvenes o mayores de los que peinan canas, en los diversos actos que describo, en el Ateneo de Madrid y la Puerta del Sol, ayer, el día en que además, Ernesto Guevara de la Serna, el Ché, hubiera cumplido setenta y ocho años, de no haber mediado en su asesinato la CIA y las recomendaciones pontificias de Pío XII a las comunidades católicas bolivianas.

 Una Puerta del Sol que ayer fue de nuevo anfitriona de las notas alegres y efervescentes de Himno de Riego, la Marsellesa o la Internacional y de una de las banderas republicanas mas grandes que esta redactora halla visto en los últimos años. Grande como el orgullo del que sabe que está en lo cierto, desde mucho tiempo atrás, como el que se adelanta con la reflexión y el juicio sereno, como el que se pone en vanguardia a enderezar los destrozos sociales de la carcunda nacional-católica y española; una bandera republicana grande como el valor de quienes - sin abandonar su compromiso -, se negaron puntualmente a aceptar las tésis carrillístas para la reconstrucción de la democracia.

Y es que una cosa fue la composición de fuerzas del Pacto por la Libertad y la Junta Democrática, después Plata-Junta y otra muy distinta, la carcunda nacional-católica que se les impuso como compañeros, en la Mesa de los “padres de la pátria” y sus afilados censores, sí.

Un dificilísimo equilibrio político que impidió el desarrollo pleno de todas las libertades y ante todo, aquel valor con el que por fín entraríamos en el concierto de las naciones democráticas sin desafinar: el fín de la Impunidad y el ejercicio de la Justicia pendiente contra el exterminio de los republicanos; unos equilibrios que hicieron pervivir hiriendo la conciencia de los supervivientes, el encubrimiento de los crímenes de lesa humanidad de los franquistas españoles y todos aquellos que les apoyaron y encubren, hasta el día de hoy.

El encubrimiento de todos aquellos que hasta el dia de hoy, siguen celebrando la macabra apología del Terrorismo de Estado de Franco, creando pseudo-historiografias o reuniendo a la extrema derecha internacional este fin de semana, en Valencia.


http://www.larepublica.es/article.php3?id_article=1149
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Leka Diaz de Vivar
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« Respuesta #1 : Julio 17, 2006, 13:58:12 »


Menuda perla....y excelso y aclaratorio colofon su ultimo parrafo.  :twisted:

Un saludo
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Aragonauta
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« Respuesta #2 : Julio 17, 2006, 14:11:17 »


Cita de: "Leka Diaz de Vivar"
Menuda perla....y excelso y aclaratorio colofon su ultimo parrafo.  :twisted:


Pues no te digo que no.
Lo he puesto para ver un punto de vista distinto del que por aquí suele haber.
Es que creo que no he visto este periodico digital en este foro, así podrás informarte y criticar mejor a estos radicales  :twisted:

PD: ¿Y ese avatar? Y tu querido pendón?  :wink:
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Leka Diaz de Vivar
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« Respuesta #3 : Julio 17, 2006, 14:41:57 »


Pues no te digo que no.
Lo he puesto para ver un punto de vista distinto del que por aquí suele haber.
Es que creo que no he visto este periodico digital en este foro, así podrás informarte y criticar mejor a estos radicales


Hombre, el punto de vista mas defendido en este foro no es precisamente profranquista ;) ......

PD: ¿Y ese avatar? Y tu querido pendón?

La verdad es que se lo ví a un M-L en un foro liberal donde participo y me hizo gracia, y mi amadísimo pendon comparte firma con las otras dos banderas que representan mis identidades ;)

un saludo
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Aragonauta
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« Respuesta #4 : Julio 17, 2006, 14:50:42 »


Cita de: "Leka Diaz de Vivar"
Hombre, el punto de vista mas defendido en este foro no es precisamente profranquista ;) ......


Si, pero tal vez desde un punto de vista algo más "moderado"

Cita de: "Leka Diaz de Vivar"
La verdad es que se lo ví a un M-L en un foro liberal donde participo y me hizo gracia, y mi amadísimo pendon comparte firma con las otras dos banderas que representan mis identidades ;)


Menos mal que ya no nos dejas ciego con el semaforo que tenías antes  :twisted:  :twisted:
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Torremangana
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« Respuesta #5 : Julio 17, 2006, 22:05:10 »


El futuro pasa, según esa gente, por mirar hacia atrás, por desenterrar cadáveres, esxumarlos, etc....bueno si eso es lo que quieren.

¿No sería mejor q hablen claro y que digan q es exactamente lo q ayer aceptaban y hoy no de la constitución y de la transición? pq parece q quieren cargarsela. Luego q no se quejen si otros hacen lo mismo.

a veces pienso q echan de menos al gallego. :cry:
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Leka Diaz de Vivar
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« Respuesta #6 : Julio 17, 2006, 23:49:08 »



Menos mal que ya no nos dejas ciego con el semaforo que tenías antes


Tu sabes aquello que dice que no hay mas que decir que no hagan algo a determinadas personas para qe lo hagan?? :twisted:  :twisted:  :twisted:

Un saludo
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riopadre
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« Respuesta #7 : Julio 29, 2006, 18:43:45 »


ARAGONAUTA: -deja que use un poco de humor-  !NO JODAS, QUE INCOMODAS¡

Y si Pio Moa el ex-grapo,escribiera en este foro desmontaria todo eso de que se dijo en el Ateneo. ¡Que manía con el pasado, parece que Zapatero y la izquierda fascista-comunista están apelando al pasado trágico para que los descendientes de los republicanos que ya están acomodados y viven como dios, en recuerdo de sus mayores vencidos, vuelvan a votar por una izquierda extrema derrotada en España y en la UURRSS y en el mundo. Parece que solo se trata de votos, ya quedan pocos abuelos republicanos y el PSOE quiere fidelizar a los nietos sacando cadaveres de hace 70 años. ¡Que verguenza! que saquen tambien Paracuellos y todos los asesinados en las checas de Madrid, de Cataluña, etc sin juicio, o que nos dejen en paz de una puta vez, ¡carroñeros!

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DIGRESIONES HISTÓRICAS
Errores en Los mitos de la Guerra Civil
Por Pío Moa
 "Cada vez estoy más convencido de que Los mitos de la guerra civil es un libro excelente, ya diré luego por qué. Eso no significa que no tenga errores. Los tiene, y a veces lamentables, fruto de la imposibilidad de comprobar hasta el último detalle en temas tan amplios.

Me lo han hecho ver los lectores, a muchos de los cuales no he podido contestar, debido a un exceso de trabajo complicado con algunos problemas particulares. Peor aún, he traspapelado varias cartas, de modo que no sé, a menudo, de quién provienen las observaciones, si éstas venían en otro papel que la carta misma. A todos ellos, mi agradecimiento, con la esperanza de que puedan leerme aquí.
 
Por ejemplo, Luis Martos me ha escrito: “Al relatar la detención de García Lorca, dice usted que le capturaron en un gasómetro detrás de la casa de Luis Rosales. Pero esto no concuerda con lo que dice Ian Gibson en su documentadísimo libro Granada en 1936 y el asesinato de Federico García Lorca, en base al testimonio de Esperanza Rosales, según el cual se despidió de ella y de su madre en la planta baja de la casa”. Por otra parte “un gasómetro que está detrás de una casa y no dentro de ella, y de donde se saca a alguien, no puede ser sino un aparato de grandes dimensiones, o un edificio que lo contiene”. Probablemente tiene toda la razón mi comunicante. Tomé la cita de Andrés Trapiello, que también ha examinado cuidadosamente el caso, más que nada por la alusión al semblante “lívido” de García Lorca, y por contrastarlo con una alusión de Reig Tapia a Moscardó y su hijo en el episodio del alcázar de Toledo: yo quería transmitir simplemente el ambiente de terror reinante en aquellos días en las dos zonas.
 
Otro, cuyo nombre he traspapelado lamentablemente, me señala que en el alcázar de Toledo no había “un puñado de cadetes”, sino probablemente ninguno, por estar de vacaciones. Consulto el libro de Bullón y Togores, y, en efecto, no mencionan ningún cadete entre los defensores. En algunos relatos, sobre todo extranjeros, se adjudicó el mérito de la resistencia a los “cadetes”, quizá por darle mayor romanticismo, pero fueron luego corregidos. Queda en la memoria de uno, sin embargo, la impresión de lo leído, y aflora en inexactitudes así.
 
Alguien ha observado que, contra lo por mí escrito, existen fotografías de las hojas lanzadas por Mola amenazando con arrasar Vizcaya si no se rendía prontamente. Las hojas están en castellano y en vascuence, y eso hace dudar de su autenticidad, siendo innecesario el texto en vascuence, pero las fotografías existen, y ello basta para, mientras no se pruebe otra cosa, corregir lo por mí escrito.
 
También se me ha hecho notar que mi visión de la actuación de Richthofen en la II Guerra Mundial es demasiado favorable al personaje. La corrección es oportuna. Richthofen, aunque no parece haberse afiliado al partido nazi ni participado en bombardeos de puro terrorismo, mostró un total desprecio por las víctimas civiles al atacar, dentro de operaciones militares, ciudades como Belgrado o Stalingrado, donde causó decenas de miles de muertos. No es lo mismo que el puro bombardeo terrorista sobre la retaguardia con objeto de desmoralizar al enemigo, pero dista de ser una conducta meramente “profesional”.
 
Creo que estos son los fallos más importantes detectados por mis corresponsales, aunque otros habrá, desde luego, y espero que sigan siendo de detalle. Tales errores son tan enojosos como inevitables, como saben todos los historiadores, y por ello secundarios, a condición de que no se prodiguen.
 
Decía que el libro me parece muy bueno, en conjunto, por lo siguiente. Se trata de un trabajo enfrentado por completo a la tendencia hoy preponderante en los estudios sobre la guerra civil y la república, tendencia descaminada, a mi juicio. Naturalmente, uno no las tiene todas consigo cuando escribe algo así: ¿y si, además de fallos parciales, como los vistos, se encuentran errores decisivos, que no afectan a tal o cual dato, sino al enfoque mismo del libro? Por mucho que uno se haya esmerado, siempre puede salir algún crítico demostrando que la concepción general del libro falla. Pues bien, eso no ha pasado en todo el año transcurrido desde su salida, y tampoco en los cuatro desde Los orígenes de la guerra civil, estudio clave de los posteriores.
 
Si uno atiende a las críticas hechas por Juliá, Tusell, Preston, Helen Graham o Reig Tapia, salta a la vista su bajo nivel intelectual. O son punzadas superficiales, como las de Preston, o peticiones de censura, como las de Tusell o Ian Gibson —éste se ha quejado de que Aznar dijera que pensaba leer mi libro—, o desfogues pueriles, como los de Reig, todos ellos plagados de argumentos de autoridad insignificantes. Doña Helen  me acusa de rechazar “las reglas básicas de prueba que apartan la historiografía profesional de la desinformación y la fabricación de mitos”; y a continuación muestra qué entiende ella por esas “reglas básicas” cuando desfigura mis tesis, sosteniendo que yo niego el bombardeo de Guernica o la matanza de Badajoz, cuyos rasgos mitológicos ella cree a ciegas, confiando sin asomo de crítica en “las fuentes más reputadas”.
 
La falsedad de que yo niego la matanza de Badajoz y el bombardeo de Guernica (lo que hago es podarlos de su ramaje propagandístico y reducirlos a sus verdaderas proporciones y circunstancias) la ha mantenido también Jorge Martínez Reverte en ABC, y ha circulado mucho. Una muestra de cómo está el patio la ofrece Muñoz Molina en El Semanal del grupo Vocento. “[En el libro] descubro otra vez que Franco se levantó en armas contra la República para salvar a España del comunismo, y que la destrucción de Guernica o la matanza de Badajoz fueron embustes urdidos por la pérfida izquierda”. Le contesté en carta a la directora: “Muñoz no puede haber descubierto tales cosas en mi libro, porque no están en él. Si lo hubiera leído realmente, habría advertido por fuerza que expongo, sin caricaturizarlas, las versiones de la propaganda izquierdista y de determinados historiadores, sometiendo esas versiones a un análisis crítico del cual, es verdad, no siempre salen bien paradas. Esto ha escocido a Muñoz y otros, que han replicado con poses de indignación y mohines de desdén, bajo los cuales no hay nada más que eso: poses y mohines. Ni siquiera una lectura algo atenta de lo que atacan por las buenas como panfleto. La carta no me fue publicada, es decir, me fue censurada por la directora, cuyo carácter manipulador no precisa comentario. ¡Vaya periodista!
 
Otra manía de mis contradictores es sustituir el análisis por la etiqueta, insistiendo en motejar mis tesis de franquistas. Una nueva falsedad. Pero aun si no lo fuera tampoco valdría como argumento. No sería la primera vez en  la historia de la ciencia que ideas excluidas por un tiempo son luego reconsideradas. A un historiador científico no le basta decir que las tesis franquistas son deleznables: ha de demostrarlo. Y está claro que unas cuantas de esas tesis soportan la crítica mejor que muchas otras circuladas en estos últimos años, cuyo mérito exclusivo radicaba en su “antifranquismo”.
 
Debo rendir tributo aquí, como excepción, al profesor Moradiellos, que ha intentado refutarme en el área de su especialidad, la intervención exterior en la guerra. Mantuve con él un debate en la revista digital El Catoblepas, inspirada por Gustavo Bueno, y en la Revista de libros, dirigida por Álvaro Delgado Gal. Creo que Moradiellos puede tener razón en algunas de las críticas que me hace sobre fechas y volumen de la intervención  exterior, si bien esos datos siguen sujetos a revisión. Pero, como creo haber demostrado, falla en lo fundamental, es decir, en el carácter cualitativamente distinto de la intervención soviética y de la germano-italiana. Stalin satelizó al Frente Popular, mientras que el apoyo de las potencias fascistas no privó a Franco de su independencia. Este es el punto clave de la intervención exterior, el cual tuvo, entre otras, consecuencias del alcance de la neutralidad española durante la guerra mundial, tan extremadamente beneficiosa para los Aliados. Moradiellos y otros muchos historiadores de estos años han perdido de vista un hecho tan determinante, y orientado sus estudios hacia cuestiones no irrelevantes, pero sí secundarias.
 
Considerada en conjunto, la reacción a Los mitos de la guerra civil ha sido muy mediocre, a veces francamente ridícula, y algunos supuestos “historiadores profesionales” han quedado más bien como historieteros. Mi libro, por tanto, se mantiene en lo esencial, a la espera de medirse con una crítica de mayor enjundia que hasta ahora. Debate muy conveniente para la salud de nuestra historiografía, y, de forma derivada, de nuestra política."
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Torremangana
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« Respuesta #8 : Julio 29, 2006, 19:20:24 »


Réplica a El País
La historia como colección de trolas
Pío Moa
 
 El señor Reig, y tantos como él, no están muy en desacuerdo con la oleada de incendios de iglesias, periódicos y centros políticos de la derecha, con los cientos de asesinatos en solo cinco meses, con el terrorismo de las milicias izquierdistas  Hace unos años, cuando unos pocos periodistas defendían la verdad y la democracia frente a la marea de corrupción y el terrorismo de estado socialistas, El País intentó por todos los medios ocultar o justificar los hechos y bautizó como "sindicato del crimen" a aquellos periodistas, a quienes tanto deben nuestras libertades, hoy nuevamente amenazadas. Señalo el hecho porque revela un criterio muy ampliamente aplicado por dicho periódico: los delincuentes, si son de izquierdas, son los buenos, y criminales quienes los denuncian. Inversión completa de valores. El criterio se aplica igualmente a la "memoria histórica", y no por casualidad las páginas de El País acogen a una abundante nómina de "historiadores"bien pagados con fondos públicos y empeñados en contarnos la historia invertida. Y deniegan, con su peculiar idea de democracia, el derecho de réplica a quienes defendemos tesis opuestas.

Un caso reciente es el artículo "Reescribir la historia", de Alberto Reig Tapia, hijo del director franquista del NODO, pero dedicado a derrotar a Franco a deshora. Y catedrático de la universidad Rovira y Virgili, para descrédito de la universidad y de la cátedra. El duro luchador Reig arremete contra las tesis "revisionistas", resumiéndolas así: "En 1934, la izquierda y los nacionalistas reventaron la convivencia democrática desencadenando la revolución social en Asturias y proclamando la independencia de Cataluña. El 18 de julio de 1936 no fue un golpe de Estado ilegal e ilegítimo que provocó una terrible Guerra Civil, sino un necesario golpe 'preventivo' de pura autodefensa que el general Franco y el resto de patriotas que le secundaron tuvieron inevitablemente que dar para salvar a España del caos e impedir su desmembración ('balcanización') y la entronización de un gulag soviético cuyos horrores hubieran dejado pálida la inevitable dureza de Franco y su 'Régimen del 18 de julio'."

Resumen algo tendencioso e inexacto, impropio no ya de un catedrático, sino de un buen aficionado a la historia: la izquierda no desató la "revolución social en Asturias", sino que el PSOE intentó imponer su dictadura en toda España; y los nacionalistas catalanes no proclamaron directamente la independencia de Cataluña, sino la abolición del régimen republicano. Y el golpe de Franco no fue "preventivo", pues el Frente Popular había destruido ya la ley y amparaba un movimiento revolucionario en extremo violento. Pero, aparte esas desvirtuaciones, lo esencial vale. Un servidor, por ejemplo, sostiene, con abundante documentación de la izquierda, que ésta intentó dinamitar en 1934 lo que la república tenía de democracia, y que en 1936, vuelta en el poder tras unas elecciones anómalas, hizo uso ilegítimo del estado para destruir la ley, desde la calle y desde el gobierno, provocando la reanudación de la guerra, en julio. Fue esa destrucción de la democracia la causante de la guerra, y no la guerra la causante de la destrucción de la democracia.

Bien, esta tesis es discutible, como todas, y uno esperaría que Reig, después de caricaturizarla, tratase de mostrar su falsedad. Pero no. Todo su "argumento" rezuma el espíritu del comisario político: "Se trata de una burda muestra del negacionismo histórico (revisionismo) que inevitablemente nos toca pasar ahora a los españoles y que otros países, como Italia, Francia o Alemania, ya pasaron en los años ochenta". Eso es todo. Él alude en especial a los llamados revisionistas alemanes que niegan el Holocausto, y no le importa insultar la memoria de las víctimas judías, equiparándolas a los partidos que en España asaltaron la legalidad republicana una y otra vez, causando gran número de muertos y destrucciones. Según esa versión, absolutamente indigna de un historiador de alguna solvencia, pues equipara situaciones totalmente disímiles, los judíos habrían actuado en Alemania como un grupo antidemocrático empeñado en liquidar violentamente las instituciones alemanas, y los nazis habrían tenido sus razones para aplastarlos. Es decir, la historia totalmente al revés, estilo "sindicato del crimen".

Después de esto apenas hace falta seguir con la concatenación de simples trolas que nuestro catedrático quiere pasar por historia. Sólo una, como muestra: "No puede argumentarse historiográficamente que el Gobierno republicano en julio de 1936 hubiera sucumbido a una ilegalidad e ilegitimidad que hiciera inevitable la ilegalidad e ilegitimidad de la oposición para defenderse. La legalidad y legitimidad del Estado republicano en 1936 es incuestionable a la luz del derecho español y del derecho comparado a pesar de los renovados intentos justificativos del revisionismo". De nuevo el comisario político que prohíbe discrepar sin ofrecer argumento alguno. Pues no, señor. Las elecciones de febrero de 1936 no habrían sido aceptables en ninguna democracia normal, empezando porque ni siquiera se publicaron sus resultados fidedignos. Y a continuación de ellas comenzó un proceso, perfectamente documentado, de arrasamiento de la Constitución, desde la calle y desde el gobierno. Sus datos son sobradamente conocidos, y puede el señor Reig probar a rebatirlos.

Aunque sospecho que el problema, en el fondo, está en otra parte. El señor Reig, y tantos como él, no están muy en desacuerdo con la oleada de incendios de iglesias, periódicos y centros políticos de la derecha, con los cientos de asesinatos en solo cinco meses, con la reorganización y el terrorismo de las milicias izquierdistas, con la invasión de la propiedad, todo ello con la permisividad del gobierno; o con la liquidación de la independencia judicial, la destitución evidentemente ilegítima del presidente de la república, la sustracción ilegal de escaños a la derecha, etc. Y ahí, creo yo, reside la causa de que resulte tan difícil entenderse. Para él todas esas acciones de las izquierdas son legítimas y democráticas. Muy bien, pero que lo diga claramente.

Ya en otro artículo sobre la recuperación de Negrín por la izquierda señalé este equívoco: para los defensores de Negrín, su inmensa corrupción, su identificación con la política de Stalin, padre de las democracias, su expolio de una inmensa cantidad de bienes del estado y de particulares, su intento de multiplicar el número de víctimas prosiguiendo una guerra perdida hasta enlazarla con la guerra mundial; todas esas cosas no son crímenes ni deméritos, sino, por el contrario, proezas demostrativas del temple "antifascista" del personaje. Ellos tienen ese criterio, en el fondo la misma inversión de valores que llevaba a El País a insultar como sindicato del crimen a los defensores de la libertad. Muy bien, insisto, cada cual tiene su criterio; pero que lo digan abiertamente, sin disimulos ni equívocos.
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Castellano32
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« Respuesta #9 : Julio 30, 2006, 01:35:51 »


Si, esos mismos que gritaban en la finalizacion de sus discursos un ¡VIVA ESPAÑA!

Socialismo nacionalista, esperanza, no mas izquierdas ni derechas ¡Vamos juntos a romper las cadenas!
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