Es cierto que La Unión es un experimento más de los muchos que ha vivido Cantabria en los últimos años. Yo hace poco hice una apuesta con un amigo a que al igual que los experimentos anteriores, Sebrango y sus muchachos van a terminar en el PP. Pero hay un hecho diferencial. La Unión está contando con el respaldo público e incondicional del Diario Montañés y de parte de la cúpula del PP de Cantabria que ve en ellos una forma de consumar la estrategia que iniciaron en la última legislatura de Martínez Sieso, que para bloquear el ascenso político del cantabrismo había que resucitar el castellanismo. Eso mismo lo expuso públicamente el Sr. Piñeiro, alcalde de Santander y Pr. del PP, en la primera ejecutiva del partido tras las elecciones autonómicas de 1999. Un dato, el actual Pr. del PP de Cantabria les ha dado públicamente la bienvenida. Jamás hicieron eso con Unidad Cántabra, por ejemplo.
Las personas que nos reconocemos soberanistas cántabros sabemos que el castellanismo es irrelevante en Cantabria, pero también sabemos que la sociedad cántabra no es libre. La estrategia actual del PP de Cantabria en la oposición (parece que por una larga y dura temporada) pasa por generar artificialmente una corriente de opinión castellanista ante la cual el Gobierno de Cantabria (PRC y PSOE) tenga que avenirse a no plantear una reforma del Estatuto (algo que ni PP, PSOE ni PRC realmente quieren) o reformarlo a la baja. Tratan de frenar el ascenso político del cantabrismo, deteriorar las bases del PRC, deslegitimar el discurso de Cantabria como pueblo y erigirse el PP en portavoces de aquellos que supuestamente no quieren la autonomía de Cantabria. En definitiva, que parezca que como no hay consenso sobre la autonomía de Cantabria, los gobernantes adopten una postura de centro ante los dos grandes "extremismos" (cantabrismo-castellanismo).
Como decimos eso es totalmente artificial y lo que nos preocupa es que anteriormente los discursos demagógicos y populistas ya han demostrado su eficacia en una sociedad no libre como la cántabra.
Aunque sé a ciencia cierta que La Unión tiene sus días contados, el objetivo político es a largo plazo. Además, no creo positivo que TC o Izca, organizaciones que se dicen de izquierdas, se vinculen con personas de extrema derecha como son estos sujetos. Ya vimos en su época como el acto de fundación de la AICC en Santander contaba con la presencia y el respaldo público del entonces diputado de TC Carlos Rad. Tc apoyó públicamente a dicha asociación y eso le pasó factura. Me preocupa que Tc, que ya se ha puesto en contacto nuevamente con Sebrango (lo reconocen en su propia página web), vuelva a cometer el mismo error con tal de clavar una bandera en Cantabria.

