El matrimonio entre Felipe de Ausburgo y la infanta doña Juana tuvo lugar en el año 1496. Tras la muerte del infante don Juan, de su hermana doña Isabel y del hijo de esta, el prícipe don Miguel, doña Juan y su marido fueron jurados como príncipes herederos por lad cortes de Toledo del año 1502.
Doña Isabel, fallecida en Medina del campo el 26 de Noviembre del año 1504, consciente de la situación de su hija, y no fiándose de su yerno, para lo que tenía motivos más que suficientes, lo apartó del gobierno del reino, dándole la gobernación a su marido hasta la mayoría de edad de su nieto, don Carlos.
A Felipe de Ausburgo el testamento de su suegra le entró por un oído y le salió por el otro, y aliado con la alta nobleza castellana, siempre tan atenta a la buena gobernación del reino (al revés te lo digo para que me entienas), tras desembarcar en La Coruña el 26 de Abril del año 1506, consiguió que Fernando el Católico abandonara Castilla (16 de julio de 1506).
En aquel mismo mes de julio las cortes de Salamanca y Valladolid se negaron a concederle a la gobernación permanente del reino, ligando esta a la situación de la reina legítima, doña Juana I. Y entre otras cosas pidieron que se contuvieran los gastos excesivos de Felipe el Hermoso, que no se distribuyeran los cargos del reino a los flamencos de su séquito, y que el Consejo Real revisara y firmara los gastos. Vamos que las cortes no se fiaban ni un pelo del marido de la reina.
Para conseguir el apoyo de la alta nobleza había prometido mercedes varias a cada uno de ellos. Para celebrar una de ellas, la toma de posesión del castillo de Burgos por parte de don Juan Manuel, los reyes se desplazaron a Burgos y allí enfermó y murió el 25 de Septiembre de 1506. O sea, que Felipe el Hermoso gobernó, con reparos por parte del reino, dos meses escasos.

