Vamos allá. Escribir exige ponderación. Me aclara ideas y me matiza muchas cosas. Pero bueno, se benevolente en la medida que puedas...
Es una tentativa a vuela pluma…
Cuando digo que la economía de mercado está atravesada por la lucha de clases, no me refiero tanto al concepto marxista de enfrentamiento inevitable de dos bloques sociales homogéneos (y los conceptos anejos que has incluido pero que no son exactamente éste: pauperización creciente, derrumbamiento inevitable por crisis final, ejército de reserva industrial, etc.), sino más bien a un concepto que hace referencia a la operatividad de una regla de juego asimétrica que hace que uno de los jugadores gane siempre y el otro pierda. El capitalismo funciona, que duda cabe, y algo conectará con la naturaleza humana “transhistórica”. Pero no es el modelo “natural”, de producción, distribución e intercambio humano: es fruto de factores sociohistóricos, de intereses colectivos, y sobre estos hay que analizarlo y juzgarlo. En el análisis te digo que fomenta la polarización ricos/pobres a escala planetaria, que es la escala real del capitalismo. Las clases medias son una rara avis de algunas zonas geográficas del planeta, pero el capitalismo polariza. A los análisis de I. Wallerstein y a Giovanni Arrighi acudo. Como juicio, te recordaré que los socialismos, para mí y para muchos, más que una política o un sistema económico alternativo, son ante todo una postura ETICA de denuncia de los resultados del capitalismo. A fuer de socialista, soy liberal... Por eso parecemos moralistas.
En este caso, no me bajaré de la burra que vea que los resultados del capitalismo son desiguales porque las reglas de juego están diseñadas por (quien detenta la autoridad: ideología) y para mayor beneficio (intereses de clase) de algunos y concretos sectores sociales privilegiados. Los individuos –lo dicen las escuelas sociológicas de toda ralea y “color”- están situados en posiciones sociales diferentes (por social entiendo algo más que el mero sumatorio, la mera agregación de individuos. Me da un poco igual el ¿Qué fue antes el huevo individuo o la gallina sociedad?), lo que les ofrece a priori un repertorio de opciones mayor o menor según casos para elegir. Somos individuos, pero socialmente no iguales
Digo: el mercado capitalista no es un lugar de encuentro ASÉPTICO de individuos que compran y venden (trabajo, bienes, servicios, etc.): es estructuralmente asimétrico. ¿Por qué? ¿Por qué somos diferentes individualmente? Sí, en parte somos desiguales, en tanto que no somos uniformes, somos desiguales en talentos y formas. ¿Por qué? Por factores sociales, contextuales, esto es, al menos inter-individuales.
Éticamente me parece bien partir del sujeto individual como preconiza un cierto tipo de liberalismo (no todos: en esos nos encontraremos, seguro…), porque el siglo XX, por las atrocidades cometidas por ideologías totalitarias y morbosas, han corroborado lo frágil que éste es, y la necesidad de defenderlo a ultranza. Pero el “individuo” es, sin comunidad, sin interacción social, un animal antropomorfo… Abandonemos al niño en la selva, veremos que humanidad tenemos.
En esa comunidad existe intereses colectivos encontrados, y algunos siguen la reglas del juego del “suma cero”. Lo que ganan unos es a costa de lo que pierden otros. ¿Soy libre para jugar?¿puedo dejar de jugar? Aparentemente: la respuesta libertaria (insumisión: decir no), irme a una comuna, marginarme (ermitaño, delincuente, senequista), mixturas, etc. Pero tiene un coste…
Aceptando que somos animales sociales, y que nos vemos influidos, especialmente en las etapas biológicas más dependientes como son la que denominamos infancia, por el ambiente social, aunque no DETERMINADOS en nuestra trayectoria más “individual”, me reconocerás que existen itinerarios colectivos según que posición en la sociedad te venga condicionado, por ejemplo, por tu etnia, nivel educativo, status social, propiedades y bienes familiares, socialización religiosa, etc. Esas trayectorias o itinerarios –más o menos diseñados por las estadísticas- son diferentes en términos de asimetría de partida: dos factores, clase social y status, como buen marxiano-weberiano que soy en esta cuestión, tienen una importancia meridiana. Ese era mi interés en resaltar la cuestión de la falacia del individuo soberano.
En cuanto consumidores (necesitamos energía para mantener las constantes vitales y algo más que “pan”…) tenemos que acudir a la sociedad para satisfacer las necesidades. Saber que “individuos”, quienes detentan el acceso y control de los recursos, quien controla el “tempo” de distribución y quien establece los medios legítimos (leyes) y los lícitos (moral) para acceder a su uso y disfrute son cuestiones claves. Frente a estos temas no soy soberano, porque puedo elegir, pero no diseñar, soy libre a posterior, pero no a priori. La libertad individual, descriptivamente hablando, tiene dos caras: una como libertad de elección (elegir lo que otros me han propuesto), otra como libertad de iseñar (Homo faber: fabricar mercancías, proponer sujetos, elaborar ideologías). Libertad de “elegir” y libertad de “diseñar”, es decir, libertad de responder y libertad de preguntar… Sólo la libertad de diseñar y de preguntar es la propia del que manda. Todo el mundo es libre de votar y de no votar. Todos. Pero no todos somos igualmente libres de “diseñar”, de por ejemplo ser opción de voto. NO TODOS SOMOS IGUALES PORQUE UNOS SON MÁS “IGUALES QUE OTROS”. Su gusto impide el desarrollo de otros gustos: la huella de la jerarquía está presente y condiciona la soberanía de todo individuo.
En el capitalismo, el individuo “isolado” como punto de partida moral y/o intelectual es un mito, necesario, pero insuficiente. Falta el componente social, contextual, comuitario, y reconocer que este está atravesado por la "jerarquía" (mando/obediencia) y el "conflicto" (juego de suma cero: ganadores/perdedores)
Soy libre cuando disiento.
Venga, vamos más cerca, con Kant y, aparentemente, dejemos a los griegos: “Gleiche Freiheit für alle”. Igual Libertad para todos.
That's my socialism!