Que ganas de insultar. Lunático. Hervor.
Sólo te falta decir "pobre hombre..." y estará completa una trilogía. Pero sé que no depende de tu voluntad: no puedes evitarlo. Y que está ahí un ámbito donde esforzarte para mejorar como persona. Ánimo.
Eso del espírirtu crítico es, ciertamente, muy bueno, sí señor. Algo predicable a los cuatro vientos. Ese espírirtu crítico, ese "a veces me pregunto si soy de los míos", sería un paso muy favorable y valiente, propios de espíritus libres, que permite que la intelegencia se ejercite y que la ética penetre en un espacio hasta entonces enseñoreado por el tacticismo. Porque, ante situaciones de "guerra", lso que buscan la paz, estén en el bando que estén, buscan que pierdan los halcones. Yo de un bando hasta ahora sólo veo la muerte y el dolor que producen a muchas familias. Y se agota mi actitud científica para entender el asunto.
A fructibus cognoscitur arbor. No veo nada más. La estrategia político-militar de cierta izquierda abertzale es una rémora, en primer lugar ética, y en segundo lugar política, para el pueblo vasco.
Para quien apuesta políticamente por el derecho de autodeterminación de los pueblos (todo un reto que se plantea al actual status quo del Estado español) y por defender radicalmente la vida y la dignidad humanas sin eufemismos (todo un reto que se plantea a quien reduce la vida a un mero dígito estadístico), repito, para quien defiende ambos derechos, puede quedarse en una posición complicada. A fronte praecipitium a tergo lupi. Porque cualquier tema donde aparece ETA es mentar la bicha para unos y a la sancta sanctorum para otros: todo se encrespa y todo se envilece. Las indulgencias o las excomuniones parecen por doquier.
Pero cuando, al igual que muchos plantean equivocadamente como un juego de suma cero la relación "libertad" e "igualdad" (bien porque a más libertad, menos igualdad; o bien porque a más igualdad, menos libertad), pues con el derecho de autodeterminación de los pueblos y con el derecho individual a querer seguir viviendo, digo, ocurre igual: denunciar activamente la negación de un Estado del derecho de autodeterminación de un pueblo no puede amparar o comprender que se pueda luchar a costa de la vida de las personas.
Desde luego seguiré, en la medida que opinar es hacer política también, defendiendo ante todo la vida, y el derecho de los pueblos a decidir. Pero bueno, que le vamos hacer: cuando la realidad es contradictoria, la única respuesta lógica es la esquizofrénica.