Bien: más leña al fuego je je...
Aceptemos los argumentos de quienes decís que la legislación en un estado de derecho no puede ser quebrantada alegremente por nadie sean cuales sean sus principios o intenciones.
El argumento es irreprochablemente lógico aunque sea discutible, no desde la ley, pero sí desde la ideología pues creo que a menudo es el argumento empleado por quienes quieren deslegitimar al nacionalismo "x" (vasco en este caso), a sabiendas de que en el conjunto del estado es harto improbable que ese referendum no arrojase otra cosa que un amplio rechazo a las pretensiones del Lehendakari.
Desde el punto de vista estrictamente legal es sin embargo indiscutible que la legislación y funcionamiento de un estado debe atenerse a las reglas del juego determinadas por ese estado y no por una parte del mismo, salvo que esas fueran las reglas, lo cual evidentemente no sucede en este caso concreto.
Así que abramos otra vía.
¿Quienes así opinais aceptariais lo siguiente?:
1- ¿Un referendum a nivel estatal relativo a la independencia del Pais Vasco?
2- ¿Un cambio de la legislación para hacer legales este tipo de consultas?
Opino que vuestra postura en lo relativo al funcionamiento del estado de derecho es correcta, pero también que las leyes no deben ser un paraguas bajo el que ocultar la existencia de un sentimiento independentista o discrepante con el estado en determinadas partes del mismo. ¿Que respuesta esperais dar a ese sentimiento, que para más inri se plasma electoralmente en forma de apoyo, absolutamente legítimo y democrático, a determinados partidos.
Opino que las leyes en un estado de derecho deben dar respuestas realistas a problemas reales, no convertirse en pantallas de humo para velar la existencia de esos problemas. Negar el referendum a Ibarretxe es legítimo pero esa legitimidad no debería servir para negar la existencia de un problema serio para la integridad territorial del estado.
Por tanto no basta con invocar al estado de derecho, que es como tratar con analgésicos la fiebre sin actuar sobre el mal que la desencadena. Después de prohibido el referendum ¿que? ¿se sentirán los vascos más españoles, más centralistas, menos federalistas o independentistas?
Hablemos del problema real, puesto que en relación al problema legal teneis razón y es inadmisible que nadie se salte la Constitución a la torera. Defendido el estado de derecho ¿seguiremos negando que existe un problema solo porque acallamos sus manifestaciones externas más evidentes?
¿No habrá llegado el momento de que el PPSOEIU se deje de banderitas, se siente frente a la opinión pública del resto de España y les cuente la verdad?
"Mirad, os mentimos, en el Pais Vasco la gente no huele a azufre, solo una minoría mata, pero muchos, muchos, muchos, no se sienten españoles desde hace muuuuuucho tiempo"
"Mirad, os mentimos, en Cataluña muuuuuuucha gente habla catalán, no lo hacen por joder, es que nunca han hablado otra cosa, estos además no matan nada, ni mucho ni poco, ah, y se nos olvidaba, tampoco huelen a azufre"
"Mirad, aquí, en Madrid, Albacete, Burgos hablamos mucho de España en los mítines, pero en Bilbao nos lo callamos porque si lo hacemos no nos vota nadie"
A lo mejor si "nuestros" (je) partidos son sinceros y prueban a hacer el mismo discurso en San Sebastian, en Gerona o en Toledo sería viable y honesto convocar un referendum, no a nivel vasco, sino de toda España, pero en la actualidad tal idea es un disparate porque "nuestros" (je je je...) partidos políticos juegan con cartas marcadas y estimulan la españolidad y el concepto de España en unas partes del estado con la misma desfachatez con que se olvidan de España e incluso flirtean con el nacionalismo "periférico" de turno en otras.
Entretanto es bastante natural que un independentista sea escéptico sobre la ecuanimidad de un estado del que existen muchas versiones en función de la parte del mismo en que nos encontremos y entienda que un referendum estatal escondería la trampa de que quien lo convocase estaría empleando al resto del estado como lastre a las aspiraciones de una parte del mismo y ello además gracias a la duplicidad de sus discursos.