Visto el éxito que tienen los Iker Jiménez o la notoriedad que alcanzan cosas como esta:
http://foroscastilla.org/foros/index.php?topic=9002.0He pensado que ha llegado el momento de que la luz de la verdad refulja sobre nuestras cabezas y salgan a la luz los demonios que nos alejan de la verdad y que... (creo que me he pasado con las setas...
)
Bueno, mejor hacemos un alto en este foro tan sesudo y dedicamos un espacio a reirnos de los conspiranoicos, pseudo científicos, matamarcianos, historiadores catalanes
etc... y a ver quien destapa la mayor mentira de la Historia de Castilla.
Ahí voy yo, y con una bomba:
COLÓN ERA MANCHEGO
Efectivamente, tras sesudas investigaciones e ingerir un par de setas de aspecto dudoso puedo asegurar que Cristobal Colón era manchego.
En origen el joven que luego conoceremos como Colón no era otro que Cristobal “el Columpios”, un chiquillo inquieto que en su localidad natal de Tomelloso jugaba a balancearse sobre cualquier cosa mientras fingía navergar en barco. Un día se partió los piños y “el Columpios” le quedo por mote de por vida.
Desgraciadamente la opresora Inquisición no podía consentir las veleidades mancheguistas. Nuestras sesudas investigaciones concluyen como para someter a los revoltosos manchegos, poco dados a servir al rey y a España, trazaron una conjura con la que ocultar los orígenes del personaje y hurtar al Tomelloso y a la Mancha toda la gloria del descubrimiento.
Así pues se deshicieron de cuanta documentación acreditase el pasado de Cristobal, latinizaron su nombre de forma tal que Cristóbal “el Columpios” quedó convertido en Cristóforo Columbus y de ahí tradujeron ese falso “Cristóbal Colón” que ha quedado por verdad absoluta. Culminada la vergonzosa ocultación hicieron correr el bulo de que era genovés, mallorquín, de Barcelona y un extraterrestre caido de Marte, argumento este último que de forma inexplicable ha gozado siempre de escasa aceptación.
En el Tomelloso y en La Mancha toda se tomaron muy a mal tanta inquina pero la Inquisición solventó el tema y a quienes protestaban los mandó a la hoguera o a trabajar de forzados en otro proyecto: el de traducir obras catalanas para hacerlas pasar por castellanas, destino cruel y horrendo, de todos temido pues a las pocas horas de trabajo los forzados desarrollaban una enfermedad que les disolvía las meninges causándoles dolorosa muerte. Esta enfermedad, cuyo nombre científico es el de “meningitis catalónica” ha quedado como endémica de la zona y aunque controlada reaparece esporádicamente cada vez que Carod Rovira asoma la jeta por TVE.
Claro está que los manchegos así forzados trabajaban tan a desgana que llenaron las traducciones de catalanadas de todo tipo, de forma tal que recientemente otro sagaz investigador (y no se si comedor de setas en dudoso estado) ha destapado el pastel. (Vease el enlace inicial)
Afortunadamente los inquisidores cometieron un terrible error y es que no supieron ocultar debidamente las manchegadas que afloran a cada paso de la vida y obra conocidas de Cristobal, así lo prueba la irrefutable similitud entre “el Columpios” y “Columbus”, parecido que la Inquisición pasó por alto y hoy ha sido destapado por nuestra sagacidad.
Pero hay más: sabemos que en realidad La Pinta, la Niña y la Santa María no son mas que manchegadas encubiertas y así en realidad podemos concluir que el nombre de las tres naves que surcaron el mar fueron, sin duda: La Pintá, la Guacha y La Virgencica. Probablemete hicieron sus pruebas de mar en las Tablas de Daimiel, aunque la falta de calado solo permitió practicar la situación de calma chicha SIG-NI-FI-CA-TI-VA-MEN-TE, situación que describe después Colón (o mejor “El Columpios”) en su viaje.
Probablemente intentaron practicar en las Lagunas de Ruidera la eventualidad de que la tierra fuera plana y tuvieran que saltar por una catarata o algo así; pero Colón se opuso porque decía que “por huevos” la tierra era redonda.
El problema más serio se les planteó para sacar los barcos al mar. Por un error de cálculo el Canal de La Mancha caía a muchas leguas de allí así que pillaron unos cuantos galeotes, criminales de baja estofa todos ellos, y los pusieron a empujar. Como se negaban pues no quedo más remedio que obligarles a palos y así los hicieron ir a palos, vamos, a a garrotazo limpio, no a no se qué puerto de Huelva, como pretende la Historia oficial.
Todo esto y mucho más en mi libro “Cristobal el Columpios: un descubridor tomellosero” Libro que edito son el menor interés económico ni afán de notoriedad.
Próximamente en sus librerias "Carod es aragonés" "Las Navas de Tolosa fué un fumadero de hachís" y "El Cid era austrohúngaro"