Posiblemente algunos ya lo hayais leido, pero para los demás mirad lo que he encontrado por internet:
El virus se extiende: Tierra Comunera
Marear la perdiz identitaria. De eso va la cosa, por desgracia. El virus nacionalista sigue contaminando. Ahora un grupo extraparlamentario explota los agravios (muy justificados, por cierto) de los habitantes de Castilla.
El partido Tierra Comunera se manifestó ante la Generalidad catalana el pasado fin de semana para reclamar la devolución de bienes culturales castellanos en museos catalanes.
Tras la manipulación que el nacionalismo catalán ha hecho del episodio del Archivo de Salamanca, era cuestión de tiempo que aflorara una reacción castellana. Y como en España, gracias a nuestro lamentable sistema electoral, lo más rentable para hacer carrera política es apuntarse al etnicismo, no han tardado en aparecer los oportunistas de turno, que se han arrogado la representación del agravio en nombre de la patria.
El partido Tierra Comunera-Partido Nacionalista Castellano, defensor del derecho a la autodeterminación y demás zarandajas etnicistas, se ha manifestado en Barcelona para reclamar los bienes artísticos que albergan algunas instituciones catalanas y que fueron comprados a sus propietarios hace décadas.
A pesar del xenófobo discurso nacionalista catalán y vasco, Castilla es la gran damnificada de la historia de España. A costa de Castilla, del esfuerzo de sus habitantes, de su riqueza y de sus recursos, se construyó un imperio que terminó por arruinar a la región y la sometió a los intereses dinásticos de los Austrias con férreos métodos.
Solo cuando el proceso de decadencia de Castilla se consumó, las élites económicas vascas y catalanas decidieron que no podían sacar nada más de la nación en la que, hasta aquel momento, tan a gusto se habían sentido. Entonces se sacaron de la manga sus respectivos nacionalismos y empezaron a predicar que España les había tenido secuestrados.
No es ninguna casualidad que la grave crisis económica y política de finales del siglo XIX coincidiera en el tiempo con la aparición de dos de los más nefastos personajes de nuestra historia, los muy reaccionarios y racistas Enric Prat de la Riba y Sabino Arana:
“Diversos hechos ayudaron a la rápida difusión del catalanismo. La pérdida de las colonias, después de una sucesión de desastres, provocó un inmenso desprestigio del Estado. El rápido enriquecimiento de Cataluña, fomentado por el gran número de capitales que se repatriaban de las colonias perdidas, dio a los catalanes el orgullo de las riquezas improvisadas, cosa que les hizo propicios a la acción de nuestra propaganda dirigida a deprimir el Estado español y a exaltar las virtudes y merecimientos de la Cataluña pasada, presente y futura.”
Estas palabras no pertenecen a ningún “españolista” sino a Francesc Cambó (Memorias, 1876-1936, Alianza Editorial). El trabajo de liquidación de Castilla lo consumó Franco, que manipuló su historia, se apropió de sus símbolos y utilizó la región como si se tratara de un arma.
Sin embargo el reconocimiento de las seculares injusticias que se han cometido en los últimos siglos con los castellanos no justifica el recurso al etnicismo de este TC-PNC, que explota, como todos los nacionalismos, los instintos más bajos y primarios para hacerse con la voluntad ciudadana.
Los actos protagonizados por TC-PNC en Barcelona el pasado fin de semana no hacen más que desprestigiar la justa causa de quienes reclaman, por ejemplo, que no se desmantele el Archivo de Salamanca. Porque resulta que las obras de arte del Museo Marés frente al que se manifestaron los militantes nacionalistas castellanos fueron compradas hace años a sus propietarios, es decir, están en instituciones catalanas con la anuencia de sus dueños.
En este asunto, TC-PNC se ha lanzado a la piscina: no ha aportado la menor prueba de que esos objetos sean producto de una incautación, ha actuado con precipitación e improvisación, sin una estrategia fundamentada en pruebas sólidas e indiscutibles. En definitiva, se ha dejado llevar por el oportunismo y la demagogia.
De este modo, la protesta de TC-PNC desacredita la justa indignación de muchos salmantinos y castellanos ante la cuestión del Archivo y no les ayuda en nada.
El camino de la imitación, de la creación de más grupitos nacionalistas, solo sirve a los intereses de los propios nacionalistas, y en primer lugar de los nacionalistas catalanes y vascos, en absoluto a los de los ciudadanos que dicen representar. Prat de la Riba, el fundador del nacionalismo catalán, lo dejó muy claro:
“Si el nacionalismo de Cataluña consigue despertar con su ejemplo a las fuerzas dormidas de todos los pueblos españoles, el nacionalismo catalán habrá logrado su primera acción imperialista.” (Enric Prat de la Riba, La nacionalitat catalana)
http://nacionalismo.blogs.com/byebyespain/2005/05/el_virus_se_ext.html