Yo no creo que sea una cuestión en la que intervengan masones o israelíes, más bien se trata de antiimperialismo contra la expansión yanqui y de anticapitalismo como defensa de la cultura de cada cual, que es lo que nos humaniza. Frente a la homogeneidad, yo opto por la heterogeneidad. Frente al poder único opto por una saludable descentralización. Frente a la pobreza cultural, opto por la rica diversidad. Las naciones, los pueblos, las culturas... O el nacionalismo en general (al nivel que sea, de estado, de nación, de pueblo...) han supuesto a nivel mundial lo mismo que a nivel español representa el nacionalismo castellano: reconocimiento y protección de la riqueza cultural y las señas de identidad.
Está muy bien que las culturas entren en contacto, como han hecho durante siglos, lógicamente con menor rapidez, creando espacios de mezcla original, pero manteniendo su base. Lo que no me parece tan bien es ese juego dialéctico en el que nos presentan una sociedad multicultural; porque la sociedad multicultural es la sociedad mundial, plena de ricas y variadas culturas. Lo que realmente se esconde detrás del término, es la imposición en cada nación de la "no cultura", es decir, la pérdida de los valores y características de cada una por obra y gracia de la imposición de la forma de vida norteamericana, y la posterior pérdida de identidades.
Este proceso beneficia enormemente la expansión del gran capital internacional. La sociedad homogénea, desmemoriada, consumista, indefensa ante el poder globalizador. Dicho de otro modo, a más naciones y culturas, menor posibilidad de que nos controlen, de un gobierno único a nivel mundial formado por un tremendo engranaje de poderes capitalistas.
El proceso globalizador comenzó tras Yalta, y ya desde los procesos de descolonización asiático-africanos mantiene, especialmente en el caso de Gran Bretaña, mantuvo un tiempo una de sus formas más sutiles en forma de neocolonialismo económico. El capitalismo es una realidad, y nuestra defensa es la unión, el respeto, el conocimiento propio y mutuo, las fronteras y los aranceles.
Yo, al revés, creo en la utopía de la diferencia humana, actualmente amenazada. No son las naciones las que se enfrentan, sino el sistema económico el primero que las hizo rapiñarse y competir, y tras la II Guerra Mundial, comprendió que podía dominarlas desde arriba, sistema actual en el que, como decía más arriba, y en palabras de Chomsky o Beck, nos venden la moto.
Saludos.

