Panadero, voy a hacerte una pregunta:
Está claro que las leyes se exigen a las personas, también está claro que no todos los musulmanes son fundamentalistas, pero reconoce que hay un sector en el estado español que sí lo es. Y algunos de estos pretenden cambiar las leyes mediante un partido político (PRUNE), para que nos adaptemos al Corán. El interrogante es: ¿esto es legítimo?
Diría que no, pero me plantea un problema ético.
¿Es lícito rechazar la voluntad democrática cuando esta amenaza a nuestros valores?
No es tontería. Una aplicación práctica del problema la podrías encontrar en la guerra civil solapada de Argelia de los años 90 en el momento en el que el Frente Islámico de Salvación alcanza el poder por medios democráticos pero se le impide el acceso al poder mediante un golpe de estado. Por muy islamista que fuese el FIS, también fue el partido ganador por sufragio ¿de qué sirven las elecciones si se parte de la base de que hay opciones a las que no se puede dejar ganar... al precio que sea.
La democracia es un sistema político que puede ser abatido usando sus propios mecanismos y a menudo sin infringir la ley. es su debilidad y no cabe duda de que el islamismo la explota.
Frente a esto no tengo respuestas válidas. Una opción posible sería la de tratar de blindar el sistema obligando a todos los partidos al acatamiento de unos valores básicos para poder concurrir a unas elecciones y su inmediata ilegalización en caso de infringir esa ley... algo de lo que en España algo sabemos pues ley hay al respecto aunque no relacionada con los islamistas precisamente. Sin embargo como tu misma verás, la aplicación de leyes limitadoras de la representatividad de la voluntad popular si bien contendría algunos problemas, también los plantearía nuevos... y es que no solo los islamistas son partidos a los que llegado el momento podría interesar no permitir ganar...
No hay solución fácil pues cada una de ellas lleva tras de sí nuevos retos y problemas.
¿Es legítimo que las religiones pretendar formar parte de la maquinaria institucional recurriendo a partidos políticos? Yo creo que no. La constitución dice que el estado es aconfesional y pretender hacer al estado de una determinada confesión recurriendo a este tipo de cosas, me parece un fraude de ley ¿Qué opinas?
Seguimos en un delicado tema ético. La Constitución dice que el estadso es aconfesional, pero la Constitución también contiene en sí misma los mecanismos para su reforma, por lo tanto la constitución es modificable.
Según tu interpretación, sería imposible que existiesen partidos nacionalistas o separatistas, cuyos postulados son contrarios a la Constitución; toda la izquierda internacionalista sería ilegal; el "unionismo" castellano del castellanismo sería ilegal. La Constitución determina como ha de funcionar el estado, no como han de pensar los ciudadanos. La Constitución no puede ser transgredida mientras esté vigente, pero sí puede ser modificada.
La aconfesionalidad del estado hace referencia al propio estado como ente, no a que los ciudadanos de ese estado hayan de ser aconfesionales. El gopbierno del estado no puede ser confesional, pero un partido sí. Un partido confesional podría crecer y forzar una modificación de la Constitución para que el estado dejase de ser aconfesional, del mismo modo que se podría modificar la constitución para legitimar la independencia de territorios o modificar la forma política del estado e instaurar una república.
No, no es un fraude de ley o al menos yo no lo veo así. es usar las reglas del juego en beneficio propio, pero quien usa las reglas dle juego sin transgredirlas en beneficio propio no es un tramposo por ello, sino un jugador hábil.
Volvemos a la cuestión de la solución: se puede vetar a ciertos partidos mediante leyes encaminadas a ello, asumiendo eso sí, que supone abrir un camino peligroso por el que se podría avanzar para limitar otras libertades y derechos. Solución, pero por otra parte también problema.
Si llevamos tiempo diciendo a la Iglesia que no pretenda meterse en asuntos de política deberíamos decirselo a los musulmanes también. El problema, es que los fundamentalistas no quieren entenderlo.
La Iglesia y los musulmanes lo entienden perfectamente, sucede que simplemente, no lo comparten. Si fuera una cuestión de comprensión, el problema estaría solucinado con cierta sencillez.
La Iglesia Católica también tiene sus acólitos que también participan en política y también pretenden influir y de hecho lo hacen. esto es mñas bien un juego a tres bandas:
-Católicos
-Aconfesionales/laicos
-Musulmanes
Y cada bando juega sus bazas para estirar el reglamento del juego a su favor:
- Los católicos afirman que la esencia de España es cristiana y la legislación debe recoger y priorizar esos valores.
- Los musulmanes se aferran a su derecho democrático a la participación política.
- Los laicistas querrían/mos que la religión no tenga papel en la vida pública.
Los laicistas quieren a católicos y musulmanes fuera del juego político. Los católicos no pueden aceptarlo, pero como tampoco pueden aceptar a los musulmanes tienen que inventarse la forma de excluirlos para lo que se aferran a la "raiz cristiana de España". Los musulmanes dicen que los demás somos todos unos hipócritas que solo jugamos a la democracia cuando podemos ganar pero enseguida nos inventamos todo tipo de normas cuando estamos en trance de perder.
¿Quien tiene razón Ginevra? ¿es mentira que la sociedad actual ha tenido que relegar progresimamente al catolicismo a un segundo plano para constituirse? ¿es mentira sin embargo que el cristianismo es parte del sustrato cultural de buena parte de Europa? y finalmente ¿es mentira que somos toodos unos hipócritas y cuando el islamismo avanza democraticamente cambiamos las reglas para que no puedan ganar?
El problema es que todo es cierto, nada es mentira... por lo tanto... elige tu bando. No hay una elección correcta.
Si eliges el bando del laicismo democrático debes asumir tu hipocresía: no puedes dejar que el islamismo, ni el catolicismo ganen aunque lo hicieran de manera irreprochablemente democrática.
Si eliges el bando católico debes asumir que opones tu religión al mero derecho entre iguales para usar de ella como factor que te privilegia políticamente y niega a otros el acceso a la política.
Si eliges el bando musulmán, asume que al chocar radicalmente con la sociedad eres, directamente, un enemigo.
Y la cosa se complica si empezamos a valorar casos intermedios entre esos posicionamientos básicos.
¿El futuro?
Lo desconozco, pero acaso la solución más realista pase por asumir que sí, somos unos hipócritas y blindar la legislación. Bueno sería también poder mantener un diálogo fluido con los sectores más progresistas de la comunidad musulmana, reforzarlos y potenciarlos para tratar de encajar a los ciudadanos musulmanes españoles en la sociedad del mismo modo que encajan otros colectivos confesionales. También resulta fundamental potenciar la integración de las jovenes generaciones para tratar de romper los grupos cerrados muy poco permeables culturalmente, un trabajo que podría desarrollarse vía actividades extraescolares o de convivecia que podrían ser obligatorias para los jóvenes que manifestasen problemas de integración o inadaptación.
Posibilidades hay muchas, pero solo se pueden poner en marcha si nos dejamos de complejos y asumimos el grado de hipocresía que hay en ciertas decisiones. Si queremos ser santos nuestra deportividad será encomiable pero habría que asumir que el islamismo debe tener opciones de ganar como cualquier otra ideología... Hipocresía y seguridad de nuestros valores o deportividad y riesgo de que sean alterados, no hay opción buena, simplemente hay que elegir una de ellas.