Gracias, Ginevrapureblood por responder. Respeto tu opinión, y te agradezco el que animes el debate.
Estoy de acuerdo contigo en que la I.A. tiene el techo electoral que tiene, que por cierto aumenta mucho en situaciones de ausencia de violencia. En ningún momento he pretendido insinuar que conformen por sí mismos una mayoría social.
Y también es cierto, por matizar mi última intervención, que el estado no se siente cómodo en una situación de perpetuación de las violencias. En eso también estamos de acuerdo, no creo que sea responsable plantear que el estado se sienta cómodo en una situación de violencia, de hecho, si lo hiciera, no la combatiría. Al estado le inquieta la situación de violencia, aunque como comentas, sabe situarse, ya que las diferentes opciones de partido se colocan muy hábilmente ante la cuestión para obtener réditos electorales cuando conviene. Por cierto, le inquieta la violencia que se pueda ejercer en su contra, no la que se despliega sobre miles de vascos y vascas que han optado por la política como única vía para llevar adelante sus reivindicaciones, pero este es otro tema.
Ahora bien, la pregunta que planteo es más bien la siguiente (voy a reformularla a ver si me logro explicar):
¿Cómo se siente más cómodo el estado, en una situación de perpetuación de la violencia o en una situación de superación del conflicto en clave política y democrática? O de otra manera, ¿cómo prefiere el estado abordar el problema, tratando de reconducirlo exclusivamente por caminos represivos y policiales, o de una manera política, que conllevaría el reconocimiento del derecho del pueblo vasco a decidir su futuro?
La decisión que está tomando históricamente el estado español habla por sí misma, el estado prefiere hoy por hoy que se perpetúe el conflicto a afrontarlo políticamente, por lo que eso supondría. No es que se sienta cómodo, es cierto, pero puestos a elegir, elige. Y lo hace claramente.
Por eso es importante tener en cuenta que el conflicto entre una parte del pueblo vasco y el estado español es un conflicto de naturaleza política, que tiene expresiones violentas, sí, pero que es de naturaleza política. Ese es un punto que creo conviene aclarar, y espero que estemos de acuerdo. Es más, es algo que debería ser obvio para cualquier castellanista, ya que todo castellanista está planteando al estado el propio conflicto nacional, el castellano.
Me parece fundamental aclarar estas cuestiones para entender que la estrategia actual del estado, que se difunde a diestro y siniestro en todos los medios de comunicación, está planteando que el único problema que existe es determinada organización armada. Y que para acabar con ese único problema, la única vía es policial. El estado niega el caracter político del conflicto. No podemos nosotrxs cometer el mismo error. Claro que existe un conflicto en el seno del estado español y es que se construye sobre determinadas formaciones sociales de caracter nacional, que tienen sus aspiraciones políticas, que no coinciden en muchos casos con las del bloque dominante en el poder.
Aclarando otra cuestión, creo que conviene tener en cuenta también que en la actualidad se está dando un proceso en la sociedad vasca, que viene de años, y que desde mi punto de vista influye muy mucho en la posición que adoptan todos los actores en cuanto a la cuestión sobre la que debatimos. Ese proceso es la conformación de una mayoría social que da por agotado el marco autonómico, que se declara soberanista, que entiende que el pueblo vasco es un sujeto político con derechos, y que está a favor de la superación del conflicto en su totalidad, es decir, entendiendo el conflicto en clave política, no sólo en su expresión armada. Se trata de una fuerza social que plantea que es necesario poner fin a la situación de violencia por ambas partes, y que para ello, se debe tocar el planteamiento de la cuestión territorial en clave democrática: es decir, ambas cuestiones van de la mano. Es lo que están planteando. Fin de la violencia y reconocimiento de derechos. Es necesario el fin de las violencias y el crear una mesa de partidos sin exclusiones en la que se decidan las vías para consultar al pueblo vasco en su conjunto sobre qué relación tener con respecto al estado español y el francés.
Esa mayoría social incluye a la I.A., a Eusko Alkartasuna, a Aralar, Alternatiba, y la mayoría sindical vasca (ELA y LAB). Se trata de una realidad social que no tiene una única expresión política, y que incluye incluso ciertos sectores del propio PNV (como ELA, o ciertas bases), pero que se está plasmando en acuerdos, movilizaciones conjuntas, etc. Se trata de toda una fuerza social, con gran capacidad de convencimiento hacia otros sectores de la sociedad vasca en una situación de normalización, en una situación de ausencia de violencia. Y en mi opinión hay que tenerlo en cuenta.
El marco territorial es una cuestión estratégica de primer orden, porque el estado español es un estado plurinacional, y abrir el debate creando condiciones para abordar dicha contradicción interna, es decir, sentar las bases para que las diferentes naciones puedan decidir su futuro libremente es una cuestión que posee una capacidad de perturbación para el estado mucho mayor que la que puede tener determinada organización armada, mucho mayor incluso que la gestión de la crisis.
Ahora bien, en mi opinión la política del estado cambiará en la medida en que sea posible construir una correlación de fuerzas lo suficientemente amplia como para tener capacidad de persuasión suficiente como para llevar adelante los proyectos. Como ocurre con todas las luchas políticas. A eso mismo es a lo que aspiramos los y las castellanistas. Ya sabemos cuál es la postura del estado con respecto a la situación de nuestra tierra, pero no dejamos de trabajar por ella y por nuestra gente.
Un saludo.