Buenas. Son muy interesantes las declaraciones de los 7 magistrados que han votado por la legalización, ya que vienen a señalar algo que viene siendo habitual en lo que se refiere al conflicto vasco y a la actuación de la justicia: la presuncion de inocencia no funciona, funciona más bien la presunción de culpabilidad. Y en los juicios, se debe demostrar que uno es inocente, en lugar de que sea la fiscalía quien deba demostrar que uno es culpable. Esta vara de medir es la que ha provocado cientos de encarcelamientos bajo condenas de 6 a 20 años a personas que no han cogido jamás un arma, pero como sus objetivos políticos coinciden con los de cierta organización armada, eso basta para demostrar su vinculación. Aberrante, pero cierto. Esto forma parte también de la situación de violencia que se vive en el País Vasco, de la que no se habla, de la que no se opina. Cientos de personas que van a vivir una cuarta parte de sus vidas entre rejas por ser independentistas.
Por otro lado, volviendo al debate con mi querido
Leka, es cierto que existe una mayoría social en el País Vasco que apuesta por el fin de las violencias, pero dentro de esa mayoría social, a su vez la mayoría apuesta también por el único camino que puede conducir a esa situación: la normalización de todas las opciones políticas. Un ejemplo reciente es la manifestación de hoy en Bilbao convocada a favor de la legalización de Sortu que va a ser secundada por muchos partidos políticos (incluidos el PNV), siendo una reivindicación que es sentida como justa incluso por amplios sectores simpatizantes con el PSOE en Euskadi.
Crear las condiciones necesarias para la paz no es dar la razón a ETA. Ese es un discurso inmovilista, repetido una y otra vez en los medios de comunicación, un discurso en el que la razón de estado prima sobre la razón a secas, un discurso en el que ante todo, lo prioritario es garantizar la unidad de España, un discurso que prima un objetivo de estado y que es poco útil en definitiva, que es de lo que se trata. Por eso, las personas de buena voluntad que anhelan la paz no pueden caer en la trampa que se les tiende desde ese inmovilismo, porque ese inmovilismo es el mayor obstáculo hoy en dia para la paz. Dicho esto con el mayor de los respetos.
Existe un conflicto de naturaleza política. Esa es la cuestión. Es algo innegable. Y para poder solucionar las expresiones de violencia que se generan en ese conflicto hay que tomar decisiones políticas. Hay que dar pasos políticos. La izquierda abertzale lo ha hecho. El estado no, aunque se están generando contradicciones incluso en el seno de la judicatura.
Y dar esos pasos o crear las condiciones para la paz no significa ceder ante nadie o conceder la independencia al País Vasco. No es eso lo que se está proponiendo ni siquiera por la izquierda abertzale, no seamos nosotros/as más abertzales que los abertzales. Lo que se está proponiendo es la creación de una mesa conformada por todos los partidos políticos vascos sin excepción, en la que se trabaje en una situación de ausencia de violencia por todas las partes, y en la que se trabaje también por dar la palabra al pueblo vasco sobre qué relación desea mantener con el estado español y el francés. Parece un camino que se podría recorrer. Se trata de un derecho reconocido por la ONU, cuyas resoluciones tan de moda están últimamente. Un camino democrático, en el que se daría la voz al pueblo en un contexto de ausencia de violencias y coacciones, en un marco en el que todas las opciones pudieran pugnar pacíficamente por convencer mediante la persuasión. Un marco en el que se garantizaría que la voz del pueblo fuese respetada, fuese cual fuese el resultado.
Pero el estado trata de negar la naturaleza política del conflicto vasco por todos los medios.
El estado no quiere adentrarse en un proceso democrático. El estado propone la desaparición de ETA sin más, lo que es irreal, lo que no parece que vaya a suceder, y mientras, propone también el que se continue en una situación de estado de excepción en el País Vasco. No sólo no da pasos, sino que continúa ejerciendo violencia, de baja o mediana intensidad, como encarcelar, torturar o ilegalizar.
El estado parece tener miedo a un proceso democrático, y la izquierda abertzale parece encontrarse cómoda en un proceso de tales características. Es el cuento del mundo al revés, ¿no? Pero es así. Y es por eso que la separación entre el estado español y la mayoría social vasca es cada vez mayor. Porque el conflicto en el País Vasco se vive de otra manera.
A estas alturas Leka, tengo que hacer también referencia a una cuestión que me viene llamando mucho la atención desde que estamos debatiendo sobre estos temas, en los que obviamente sale a flote continuamente el tema de la violencia. Y me llama la atención porque hay personas que ponen el grito en el cielo cuando una organización se lía a tiros, pero justifican el asesinato en masa que se produce con las "intervenciones humanitarias". Por eso quería comentar que en mi opinión es evidente que
la violencia en las sociedades modernas está institucionalizada, es decir, no solo es que esté justificada, sino que se instituye como legítima, eso sí, siempre y cuando sea el estado quien la ejerza: eso se llama el monopolio de la violencia por parte del estado. Las instituciones que administran la violencia del estado ya las conocemos.
Y es paradójico que hoy en día se esté bombardeando un país como Libia en aplicación de la legalidad internacional y las resoluciones de la ONU, y en el estado español cueste tanto aplicar esa misma legalidad (derecho de autodeterminación de los pueblos) para poner fin a otro conflicto.
Pero por no irnos por las ramas, hay un conflicto que es necesario solucionar de una vez por todas. Porque ha generado mucho dolor y sufrimiento durante demasiado tiempo. Y para solucionarlo sólo cabe una manera. Crear las condiciones como para que sea posible y abrir un marco democrático para ello.
Un saludo, y encantado de debatir contigo y con el resto de compañeros y compañeras comuneras del foro, más aún sobre un tema tan peliagudo como este.