Podemos dar muchas definiciones sobre el significado del Estado. Pero yo únicamente voy a exponer mi punto de vista, voy a dotar de un contenido al Estado y según ese contenido, es imprescindible en una sociedad en la que coexistan al menos dos individuos.
No voy a entrar por tanto en la función recaudadora, en la función represiva, etc; porque para mi el verdadero valor del Estado reside en el derecho. Me explico mejor:
El papel principal del Estado y su legitimidad en una sociedad, dependen casi en su totalidad de que este represente las reglas que democráticamente una sociedad haya decidido darse a sí misma para regular la convivencia, digo más, no solo regularla, sino simplemente para posibilitarla.
Me estoy refiriendo claro está, al derecho, a las leyes, a las demás normas jurídicas que evitan que impere la Ley del más fuerte. Claro está que a esta reflexión llego desde una valoración negativa de la naturaleza humana, y aunque algunos crean en el flower power, la historia demuestra que no es así. Siempre habrá listillos avariciosos preparados para aprovecharse de otros. Siempre habrá fuertes que le roben el pan al débil. Es la ley natural que decía Hobbes, lo que algunos autores como Tomás de Aquino denominaban el derecho de la naturaleza.
Pues bien, esto no puede ser. Porque el hombre no es un animal instintivo, está dotado de razón. Por tanto, ese derecho natural, o mejor dicho, esa ley de la naturaleza tan primaria, debe caer para dejar paso al derecho emanado de la razón. Dicho al revés: Si eliminamos ese derecho racional, únicamente nos quedará esa primigenia ley de la naturaleza.
Ahora bien, supongamos que hago un acto de fe y creo en la buena voluntad de todos los hombres, y creo también que los conflictos no se regirán por la Ley del Talión ni por la Ley del más fuerte, sino que las soluciones vendrán dadas por la propia racionalidad humana. Y ya es mucho creer, pero vamos a suponerlo por un momento.
En este caso, podríamos encontrarnos situaciones que a todos nos parece razonable resolver de una determianda forma. Pero también podría ocurrir que estuviéramos ante situaciones cuya solución fuera más peliaguda. Ejemplo:
-Individuo A, alegando su libertad, quiere bañarse desnudo en una playa. Individuo B se muestra molesto pues están sus hijos menores presentes. Ambos comienzan un debate con el fin de llegar a una solución. Individuo A no se quiere mover de la playa y sigue alegando su libertad. Individuo B alega también su libertad ambulatoria y tampoco quiere irse pero alegando escándalo público, pide a individuo A que se cubra. Individuo A no quiere dado que considera el desnudo como algo natural y no como algo escandaloso... (Sigue la discusión).
Si no hubiera una ley, ¿cómo se resolvería esta situación, a favor del individuo A o B? Cualquier cosas que se responda, se hará desde un punto de vista subjetivo, o como mucho, desde un punto de vista subjetivo objetivado en virtud de ciertos valores sociales repetidos generacionalmente. Es decir, que desde el punto de vista de la razón pura, no se puede dar la razón ni a un individuo ni a otro, dado que los conceptos se sexualidad, desnudez, etc, son subjetivos de las diferentes sociedades. Así como las mujeres en Afganistán tienen que ir con Burka, en los poblados del Amazonas van semi desnudas.
A veces la razón pura no es suficiente para dirimir porque no hay forma de llegar a una verdad objetiva, en estos casos, la solución más justa, es siempre la que más se le aproxime y que además esté consensuada por la sociedad en que va a regir dicha norma.
El Estado, en tanto conjunto abstracto en el cual se subsumen las leyes que una sociedad se ha dado a sí misma para posibilitar la convivencia, es imprescindible.
Y esta definición de Estado, encaja tanto para una nación, como para una unidad más pequeña. En tanto en cuanto una comunidad se ponga de acuerdo y eleve sus normas de convivencia a la categoría de obligatoriedad, habrá un Estado. Sí, existirá un ente abstracto que no tiene porqué existir materialmente, que recoge todos estas normas que posibilitan la convivencia. Si hablamos de una nación, lo llamo estado, si hablamos de comunidades más pequeñas como ciudades, lo llamo micro-estado.
Cambiando de renglón pero no de párrafo, llega otra pregunta: ¿que ocurriría un una sociedad que se ha dado a sí misma estas leyes de convivencia pero alguien las contraviene? ¿Se le impone un cumplimiento coercitivo atentando así contra su libertad, el gran valor del anarquismo? ¿se le impone también un castillo (derecho penal punitivo) por el incumplimiento reiterado de una norma de convivencia?
Si la respuesta es no, entonces... ¿para que servirían las leyes o normas de esta sociedad? Los ciudadanos, al ver que hay consecuencias penales ni de otro tipo, simplemente no cumplirían las leyes volviendo a la temida Ley del más fuerte.
Si la respuesta es sí, entonces... ¿quien haría cumplir coercitivamente una norma a un ciudadano? ¿cualquier miembro de la comunidad? ¿y quien le otorga ese derecho a ese miembro de la comunidad? ¿el resto de los individuos? Entonces tendríamos que un individuo actúa en nombre de todos, que viene a ser igual que cuando el estado multa a alguien, o encarcela a alguien, en realidad lo hace en nombre de toda la sociedad al considerarse que los agraviados, por ejemplo, en el caso de una estafa a hacienda, somos todos, por tanto, se multa en nombre de todos.
Entonces, ese individuo de esa comunidad, impone una sanción a otro por contravenir las normas, y esa sanción la impone en nombre de una comunidad. Actuaría de un modo casi idéntico a como lo haría el Estado.
Y esta reflexión me vuelve a llevar a que una comunidad organizada de individuos, necesita un estado, micro-estado, o como se le quiera llamar.
Como he dicho antes, el principal papel del Estado es recoger las normas de convivencia, el derecho que una sociedad se da a sí misma para poder subsistir como tal. Y si no se da este presupuesto, no hay derecho, volveríamos al concepto de Hobbes y por tanto, a la caverna, donde impera la voluntad del fuerte.