Hablar de odio entre territorios castellanos como he leído aquí se me hace un poco fuerte y una exageración. Los castellanos somos un poco como la Unión Europea, el europeísmo se acaba cuando tengo que tratar de lo mío. Siempre fue así y no va a ser menos ahora que las provincias son circunscripciones electorales. Pero no creo que odiemos a la provincia vecina que nos quitó el tren, la capitalidad o no se qué institución o proyecto, cuando considerábamos que era nuestra provincia la ideal para albergarlo. Son piques propios de vecindad que se dan a todos los niveles, entre municipios vecinos, provincias o regiones/naciones/ccaaa del Estado. Aviados estaríamos entonces.
No sé ni tengo tiempo en que punto del debate han comenzado los reproches interprovinciales, pero para mí la cuestión es muy sencilla, el nombre que se le debería poner a esta CCAA estaba predestinado a ser controvertido una vez que se trataba de dar nombre a algo que no tenía cobertura histórica. Pero lo peor vino después, unos años después de 1981. Por aquel entonces nuestro inmadurez política y nuestro ignorancia acerca de cuestiones tales como el estado autonómico hizo que dejásemos que los políticos hicieran y deshicieran como les vino en gana y esto que resultó ser un estado de 17 autonomías, cinco de ellas de la división de un territorio histórico, cultura, lingüístico y jurídico idéntico, que es Castilla, podrían haber sido 18, 19, 20 o quien sabe cuantas comunidades Autónomas.
Luego resultó que no estábamos hablando de simple divisiones administrativas para la mejor administración del ciudadano, sino de 17 mini países que debían reivindicarse, sobre todo los que, como Castilla-La Mancha, no tenían cobertura histórica, para igualarse a los que todos tenemos en mente, que si la tenían. Y es ahí, y no por culpa manchego de a pie, donde la junta crea el problema, queriendo elevar a la categoría de región una comarca, cosa que además, consigue en muchos ciudadanos que pasan a considerarme manchegos en territorios que tradicionalmente no estaban incluidos en La Mancha. El problema es que en algún territorio eso no puede calar, porque lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, como es el caso de una de las provincias, Guadalajara.
Y con todo, lo peor es el uso que se hace fuera de la CCAA del termino manchego, se diría por ignorancia, si no fuera porque muchos de ellos son gente, en principio, con estudios, que se dice, su carrera de periodismo, de ciencias políticas y demás, que caen en la torpeza una y otra vez de llamar manchego al señor de Guadalajara, cuando habla o escribe en su periódico, radio o televisión, con miles y a veces millones de oyentes. Desde luego no es un insulto, pero no gusta cuando además se hace reiterado.
Y en estas, haber como se explica ahora, cuando todo este aparato ha estado operando en pos del objetivo que he señalado durante 30 años, que esa petición de cambio de nombre no es ninguna insensatez, por más que el Digital de Catilla La Mancha la calificara de increíble, y que no va en contra de nadie. Pero es que además ni siquiera se lo debes explicar a un manchego, sino incluso a muchos ciudadanos en otras muchas comarcas vecinas donde La Mancha región ha calado, y ha hecho de la suya una comarca de esa región, pongamos por ejemplo La Sagra. Creo que se ha dicho que para el año que viene está petición la firmarán además otros concejales de otras provincias, lo veremos. Espero a ver que van a hacer los de Toledo, especialmente los del norte.
Por lo demás, veamos el lado bueno, con un puñado de concejales de pueblo que ni siquiera han tomado posesión consiguen mil veces más impacto mediático que currándote durante cuatro años las mejores propuestas del mundo mundial. No estaba yo de acuerdo con lo que decía, creo que Serrano, que prefería pocos votos y muchos representantes que ningún representante y muchos votos sacado a poquitos en los distintos pueblos. Lo tendré que reconsiderar, aunque sigo prefiriendo lo segundo, sin deja de reconocer las ventajas de lo primero.
En cuanto al nombre, tampoco me gusta, Castilla La Nueva requiere Madrid y Castilla a secas, no puede ser sin el norte. Yo prefiero Castilla Sur.
Por último, me pregunto si no sería factible y en cierto modo podría paliar este debate y hacerlo menos estridente entre nosotros si se cambiara el nombre de la provincia de Ciudad Real por La Mancha. También podría estudiarse seguidamente cierta revisión de los límites de esa provincia, aunque supongo que legalmente encontraría mayores trabas, muchas menos en todo caso que la unidad de Castilla, desde luego.
Saludos.

