POLITICA TC: OTRO AÑO PARA LA DUDA
Los castellanistas no ven claro el hueco electoral de cara a 2007 • Su principal dilema es encontrar un candidato: Luis Marcos ya fracasó en 2003 pero no tiene alternativa evidente H.J/BURGOS
Tierra Comunera pasó de la gloria al fracaso tan de repente que todavía no se ha recuperado de aquella caída. Entre 1999 y 2003 disfrutaron de su presencia en las Cortes regionales, en el Ayuntamiento de Burgos y en la Diputación Provincial, pero el sueño terminó el mismo día en que Aparicio se convirtió en alcalde.
De un plumazo, los castellanistas perdieron su asiento en Fuensaldaña y los tres concejales capitalinos que sorprendentemente habían logrado cuatro años antes. Por ende, su representante en la Diputación también desapareció. Fuera del mapa político en las grandes instituciones, conservó concejales en Aranda de Duero y ayuntamientos como Caleruega o el Valle de Santibáñez. Pero nunca han sido suficientes.
Los comuneros han perdido los ingresos económicos que les reportaba su presencia institucional pero, sobre todo, peso específico en la vida pública burgalesa. E incluso confianza en sí mismos. Saben que tienen muy difícil recuperar su nivel de 1999, cuando se hicieron hueco en una sociedad tan cansada de los partidos políticos tradicionales que también se echó en brazos de la APBI de Álvaro Baeza.
Los Congresos estatal y provincial que la formación celebró a finales de 2004 no sirvieron para la renovación que algunos sectores del partido reclamaban. Al frente, sosteniendo la imagen del partido, siguen caras sobradamente conocidas como Luis Marcos (secretario general y ex concejal de Burgos), José Ignacio Delgado (secretario provincial y alcalde de Caleruega), Carlos Rad (ex procurador en Cortes), Belén Güemes (ex concejala de Burgos) o Heliodoro Briongos (presidente provincial).
Y es que falta gente joven con suficiente tirón público para convertirse en una verdadera nueva baza electoral. Eso es lo que se observa desde fuera y lo que reconocen en el interior de la propia formación, donde nadie ha dado un solo paso por tratar de presentar a un supuesto nuevo líder castellanista.
alcaldables. A TC, como al resto de partidos, el tiempo electoral se le empieza a echar encima. Queda un año para el arranque de la campaña de las municipales y autonómicas de 2007. Y mucho antes debería haber un candidato que salga a la palestra e inicie el intento de reanimación del castellanismo.
Aunque no lo ha reconocido públicamente, todos saben que Luis Marcos no quiere repetir. La sensación que transmiten los afiliados, a partir de lo que el propio Marcos les ha hecho llegar, es que no guarda buen recuerdo de su paso por el Ayuntamiento.
La pregunta del millón se refiere a su sustituto. O sustituta, puesto que las posibilidades de presentar a una mujer han sido también barajadas como una muestra inequívoca de renovación y apuesta por el cambio de imagen.
¿Hay algún militante de TC que tenga suficiente tirón electoral como para renovar la ilusión y que no pueda ser relacionado con el fracaso de 2003? A día de hoy esta cuestión no tiene respuesta clara.
Los comuneros vuelven a hablar de Carlos Rad, el eterno candidato, el hombre del que todos se acuerdan a la hora de confeccionar listas. Pero nada hay cerrado. La solución no tardará mucho. Si TC quiere volver a dar guerra, tiene que sacar cuanto antes los tanques a la calle. Los necesitará.