Hola de nuevo.
No es demasiado diplomático (ni afortunado) apelar a alguien con un diminutivo sin conocerle. Soy doctor en Filosofía.
Siento discrepar en algunas cuestiones que sostienes, Donsace..
Lo que tú denominas “políticas de homogenización en Francia” es un fenómeno, como he dejado claro en mi anterior artículo, que se manifiesta de un modo muy tardío si las comparamos con el mismo tipo de políticas llevadas a cabo en España (no hay más que ver las fechas de creación de las Academias de la Lengua y la Historia, por ejemplo, o los primeros usos de los términos “España” o “Francia”,sin ir más lejos).
El grado de homogenización lingüística en un determinado territorio puede ser rastreado ,como bien saben los antropólogos y etnólogos, mediante el estudio de la continuidad literaria y documental que muestra la zona de influencia de la lengua en cuestión. Si nos detenemos en el caso de Francia hay una continua tradición literaria en lenguas que no son el francés (sobre todo en provenzal) desde el s.IX hasta mediados del s.XIX (coincidiendo con la proclamación de la II República en 1848 y el principio del fin de las corrientes románticas europeas) sin fallas significativas, lo que denota lo contrario de lo que afirmas precisamente tú que ha ocurrido en Francia, a saber, el citado proceso de homogenización ligüístico y cultural.
Si ahora analizamos el caso de España, ocurre algo distinto; algo inverso, diría yo.
Es precisamente a lo largo de los siglos XVI, XVII, XVIII y parte del XIX, cuando se produce la falla más importante en los documentos escritos en catalán y gallego (el vasco fue un idioma casi ágrafo hasta mediados del s.XIX) coincidiendo con el esplendor literario y lingüístico del castellano, lo que denota una homogenización ligüística indudable coincidiendo con la ampliación de los territorios coloniales y la centralización de la soberanía en la figura del rey, no ya de Castilla, sino de España como realidad política incuestionable. Pero, precisamente cuando en Francia, con la Revolución de 1848, el advenimiento de la II República y el principio del fin del pensamiento y del movimiento romántico (que no olvidemos que fue el que “reconceptualizó” la vieja idea de “nación étnica” como “nación política”- no voy a entrar a esta cuestión porque desborda el tema que nos ocupa, pero el análisis de la tradición post-kantiana con Fichte y Hegel a la cabeza de la idea de “nación” nos podría decir mucho sobre lo que nos ocupa...-), se tiende a la centralización y homogenización, en España, al contrario, se produce un movimiento de corte centrífugo y en cierto modo extemporáneo con respecto a la realidad que Europa está comenzando a vivir con la decadencia de las ideas nacionalistas surgidas al amor del romanticismo. Y en esas estamos desde mediados del s. XIX, en un proceso de “reconstitución y resurgimiento nacional” que nos lleva a cuestionarnos si el vecino del cuarto es de la misma nación que yo o no lo es.
Concluyendo, no es cierto que el francés como lengua se haya impuesto por políticas de homogenización centralizadoras a lo largo de su historia, como afirma Leka, sino que este fenómeno es reciente desde un punto de vista histórico, cuando ya lo que se denominaba “nación francesa” estaba formada y a la lengua de öil, todos los franceses de la nación étnica que fuera englobada dentro de Francia, denominaban Francés.
Tampoco puedo estar de acuerdo contigo, Donsauce, en la cuestión concerniente a los “dialectos”. Es algo muy prosaico, pero escucha hablar a un toledano y a un extremeño, y posteriormente juntas al toledano con un cántabro. Analiza el uso de la lengua que hace el toledano con respecto a ambos en cuestión de acento, de expresiones, de usos léxicos, giros lingüísticos, etc. y saca las conclusiones...¿A cuál de los dos se parecerá más el uso del castellano que hace el toledano?...
En cuanto a la cuestión de que:
“...que sea la lengua franca que se ha escogido en el Estado español actual es circunstancial y no esencial”. Hombre, pues tenemos maneras distintas de interpretar el término “esencial” (será por mi formación filosófica, supongo). Si no es constitutivo y esencial a la lengua de un estado que sea la que mayoritariamente habla y en la que se entienden los ciudadanos, no termino de entender que ha de ser entonces esencial a una lengua de estado...
Leka, en cuanto a tu última intervención aplico los mismos argumentos que he desgranado en el artículo que me ocupa. Niego la mayor: Francia no fue aplicando una política de homogenización cultural y lingüística según se expandía; me remito a los datos y argumentos aportados para sustentar mi tesis puestos de manifiesto en mis anteriores intervenciones en este foro.
Por cierto, no me resisto:
“...mientras que en España la cosa es muy diferente, su origen es confederal, las famosas españas”. El primer uso que se hace del término “confederal “ en el marco de la filosofía política, está en El Principio Federativo, (P.J.Proudhom, 1863) como modelo de organización política que hiciera frente a las reformas centralizadoras y homogenizadoras llevadas a cabo por el gobierno francés a partir del año 1848, como he reflejado anteriormente. De modo que hablar del “origen confederal” de España, es algo traído por los pelos, pues ni la idea de nación política estaba perfilada (la nación política como sujeto de soberanía no existía, pues ésta – la soberanía- recaía en la corona), ni la idea de federación era posible en un régimen feudal.
Saludos.
Proteo

