A lo mejor es cuestión de hacer una petición a los ayuntamientos por escrito pidiendo precisamente la colocación de los símbolos tradicionales, y el escrito acompañarlo de un pendón de las dimesiones adecuadas, para que el ayuntamiento no tenga que hacer un esfuerzo económico, y dado que muchos pagariamos por verlo, pues nada lo pagamos de nuestro bolsillo para que los ayuntamientos se lo rasquen después.
La idea suena bien, pero no seamos demasiado ingenuos. Las cartas remitidas a un ayuntamiento han de pasar por el filtro del secretario. Si superan este trámite, la concejalía de turno o el alcalde serán el siguiente bache. Y tras esto, con suerte, unos pocos de los cientos de escritos con pendones que se envíen acabarán empleándose con el fin por el que se mandan; el resto, en el mejor de los casos, lo utilizarán en el almacén municipal para evitar que se fije el polvo sobre sus cosas. Creo que el esfuerzo económico no compensaría.
Para garantizar un relativo éxito, convendría entregar la carta y el pendón en mano pues le permite al secretario/concejal/alcalde de turno intercambiar impresiones. Es más fácil convencerles de este modo y menos improbable que falten a su palabra si deciden aceptar la petición. No obstante, creo que hay que ir con varias ideas claras y concretas, reflejadas en el escrito como preparadas oralmente:
- Quién o qué organización hay detrás de la iniciativa (contraproducente ampararse en el anonimato).
- Cómo ha surgido esta iniciativa (respuesta a la previsible pregunta de
por qué he de poner esto en mi ayuntamiento).
- Qué fin tiene esta iniciativa (respuesta a la pregunta
qué les digo a los vecinos cuando vean "eso" colgado en la Casa del Pueblo).
- Por qué "esa" bandera (pregunta que a nosotros nos parecerá incuestionable pero que hay que saber responder desde su perspectiva).
Bueno, es una orientación, pero no creo pecar de exagerado, o al menos, el equipo de gobierno de mi localidad pone el listón así de alto (y para cosas más básicas). Está claro que el que no quiera no hará caso de la petición por mucho que se le diga, pero por suerte no serán muchos. El resto no dirán que sí alegremente pero escucharán y en función de lo que se les plantee, decidirán. Que sea un pendón de Castilla no es motivo suficiente aunque seamos castellanos. No se llega al extremo de solicitarles poner la bandera tricolor o la del pajarraco, llenas de connotaciones comprometedoras, pero tampoco es un camino de rosas comparado con que se les regalara la rojiamarilla en alguna versión chula. Por eso creo que el pendón tiene posibilidades.
Por supuesto, habría que comenzar los envíos por aquellos Ayuntamientos donde Pcas tenga representación.
Evidentemente, hay más garantías; al menos de que atiendan y permitan conocer las posibles trabas o excusas que se encontrarán en otros ayuntamientos no castellanistas donde el tema se recibirá con más hostilidad.