Quería rescatar este tema para expresar una opinión más concienzuda. Y es que me he topado con la realidad de los hechos, y no únicamente en mi ciudad, si no en otra región para ser más exactos. A mi amigo Comunero Morado, le quiero decir, un par de cosas: en efecto, no todos los gitanos son iguales en la teórica, pero en la práctica me temo que aún los que están integrados en la sociedad, son gente respetable y de bien, pues son reacios a que por ejemplo y en este caso, su hija, esté con un chico que le han impuesto como novio y al que por supuesto no quiere, o que la hayan sacado del instituto cuando tenía 17 años, para que no siguiera estudiando, siendo esta una mujer inteligente y que sacaba notas muy elevadas y era por lo tanto muy eficiente.
¿Cómo podemos integrar a estas personas? Supongo que eso ya no depende de nosotros, no hablamos de darles casa, o de darles una educación, hablamos de que muchos siguen aún fervientemente sus particulares leyes gitanas. Me parece misógino totalmente obligarlas a tener una pareja sin otro criterio más que la etnia, y apartarla de sus estudios y tampoco dejarla que trabaje. ¿Qué hacemos ante esto?
A mi me parece que el padre no es el culpable en este caso directamente en el primer hecho (que le impongan un novio), pero sí la madre, y en el segundo, retirarla del instituto y privarla de una educación pública, y gratuita siendo tan avispada, me parece culpa de los dos.
Creo que nadie puede influir en la casa de otro, y esto es lo que hablamos de no quererse integrar.
Un saludo.