La historia de Albacete es azarosa y llena de contradicciones y crucwes de intereses "tierra de encrucijada" se dice.
Albacete siempre ha estado a medio camino de todo lo que es casi lo mismo que decir en mitad de ninguna parte.
Para empezar la provincia no es un ente histórico ni medio homogéneo, el área occidental, tierra de las ordenes de caballeria es Castilla la Nueva y el centro y área oriental un punto en el que chocan diversas realidades.
Como ya he comentado el primer aglutinante de los pueblos de la provincia es el señorio levantino del Infante manuel "la tierra de Don Manuel" que se prolongaba hasta el vértice de confluencia del avance aragonés con el castellano, en el interior de tierras alicantinas.
Sobre este nucleo primitivo el infante Don Juan Manuel creará uno de los señorios más extensos de la corona al que dotará de instituciones que en cierto modo lo asemejarán a un pequeño reino.
Hasta el siglo XV esa es la realidad de la zona aunque con una marcada tendencia desde Murcia a que el adelantamiento del Reino de Murcia extienda su influencia más allá de los límites originales de la taifa murciana. El señorío, luego marquesado será un tapón a las aspiraciones del delegado real en Murcia hasta que la derrota de Diego López Pacheco y la enajenación de la mayor parte del marquesado deje un vacio de poder que la corona resuelve extendiendo el adelantamiento de Murcia hasta abarcar a todas las villas de realengo dependientes en lo eclesiastico del obispado de Cartagena, es decir, más o menos hasta la linea del Júcar.
La evolución de la Corona y la caida de los últimos reductos musulmanes tenderán a difuminar el papel de los "reinos" castellanos y en los sucesivos ensayos de distribución territorial buena parte de la provincia si no toda se cuenta entre las tierras de Castilla La Nueva, lo que encaja tanto con la geografía como con el sentir de sus habitantes que durante siglos parecen cultivar un hosco resentimiento hacia Murcia.
Lo que viene despues es la historia de una especie de abrazo del oso de Murcia a Albacete siguiendo las tesis murcianistas basadas en los límites máximos del reino, que ni fueron siempre los mismos ni siempre definieron un reino tan extenso. Murcia-Albacete se convertirá en una especie de fracaso anunciado, con los albaceteños mirando hacia La Mancha y los murcianos velando por sus propios intereses y mirando hacia el norte como quien mira al bicho que anida bajo una piedra plana...
Así que el siglo XX será un periodo de batalla interprovincial tras batalla, he aquí algunas:
-Segregación eclesiastica de Albacete con la creación del obispado de Albacete.
-Negativa de la Universidad de Murcia a establecer una facultad en Albacete y negativa a crear un distrito universitario provincial. La respuesta albaceteña es contundente y la inmensa mayoría de los albaceteños dan la espala a Murcia y estudiarán en Valencia o Madrid.
-Rechazo frontal de la mayor parte de la provincia a integrarse en Murcia ante la génesis de la autonomia murciana. En este sentido el beligerante Fuster Ruiz clamaba desde la Revista Al-Basit la castellanidad de la aplastante mayoría de los municipios albaceteños excepto:
«Por ello, sólo aparecerían como auténticamente murcianas, por razones históricas y de toda índole las siguientes poblaciones: Albatana, Almansa, Elche de la Sierra, Férez, Fuente Álamo, Hellín, Letur, Liétor, Montealegre del Castillo, Nerpio, Ontur, Socovos, Tobarra y Yeste». Pues según sus propias palabras:
«Las cifras totales podrían quedar así: 70 municipios castellanos; uno valenciano y 14 murcianos. En cuanto al territorio, unos 10.673 kilómetros cuadrados, castellanos; 143 valencianos y 4.401 murcianos. Y por lo que respecta a la población con arreglo a los datos de 1975, 242.934 habitantes castellanos, 7.170 valencianos y 81.224 murcianos». le pertenece por su historia, por su geografía, por sus costumbres populares y por su deseo es que la consideren manchega y por lo tanto auténticamente castellana?».He resaltado en negrita una frase especialmente significativa.
-Negativa de Murcia a establecer en Albacete el Tribunal Superior de Justicia, por intereses particulares de abogados y juristas de la capital murciana.
-En el momento más duro del debate regional los municipios del sur de la provincia ensayaran un conato de integración en Murcia, pero con la sarten por el mango las incipientes instituciones pre-autonómicas devolvían antiguos agravios haciendo valer la indivisibilidad de los límites provinciales. Todo ello en medio de un maremagnum de propuestas y proyectos autonómicosque denotan la desorientación general de la sociedad albaceteña en ese momento.
-Mostrando el enorme amor de Murcia hacia Albacete un par de autores murcianos lanzan guias descriptivas una de las cuales bajo título "Murcia" no solo menosprecia sistematicamente a la provincia de Albacete (con la que recordemos pretenden formar autonomía) llegando a calificar de forma casi literal a varios municipios albaceteños de "pueblos de mala muerte" La guía, editada con lujosa encuadernación, está en las bibliotecas...
-Y el fin, Albacete rompe con Murcia tras dos siglo de abusos, desprecios y humillaciones dándole la espalda y sin molestarse en notificar oficialmente la ruptura. Entonces a algún murciano le dió por pensar que hubiera pasado si la relación interprovincial hubiese sido más equitativa y vinieron los lloros, las lamentaciones y las reivindicaciones territoriales sobre algunos municipios, parte de los cuales en la actualidad jura en arameo cuando habla de Murcia por el tema del agua...
Pero tuvieron dos siglos para pensar en todo ello y no lo hicieron.
Así que no nos encasqueteis murcianos. Murcia en Castilla o fuera de Castilla, pero entre Murcia y Albacete que corra el aire, y cuanto más mejor.