-Panadero, ya que tú "has abierto este melón", danos tu definición.
Salud
Pues me resulta difícil pues lo castellano no se define facilmente en función de cosas que otros pueblos no tengan sino más bien por la particular confluencia de rasgos determinados en un espacio concreto de la geografía peninsular que conformó en el pasado el nucleo central, por así decirlo y sin ánimo de ser exacto, de la Corona de Castilla.
Algunas generalidades:
1- El Castellano como lengua predominante y casi única en la mayor parte del territorio.
2- Sobriedad en la cultura material que se define por un predominio claro del pragmatismo sobre la estética.
3- Caracter práctico orientado a la consecución directa de objetivos utilitarios. Poco gusto por la estética si carece de utilidad productiva.
4- Mentalidad orientada a la producción o los servicios siendo el comercio ante todo, un instrumento al servicio de lo anterior, no un fin en sí mismo.
5- Folklore vinculado a lo cotidiano en el que las temáticas acostumbran a relacionarse con el ciclo agrario, las labores o las vivencias. La fantasía, cuando aparece, lo hace en el marco del mundo próximo y real.
6- Religiosidad popular ferviente, donde aún se conserve, pero sobria y serena. Poco dada al exhibicionismo material en la imaginería o al histerismo.
7- Arquitectura popular pragmática supeditando de manera casi radical, la estética a la utilidad. Aún sin supeditaciones la casa popular es sobria en su construcción y con pocas concesiones a la estética.
8- Usos agrarios propios de agricultura extensiva de secano. Por supuesto ni toda la agricultura castellana es extensiva ni de secano, pero si son dos de sus elementos más definitorios y predominantes.
9- Carácter reservado y poco dado a efusiones.
10- Humor socarrón que puede parecer incluso cruel a menudo. Directo y sin concesiones. El humor castellano penaliza la falta de carácter o la debilidad del ánimo y de la voluntad. No se valoran las excentricidades ni aquello que rompe de manera radical con lo convencionalmente aceptado.
11- Tal vez por herencia del pasado o como consecuencia de la evolución cultural el castellano tiende a considerar a la comunidad humana en que reside y que el es inmediata como un conjunto en pie de igualdad con cualquier otro. Las "capitalidades" o la jerarquía entre poblaciones se rechaza o sufre mal. Esto se plasma en fuertes recelos de las aldeas respecto a sus villas matriz o de las capitales de provincia respecto a sus capitales autonómicas.
12- La apariencia social o la busqueda de prestigio entre la comunidad no se define tanto por la apariencia en el vestir o el boato como por la capacidad de aportar beneficios inmediatos a la comunidad. Los alardes o fanfarronadas están mal vistos si no se acompañan de manifestaciones materiales que beneficien al común. Siempre se invitará a comer a las visitas o se les ofrecerá algún refrigerio, en cualquier caso, nadie conocido abandonará tu casa sin recibir el ofrecimiento de asiento y comida, lo que no solo es sociológicamente un vestigio de solidaridad y hospitalidad sino la expresión de poseer en la propia casa la capacidad para sustentar a otros aún cuando la llegada sea inesperada. En cualquier caso es norma casi inexcusable compartir lo poco que se tenga y ofrecer cobijo al amigo que llama a la puerta.
13- Amor propio. La mentalidad castellana no acepta bien la solidaridad ajena y considera casi obligatorio rechazar con vehemencia los ofrecimientos de otros. Esta mal visto no ofrecerse a compartir gastos, demorarse en los pagos o incluso acabarse la última porción del plato compartido que solo se consume previa insistencia del resto de la mesa. Esyta es una diferencia fundamental con los pueblos mediterráneos cuya sociología tiende a ser oportunista en este aspecto. Esto no significa obviamente que el castellano sea generoso y el catalán un gorrón pues obviamente la sociología no mide la calidad humana individual sino que en términos generales la hospitalidad castellana tiende a ser generosa y sus mecanismos de promoción social basados en hechos materiales mientras que un valenciano o un catalán pueden ser extraordinariamente generosos a voluntad pero no se consideran por lo general obligados a serlo sino en función de ella y en sus relaciones diarias tienden a ser individualistas y a tasar las aportaciones de cada miembro de un grupo. Por ejemplo, en Albacete cada miembro de un grupo invita por rondas pues una vez invita el primero el resto queda moralmente obligado a devover el gesto mientras que a 200 km en Valencia lo habitual es que cada cual se pague lo suyo y la generosidad de uno no obliga moralmente a nadie.
Mientras que en Castilla existe una mentalidad que obliga a cada cual a mantener una relación entre iguales devolviendo los favores recibidos, en otras partes la generosidad se vincula a una voluntad puntual y utilitaria. Un valenciano por ejemplo puede ser generoso hasta extremos aberrantes, desbordantes, excesivos, si quiere quedar bien por la razón que sea pero cuando otros invitan su mentalidad es la de aprovecharse de la circunstancia no la de obligarse a corresponder salvo que entienda recibir un beneficio de esa correspondencia.
14- El castellano es igualitarista entre sus iguales y lo manifiesta continuamente, pero una faceta negativa es que se acepta mal que un miembro de la comunidad descolle entre sus iguales de clase o condición. Los mecanismos sociales tienden a penalizar a quien intenta destacar del conjunto por cualquier cosa. Del mismo modo que el orgullo obliga a devolver los favores recibidos y a hacerlos sin esperar nada a cambio, ese orgullo se torna lastre cuando se convierte en una especie de miedo sociológico a "ser menos que" de forma que cuando alguien resulta descollar en alguna faceta algunas personas tienden a considerarlo una amenaza y responden de manera negativa. Lo de "nadie es profeta en su tierra" cuadra bien a numerosas comunidades rurales castellanas. En la ciudad la mentalidad es más abierta.
15- Cultura del vino. Una producción que es común a casi todo el territorio y que es emblema de muchas comarcas. La producción e sobria y poco dada a la experimentación destacando desde siempre los tintos o claretes de alta graduación. El vino blanco, aún hoy en día es poco apreciado a nivel popular y los espumosos son resultado de la demanda de los mismos para determinadas celebraciones.
16- Cultura de caza mayor y menor que en Castilla adquiere un nivel relevante.
17- Las bochas, las birlas, los concursos de fuerza por equipos (como el tiro de cuerda), de lanzamiento de peso, la pelota-mano y deportes de frontón y (lamentablemente) la tauromaquia, definen bien el deporte popular castellano. En muchos pueblos hay y ha habido frontón antes que campo de fútbol.
18- Gastronomía en la que las legumbres y la harina de trigo tienen un papel fundamental, al igual que la caza menor y mayor. El gorrino es casi una religión. Repostería sencilla en la que aceite, harina, azucar, miel, almendra y huevo son elementos prioritarios.
19- Cultura de ganado lanar. Herencia de la Mesta y de la transhumancia que tuvo un papel importantísimo a la hora de difundir el folklore castellano. No solo la lana y el pastoreo en pequeñas explotaciones familiares es un elemento a destacar sino que hay todo un folklore rastreable de norte a sur vinculado a la actividad del pastoreo.
20- Urbanismo rural coyuntural y no planificado. Crecimiento espontáneo basado en las redes de caminos en las circunstancias geográficas, en la disponibilidad de terreno y en los lazos familiares.
Son todo generalidades que habría que precisar, ampliar, matizar y ordenar.

